El italiano Matteo Della Bordella es uno de los más destacados alpinistas de la actualidad. Cultor de un estilo puro y natural aprendido de su recordado padre y del legendario Ragni di Lecco, persigue desafíos de escalada remotos y complejos. Compartió con CUMBRES profundas apreciaciones sobre el mundo del alpinismo.
Matteo Della Bordella nació en Varese, Italia. Sus primeros pasos en la montaña los dio a los 12 años junto a su inolvidable papá, Fabio -muerto trágicamente en un accidente de montaña en 2007-, en una temprana cordada que definitivamente despertó su vocación alpinista.
En 2006 se incorporó al legendario Ragni di Lecco, un grupo conformado en la post guerra que convocó a grandes montañistas italianos del siglo pasado y que aún hoy forma y cultiva alpinistas de reconocimiento mundial.
Ingeniero y Doctor en Gestión, Matteo Della Bordella nunca se apartó de su verdadera pasión, el montañismo. Entusiasta de las paredes verticales más recónditas y complejas del mundo, siempre fiel al estilo que aprendió desde pequeño: libre y liviano.
Erigido en uno de los más brillantes alpinistas de la actualidad, Della Bordella fue presidente de Ragni di Lecco en la sede local del Club AIpino Académico Italiano (CAAI), escribió un libro publicado en 2019 “The Less Beaten Way” y brinda regularmente conferencias y charlas motivacionales sobre sus experiencias en alta montaña.
Logró innumerables hazañas de altísimo nivel deportivo que le valieron varios premios. Entre ellas, la ascensión libre de la ruta Freerider en Yosemite, Estados Unidos. La cara Oeste de la torre Egger, en la Patagonia argentina. Un muro de granito de 500 metros en 17 largos de escalada libre hasta 6b+ en la torre de Uli Biaho (6.109 m), del grupo Trango, en Pakistán. La primera repetición en estilo alpino con escalada libre hasta 7b+ de la Via dei Ragni, en la cara Este del Fitz Roy. Entre muchas otras.
Una apacible mañana de fines del verano en un pintoresco café de Pont Saint Martin, el pueblo de ingreso al Vall D’Aosta, Italia, vecino a Quincinetto donde hoy reside, fue escenario para la distendida y vital conversación de CUMBRES con Matteo Della Bordella.
CUMBRES: ¿Qué es Ragni di Lecco, cómo se conforma, cuál es el espíritu y qué significa ara Matteo Della Bordella?
Matteo Della Bordella: Los Ragni di Lecco nacieron en 1946, en Lecco, justo después de la guerra mundial, época de mucha pobreza. Al inicio el grupo estaba formado solo por 4 jóvenes. El objetivo era tener medios para ir a la montaña, compartir, comprar cuerdas, botas.
En Lecco está una montaña llamada Grigna. Todos los escaladores la escalaban, es un lugar de caliza. Poco a poco el nivel empezó a subir. Algunas personalidades muy fuertes ingresaron al grupo como Riccardo Cassin (Friuli 1909-2009). El grupo comenzó a hacer expediciones fuera de Italia.
La primera importante fue al Denali, donde subieron el espolón Sur (1961) con 7 componentes del grupo y abrieron la ruta llamada hoy Cassin. En ese entonces recibieron un telegrama del presidente John Kennedy.
Desde ahí surgió mucha actividad en todo el mundo.
Por supuesto la Patagonia fue un lugar en donde los Ragni se enamoraron, fueron muchas veces. La ruta Ragni al cerro Torre en 1974 marcó la historia del grupo. También subieron la Este del Fitz Roy, el Murallón, el Sarmiento. Casi todas las montañas tienen una ruta de Ragni.
En los años ‘70 estaba Casimiro Ferrari y fue una época muy importante. En los 90 y principios de 2000 el grupo pasó momentos de dificultad porque faltaban jóvenes y hubo algunos accidentes.
El grupo comenzó a renovarse de forma importante 10 años atrás, desde 2010 aproximadamente, con una nueva generación de alpinistas, que todavía estamos acá. Muchos chicos jóvenes, más que yo, que vamos a escalar por todos lados. Pero Patagonia sigue siendo lugar favorito.
C: ¿Cómo seleccionas tus desafíos, tus próximos objetivos?
MDB: Para decidir un desafío una montaña tiene que integrar placer. Tú miras 10 fotografías de montañas, seguramente algunas vas a decir “qué bien, qué buena”. Y en otras dirás “Faaaa!!!”. Bueno, esa elijo.
Es un proceso espontáneo, natural. Desde la primera vez que vi las montañas de la Patagonia me golpearon mucho, me enamoré de eso. Mi próximo desafío es ir a la Patagonia donde quiero escalar la cara Este del Torre en estilo alpino. Ya intenté eso hace un año, con mi amigo Matteo Pasquetto que ya no está más. Este año haré todo lo posible por ir.
Hay alguna ruta allí, pero nadie subió esta cara en estilo alpino, es decir salir desde la base hasta la cumbre sin cuerdas fijas ni campos intermedios.
Voy con dos compañeros. Este proyecto nació con Matteo Pasquetto y Matteo Bernasconi, que era mi compañero principal y mejor amigo. Falleció el año pasado en mayo en una avalancha. Pasquetto falleció tres meses después en las Grands Jorases, Mont Blanc. Era el sueño de los tres y yo quiero completar ese sueño para ellos.
Mis nuevos compañeros están muy motivados, ellos son Luca Schiera y Matteo “Giga” De Zaiacomo, de Ragni di Lecco, cordada con la que ya hicimos otras expediciones.
C.: ¿Alguna vez pensaste en cambiar tu estilo, o adaptarlo quizás para un tipo de expedición más comercial, guiando grupos por ejemplo?
MDB.: Para mí la montaña no es comercial, es algo que tienes que sentir, desear subir. A mí me gustan las montañas de Patagonia donde no tienes impacto humano. Eso es lo bueno de Patagonia, si bien los últimos años va mucha gente, cuando vas a escalar no encuentras cosas dejadas por otras expediciones.
En una expedición comercial no es así, la gente paga para subir montañas, para ser porteadas hasta arriba y no es mi manera de ir. No me interesa así porque a mí me gusta realizar mis sueños con mis propias fuerzas, no con servicios de otras personas.
Yo no tengo nada contra la expedición comercial. Es muy bueno que haya distintos estilos de escalada, algunos de una manera, otros de otra, algunos van a 8 miles otros escalan roca. Eso es muy bueno.
Pero creo que debería haber una regla para todas, que es dejar la naturaleza y la montaña limpias, como la encontraste. Eso debería ser básico para todas las expediciones. Si vas a un 8 mil con cuerdas fijas, muy bien para vos, pero hay que bajarlas. Pero si no, no está bueno.
Si escalas en estilo alpino, por definición no vas a dejar mucho material ni mucho impacto en el ambiente. Ese estilo me gusta más por esa razón, porque es muy simple y natural. Sos vos, los amigos, preparas tu mochila con poco equipo, vas, escalas, bajas y quien viene después, los jóvenes, pueden vivir la misma experiencia porque la montaña está como vos la encontraste.
C: Ser montañista de elite es dialogar cara a cara con la muerte en cada desafío. ¿Sentiste alguna vez en alguna montaña que todo terminaba?
M.D.B: Años atrás con Matteo Bernasconi escalamos la cara Oeste de la torre Egger, el segundo intento en dos años que hacíamos. Estábamos bastante cerca de la cumbre, el último largo difícil, y yo estaba atento a la reunión y un clavo arriba de la reunión se salió y luego también otros dos friends. Quedamos nosotros dos colgados solo con un friend muy chico, un 03.
En ese momento fue real, sentí que fuimos más allá del límite, del límite del miedo también. Bajamos, pero estos episodios, cuando te pasan, hay que pensar en eso y comprender y aprender de eso para situaciones futuras.
No hay que dejar todo ahí y no pensar más, hay que analizar todo lo previo, por qué llegaste a ese punto y puede ser que fuiste más allá de tu límite. En el futuro hay que parar un poco antes. Hay que aprender y que sira ara el futuro.
C.: ¿Cuáles son los grandes montañistas que admiras, con quienes te has formado y has aprendido?
MDB.: Uno que no es muy famoso y que nunca conocí pero admiro muchísimo es Casimiro Ferrari (Lecco, 1940-2001). Por sus ascensiones en Patagonia que fueron increíbles. Y por su carácter, su terminación, que es única. Y todavía no es tan famoso en Italia como en Argentina, porque en Italia hay otros más famosos. Este año hace 20 años que murió.
Los belgas Nicolas Favresse y Sean Villanueva, que son muy famosos. Antes eran mis ídolos y ahora son mis amigos. Escalamos e hicimos expediciones juntos en Baffin, y este año en Groenlandia. Son grandes porque tienen un nivel increíble y tienen mucha buena onda cuando escalan, sonriendo y haciendo música. Pero no son solo eso, son muy fuertes.
C: ¿Dónde sentiste más sensación de soledad y aislamiento? ¿Groenlandia o Patagonia?
MDB: En Groenlandia cuando partes de un pueblo estás totalmente aislado en la expedición. Es único porque realmente estás muy lejos de todo. En Patagonia, depende. Hay lugares en donde estás fuera del mundo, como en 2018 en el cerro Riso Patrón, en Chile, que llegamos en kayak. Ahí estás en el culo del mundo.
Ahí no hay nada, es una soledad increíble como en Groenlandia. Pero en otros lugares como de El Chaltén al Torre estás muy lejos, muy solo y muy comprometido, pero cuando bajas de vuelta no hay ese aislamiento que había hace 40 años atrás, como contaban los viejos del Ragni. Ni siquiera estaba El Chaltén. Ahora cambió.
Pero son montañas muy grandes, difíciles y comprometidas. Algunos piensan que Patagonia es similar a Chamonix. No es verdad, es muy diferente.
C.: ¿Cuáles son tus dos o tres objetivos próximos, o los que ves más lejanos pero te gustaría intentar alguna vez?
M.D.B.: La verdad es que Patagonia es un objetivo muy grande y no sé si voy a conseguirlo este año o en dos años. Pero no importa, lo que quiero es probar, vivir la experiencia, probar la fuerza y la voluntad que tenemos.
Tengo una pared que me gustaría mucho ir en Perú, en Sudamérica, veremos si el próximo verano. Ya la tengo identificada, pero no te voy a decir cuál es (risas).
Ahora mi cabeza está llena con el Torre, eso es lo próximo.
C: ¿Tienes algún tipo de condicionamiento de tus patrocinadores? ¿Exigen resultados o confían en tu profesionalismo?
MDB: Tengo una relación muy buena con mis sponsors, especialmente porque casi todos son de Italia. Hacemos muchos proyectos juntos.
Es diferente, antes tenía Adidas que era un sponsor internacional y la relación es totalmente diferente. Con Adidas eres lo último en un ambiente enorme. Pero, por ejemplo, Karpos, es verdaderamente una marca con personas que creen en lo que haces, que tienen mucha energía positiva, y eso está muy bien.
Igual que Scarpa, Vibram, Kong. Creo que me gusta más colaborar con compañías italianas donde tengo buenas relaciones.
C.: ¿Cómo es vivir en Quincinetto? ¿Es tu elección para siempre?
M.D.B.: Soy de Varese, un pueblo cerca de Lecco. Estoy en Quincinetto desde hace tres años. Me gusta, es tranquilo, en Lecco y Varese hay más tráfico, más movimiento.
Acá es más tranquilo, la montaña está más cerca, hay mucho granito para escalar que me gusta mucho -en Lecco es toda caliza-. Estoy muy bien así con mi novia y nuestro hijo de dos años, Lio.