El gobierno de Nepal anunció que se apresta a trasladar de sitio para 2024 el campo base del Everest (8.848 m), emblemática y concurrida plataforma de lanzamiento de los ascensos al monte más alto del mundo.
La razón de tal decisión está fundada en las consecuencias que el emplazamiento causa en el glaciar sobre el que está asentado, Khumbu. En definitiva, la conjunción allí del calentamiento global y la actividad humana, no podrían arrojar otra decisión.
El campamento, situado a 5.364 metros, es utilizado cada temporada de primavera por hasta 1.500 personas. Pero el glaciar Khumbu que lo cobija, se derrite sin prisa ni pausa.
En un informe redactado por el corresponsal en medio ambiente en Nepal de la BBC londinense, se asevera que las autoridades nepalíes buscarán un nuevo sitio a más baja altitud, de 200 a 400 metros, donde no haya hielo todo el año.
Investigadores dieron cuenta que el agua que se derrite desestabiliza el glaciar. Por eso, es cada vez más frecuente la presencia de nuevas grietas durante la noche, mientras los escaladores duermen.
Cuidar el glaciar y el negocio
La medida resulta a todas luces saludable desde el punto de vista de la protección ambiental. Pero, es claro que la sostenibilidad del millonario negocio del alpinismo turístico casi excluyente en Everest, moviliza la iniciativa.
Un estudio de investigadores de la Universidad de Leeds en 2018 en el glaciar, comprobó que, próximo al CB, el ritmo de adelgazamiento es de 1 metro por año. Y la pérdida de agua asciende a 9,5 millones de metros cúbicos en igual lapso.
El glaciar en mayor proporción está cubierto por escombros, y en menor medida presenta sectores de hielo expuesto, o acantilados de hielo. Es el derretimiento de este hielo vertical lo que más desestabiliza el glaciar.
Alpinistas, campamenteros y autoridades verifican también que un arroyo que corre al medio del campo base, cada vez se expande más.
La masiva presencia de gente en el campamento en el mismo período, no contribuye en nada a morigerar el problema. En los alrededores se calculó que 4.000 litros de orina “riegan” el glaciar cada jornada.
A eso se suma la enorme cantidad de combustibles como querosén y gas que allí se quema para cocinar y calentar. Lo que claramente también impacta sobre el glaciar.
El inconveniente que las empresas de expediciones encuentran en un futuro campo base más bajo, es que aumentaría la distancia del ascenso desde allí hasta los campamentos superiores.