Una empresa europea que opera en Everest anunció la suspensión de su expedición para no someter a riesgo de contagio a clientes y empleados. En otros campamentos, algunas compañías no observan los protocolos y siguen adelante con las expediciones, pese a la gravedad de la situación.

El campo base del Everest, el lugar más convocante de expediciones de alpinismo de todo el mundo y a la vez el más anárquico, no deja de generar sorpresas y situaciones cercanas al surrealismo, en medio de la pandemia por Covid-19 que sacude al planeta desde hace más de un año.
Varios casos confirmados de coronavirus en alpinistas que pretendían subir a la cumbre más alta del planeta, con algunas consiguientes evacuaciones, acentuaron la preocupación. Y así desencadenaron la decisión de algunas de las empresas de expediciones de dar por concluido el intento, y desarmar los campamentos en orden de preservar la vida y la salud de clientes, guías, porteadores y campamenteros.
Es el caso de Furtenbach Adventures, cuyo titular es el austríaco Lukas Furtenbach, quien a través de sus redes sociales informó su determinación de cancelar la expedición que actualmente lideraba en Everest.
“El número de personas infectadas con Covid en el campamento base está aumentando. Por lo que, por razones de seguridad, la expedición finaliza de inmediato y comienza el viaje de regreso” anunció en su Instagram.

Tras reconocer lo difícil de la decisión, Furtenbach razona que escalar por encima del campamento base con los números de coronavirus en aumento masivo y arriesgar las vidas de sus 20 clientes, 4 guías de montaña y 27 sherpas, sería una gran irresponsabilidad.
Aumento de riesgo
El propio empresario confirma lo que las autoridades de Nepal y los ejecutivos de la mayoría de las empresas de expediciones se niegan a reconocer e informar. Y es que en los últimos días la cantidad de infectados de Covid-19 en el CB del Everest ha aumentado enormemente.
Afirma que el equipo de FA permaneció aislado todo el tiempo y con permanente monitoreo por parte de una médica que integra el team. “Hicimos pruebas con regularidad, incluso a diario. Pero ahora se ha llegado al punto en el que nos desconectamos”, lamenta Furtenbach, sin ocultar su sorpresa por la inacción del gobierno nepalí.
Pese a haber equipado ya los campamentos de altura en los últimos días y que los clientes se encuentran correctamente aclimatados, el austríaco insiste en que un ascenso “es demasiado peligroso porque hay mucho menos espacio en los campamentos altos. Por lo que el riesgo de infección aumenta automáticamente”.

Ante la posibilidad cierta de contagios a gran altura, que puedan desarrollar síntomas en aquellas condiciones, sería muy dificultoso el auxilio. “No asumimos este riesgo, ni por nuestros sherpas ni por nuestros clientes y guías. Por eso nuestra expedición se detiene inmediatamente”, comunicó.
Fiestas y celebraciones
Más grave aún, Lukas Furtenbach denuncia que algunos equipos de sus colegas “simplemente no observaron las medidas de precaución elementales”.
Tal como se puede comprobar en las redes sociales de varias compañías y guías con sus clientes en Everest, Furtenbach asegura que son habituales “reuniones entre los equipos. Hubo celebraciones y se hicieron fiestas. Por eso hay un aumento repentino de personas infectadas con coronavirus” cuestionó.
“Fuimos aún más cuidadosos cuando comenzó el brote en el campo base. Cuando escuchamos de los primeros equipos con casos de Covid, el gobierno negaba estos casos y otros equipos aún tenían fiestas” delató visiblemente ofuscado.
La denuncia de Furtenbah es fácilmente comprobable con sólo recorrer las redes sociales de las más conocidas empresas de expediciones, la mayoría de Nepal. La periodista española Ángela Benavides da cuenta de estos irresponsables festejos en un informe que publicó en Explorers Web.

“Varios grupos se sintieron lo suficientemente bien como para hacer una fiesta con música en vivo, como si el Covid no existiera” refleja Benavides en su artículo. Al respecto, menciona una jam sesión en uno de los campamentos con la presencia de un conocido cantante pop que actualmente intenta escalar Everest. Música y baile compartidos con los más mediáticos guías y empresarios nepalíes del Himalaya.
Varias de las figuras en estas celebraciones cuentan con casos de clientes contagiados en sus expediciones, algunos incluso evacuados. Sin embargo, no parecen tener real consciencia de la grave situación a juzgar por su comportamiento social tan extrovertido en un campo base sitiado por el virus.
“Seguir enviando gente es negligente”
Ángela Benavides va más a fondo aún e informa que a la fiesta asistieron “varios recién llegados del campamento base de Dhaulagiri, donde el Covid-19 diezmó a los equipos de escalada. Los casos en Dhaulagiri comenzaron después de que los escaladores llegaran de celebrar su triunfo en Annapurna en Pokhara. No se realizaron pruebas de Covid posteriores a la celebración. Ahora, algunos de ellos se han dirigido al Everest sin esperar al menos cinco días (el tiempo promedio para que el virus aparezca en las pruebas)”.

Lukas Furtenbach se encarga de acreditar el grave panorama que por todos los medios se intenta minimizar e incluso ocultar. “Todos sabemos que hay un brote masivo en el campo base. Todos los equipos. Los pilotos lo saben, los seguros lo saben, la HRA lo sabe. Seguir enviando gente es negligente desde un punto de vista legal e inhumano desde un punto de vista moral” concluye finalmente.
Una situación de verdadera anarquía que se describe en el campo base de Everest. Que despierta la preocupación e indignación en la inmensa mayoría de los actores del alpinismo responsable de todo el mundo.