Es mendocina, tiene apenas 27 años y conduce la cocina del campamento en Everest de una de las empresas más renombradas de expediciones. En el verano austral es jefa de cocina de una compañía argentina en Aconcagua. Habló con CUMBRES sobre su magnífica experiencia y sobre la situación de la pandemia en el monte más alto del mundo.

Huilén Pascual nació hace 27 años en Godoy Cruz, Mendoza, donde reside durante algún tiempo en el año. Gracias a su oficio de chef-técnica en gastronomía- se vinculó con la cocina de alta montaña, y se transformó en su trabajo soñado para siempre, en el campo base del Everest.
En el verano austral es jefa de cocina del campamento de Plaza de Mulas, en Aconcagua, de la empresa Grajales. Y desde este 2021 integra el staff de la cocina de la empresa Furtenbach Adventures, del austríaco Lukas Furtenbach, una de las más prestigiosas compañías de guías en el monte Everest, el más alto del mundo, en la frontera entre Nepal y China.
CUMBRES se comunicó con Huilén Pascual con la idea de conocer su historia de sueños y concreciones. Y tener una fuente directa sobre la realidad en los campamentos de Everest, que tantas noticias diversas y no siempre confiables genera.

La conversación se produjo semanas atrás cuando comenzaron a aparecer los primeros casos de Covid-19 en el CB. Las prioridades en la información retrasaron la publicación del reportaje a Huilén, para dar lugar a otras publicaciones sobre la actualidad del virus en el monte más alto del planeta.
Entre ese entonces y hoy, pasaron muchas cosas muy importantes.
En primer lugar, en Furtenbach se produjo una docena de contagios, la mayoría en el equipo sherpa. Por tanto, dieron por concluida la expedición, desarmaron campamento y volaron en helicóptero primero a Lukla y luego a Khatmandú.
Ya en la capital de Nepal, Huilén recibió la mejor de las noticias. Fue confirmada como jefa estable de la cocina de FA en el campo base más codiciado del mundo.
El sueño de la chef mendocina se está convirtiendo en realidad. Invitamos a leer sus palabras, como fuera dicho emitidas semanas atrás estando aún en el CB de Everest.

CUMBRES: Contanos quién es Huilén Pascual y cómo fue tu vinculación, a través de tu profesión, con la montaña, en Aconcagua y en Everest.
Huilén Pascual:
Bueno, nací en Godoy Cruz, Mendoza, donde suelo vivir, pero soy bastante viajera. Tengo 27 años y soy técnica en gastronomía. Hace mucho que trabajo en la cocina, en un determinado momento con mi propio negocio me cansé. Vivía en el Sur en ese tiempo. Cerré y me fui a Mendoza.
Hablé con un amigo que trabajaba en la montaña, me programaron una entrevista y quedé para trabajar. Mi vida a partir de ahí cambió para siempre.
La primera temporada trabajé en AMG (Aconcagua Mountain Guide) y después comencé con Grajales. Hoy soy jefa de cocina de Plaza de Mulas. Amo mi trabajo en la montaña, me encanta trabajar con Grajales, es una gran empresa que apostó un montón a mi crecimiento y eso me pone muy feliz. Siempre con nuevas propuestas y apuntando a lo más alto.
Hoy no cambio por nada mi trabajo en la montaña, después de pasar por tantas cocinas descubrí que en la montaña es donde más cómoda me siento, encuentro muchos desafíos y no paro de aprender.
C.: ¿Cómo logras incorporarte al staff de Lukas Furtenbach, que es un referente de expediciones del Everest?
H. P.: Lukas fue a Aconcagua y tomó servicios con Grajales. Fue por la quebrada de Plaza Argentina para hacer el glaciar de los Polacos. Quedó bastante enamorado de la cocina que manejábamos, así que habló con Fernando (Grajales) para ver si podía recomendar a algún cocinero… ¡y acá estoy!

Cuando me hicieron la propuesta quedé encantada, por supuesto. Obviamente no imaginaba lo que me esperaba acá. Yo no le cociné a Lukas en Aconcagua, así que lo conocí recién acá. Es una gran persona, con una humildad enorme, maneja una empresa inmensa y hermosa, es muy humilde.
Soy feliz de poder trabajar acá y haber encajado en lo que él necesitaba. Creo que la cocina necesita gran estructura, un gran estudio y que dio con la persona indicada. Soy feliz de haber encontrado mi lugar en esta empresa y de saber que voy a permanecer como parte del staff y como pionera en la línea gastronómica del lugar.
El dueño es una persona muy joven que apuesta a mi crecimiento, así que soy muy feliz de estar acá. Es un sueño que ratifica que mi amor por la cocina de alta montaña es inmenso y que he encontrado mi lugar en mi profesión.
C: ¿En qué consiste el trabajo que haces diariamente en el campamento en Everest?
H P: Mi trabajo es bastante nuevo, tengo mucha libertad, nunca recibí directivas ni nada por el estilo. Digo que soy pionera porque nunca antes había habido una mujer trabajando en un campamento en Everest, no solo en la cocina. Acá son todos operados por sherpas. Un orgullo ser la primera mujer y ser argentina, orgullo de hacer lo que me gusta.
Mi trabajo consiste en variar el menú. La comida nepalí es excelente, pero tienen un recetario muy acotado, las expediciones duran mucho tiempo y las personas se cansan. Parte de mi tarea consiste en volver ese menú más variado.

Además, la cocina necesita una reestructuración completa, necesita orden, los cocineros necesitan una guía porque es mucho oficio y si bien son muy buenos, necesitan guía para manejar mejor los tiempos y espacios.
Estamos estudiando un menú interesante para deportistas de alto rendimiento. La propuesta está en pañales, pero vine a eso, a dar mi propuesta de cocina de alta montaña. Y soy feliz porque me recibieron con los brazos abiertos y escucharon todo lo que tengo para brindar.
Y también aprender de los cocineros de acá. Si bien lo hacen de oficio y no tienen ese orden académico occidental, son felices y están abiertos a las propuestas. Son personas que todos los días se levantan con una sonrisa. Eso no tiene precio y no se aprende en la facultad.
C.: ¿Cuánta gente integra el staff, de qué nacionalidades y cómo te llevas?
H. P.: El staff está dividido entre sherpas y los guías y personal de las expediciones. Como operarios del campamento somos 33 sherpas y yo. Como operarios de la expe hay tres guías, profesora de yoga, una médica, el dueño. Y yo que también formo parte, mi papel es muy nuevo y convivo con las dos partes, me encanta.
Al principio fue difícil. Llegué, entré al parque con la expe clásica, pero en un momento me separé y llegué al CB dos días antes. Fue duro porque es una cultura antiquísima. Todos los sherpas entran por linaje, y de repente que llegue una mujer a irrumpir con el orden establecido… no fue fácil.

Pero de a poco me fui ganando mi lugar y ahora el sherpa team me adora, son grandes personas. Y el personal de la expe un lujo, los guías y la médica me adoptaron como una hija. Soy la más chica del staff.
Lukas (Furtenbach) es super amable, así que soy feliz. Mi trabajo es super valorado y tanto los sherpas como el personal de la expe me quieren un montón, así que soy muy feliz.
C: ¿Cómo encuentras el perfil de expedicionarios que atiendes en Everest, a diferencia de Aconcagua?
H P: Es una expe grande que se divide en dos. Está el classic team, yo entré con ellos, incluso estuve en el hotel con ellos en Khatmandú como una más. Son un amor. El flash team no he tenido mucha relación, pero es gente agradable.
Yo trato muchísimo con los clientes. En Aconcagua no porque allá hay tanta cantidad que no tengo la oportunidad de estar con todos.
En cambio, acá sí. Incluso cuando terminamos el servicio de la noche voy al comedor, estoy con la gente. Puedo disfrutar, conocer gente, estar con ellos.
Son 23 personas como mucho, incluyendo los miembros del staff, así que tengo una relación super fluida y eso me encanta porque puedo conocer. Sé a quién le cocino, sé qué le gusta a cada uno.

Es diferente porque por un mes y medio estoy cocinando para las mismas personas. Es un desafío con una carta totalmente nueva de ingredientes cocinar comida variada y darle más o menos en el calvo a todos. Soy feliz y me encanta relacionarme con las personas a las que estoy acompañando en su sueño, cocinándoles.
C.: ¿Qué medidas de control y seguridad para Covid-19 tienen en tu campamento y cómo es el cumplimiento?
H. P.: Es difícil poder controlar esta situación sobre todo por el arribo de mercadería, de dónde viene, uno no puede controlar todo. SI bien nosotros tenemos recaudos, la mercadería viene de Khatmandú o de otros lugares del mundo y no sabemos exactamente qué pasa en el medio.
En Nepal es todo bastante rústico. En el campamento las medidas son las básicas, barbijo, alcohol en gel, guantes en la cocina. Pero mucho más no se puede prevenir, la vida en la montaña es bastante rústica, muy complicada.
C: ¿Cuándo finaliza tu temporada de trabajo allá y qué piensas hacer en el futuro, en Aconcagua, en Everest, etc?
H P: La temporada finaliza dentro de unas dos semanas, me ha resultado muy corta, la he disfrutado muchísimo. La verdad que el campo base por el lado de Nepal es mágico.
Es rarísimo porque en Aconcagua estás 4 meses y acá sólo 1 mes y medio. Tenemos pensado grandes proyectos para trabajar acá en la empresa. Eso me pone muy contenta porque eleva muchísimo el nivel de la gastronomía nacional nuestra.

Soy feliz y no puedo creer de poder lograr ser una buena referente en la cocina de alta montaña. Hace mucho tiempo que estoy estudiando y me pone muy feliz disponer el espacio para llevar a cabo todo esto que tanto esfuerzo y cariño me ha llevado.
Pienso que el año que viene entraremos por China, si está abierto. Acá el CB de Nepal es hermoso, pero el arribo de la mercadería es más complicado, el clima es más cruel. No conozco por el lado del Tíbet, así que feliz por eso también.
Espero este año poder hacer la temporada de Aconcagua. Y feliz de poder trabajar en la empresa Grajales, una empresa diferente que maneja otros estándares gastronómicos y que me brinda el espacio para poder aplicar mis proyectos. Feliz de trabajar con Fernando, una gran persona.
Espero poder seguir cocinando en otras cocinas de otros campos bases. Acá tengo el espacio y apunto a que cuando todo esto esté un poquito más estable, pueda estar cocinando en otros campos base.
Muy feliz de estar fija en Everest y en Aconcagua. Totalmente agradecida y gracias también a CUMBRES por darme este espacio muy significativo para mí. Espero poder conseguir el apoyo de las marcas interesadas, porque realmente es carísimo invertir en aprender, en el equipo, en llegar a los lugares.
Soy muy joven y humilde, he trabajado un montón para llegar a donde estoy y me cuesta creer estar acá y que el sueño de mi vida sea algo tan llevadero y lindo.