Esta semana se cumplen 99 años del nacimiento de Lionel Terray, uno de los más grandes alpinistas que ha dado la historia. Fue innovador y pionero en cumbres emblemáticas como Fitz Roy y Makalu. Su autobiografía es lectura de culto para todos los montañistas.
Lionel Terray nació en Grenoble, Francia, el 25 de julio de 1921. A los 12 años ya escalaba y esquiaba en su zona de influencia. Afortunadamente desoyó la mitad del anhelo de su madre, que no quería que él practicara “ni motociclismo ni aplinismo”.
Su carrera como alpinista está signada por dos cualidades: la abundancia y la innovación. No hubo rincón en la Tierra donde no se adentrara descubrir por sí mismo, con su método y su filosofía, los distintos macizos que anhelaba.
Se lo recuerda por algunas primeras absolutas en montañas nada despreciables: el Fitz Roy (3.405 m) en la Patagonia argentino-chilena (en inconcebible hazaña junto a Guido Magnone). Chacraraju (6.113 m) en la Cordillera Blanca de Perú (considerado por muchos como el pico más duro de la región). Jannu (7.710 m) y Makalu (8.463 m) en el Himalaya. O Huntington en Alaska, EE. UU.
En Perú, Terray hizo varias primeras ascensiones históricas. Como el Huantsan (6.395 m) el pico más alto sin escalar en los Andes en ese momento.
Su desafío entonces fue hacer primeros ascensos de montes no tan altos, pero sí más desafiantes técnicamente: Willka Wiqi, Soray, Tawllirahu y el mencionado Chacraraju.
En Europa
En sus albores como alpinista de élite, Lionel Terray tuvo una profusa actividad en los Alpes, su vecindario. Protagonizó ascensiones memorables como la cuarta a la punta Walker en las Grandes Jorasses (1946), la primera repetición de la cara Norte del Eiger (1947) y la Cassin al Piz Badile, Val Bregaglia, en siete horas y media. En todos los casos su compañero de cordada fue Louis Lachenal, otra celebridad francesa de la alta montaña.
En 1944 abrió la vía Norte de la Aiguille des Pèlerins, con Gaston Rébuffat, nada menos. Y en 1946 completó la variante directa al Espolón Tournier de Les Droites. Como se verá, sólo exquisiteces.
El segundo ascenso a la Norte del Eiger por parte de Lionel Terray resultó en aquella época todo un suceso. El montañismo, con su hálito épico y heroico, ocupaba el centro de la escena global cuando Europa renacía de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial.
Sueños de Himalaya
En 1950 fue partícipe de uno de los hechos históricos más significativos del montañismo. Fue parte de la expedición francesa al Annapurna, aquella que implicó la primera cumbre a un 8.000 de la historia.
El gesto más recordado de Terray en ese magno desafío, es su renuncia a la cumbre, para, junto a Sherpa Adjiba, asegurar el descenso de sus amigos Maurice Herzog y Lachenal, ambos con severas congelaciones.
El equipo francés regresó a París y fue recibido con honores y gran algarabía pública. El libro de Herzog, “Annapurna” se convirtió en un éxito de ventas internacional.
Lionel Terray junto a Jean Couzy coronaron por primera vez en la historia el Makalu (8.463 m) quinta cima más alta del planeta. Fue el 15 de mayo de 1955. Al día siguiente lo hicieron Jean Franco, jefe de la expedición, Guido Magnone y Syrdar Gyaltsen. Y el 17, Jean Bouvier, Serge Coupé, Pierre Leroux y André Vialatte. Ese logro tuvo un condimento especial: por vez primera la totalidad de los miembros de las cordadas logró cumbre.
En 1960 realizó un primer descenso en esquís de la vertiente Norte del Mont Blanc.
Lionel Terray falleció trágicamente el 19 de septiembre de 1965, a los 44 años. Sufrió un inaudito accidente mientras entrenaba en las paredes del macizo de Vercors, Francia. Sus restos están enterrados en el cementerio de Chamonix.
Su legado
La autobiografía de Lionel Terray se convirtió en una de las obras literarias más renombradas de montañismo. “Los Conquistadores de lo Inútil”, es una notable reseña de uno de los más grandes alpinistas de todos los tiempos.
En Los Conquistadores de lo Inútil, probablemente el libro de montaña más leído de todos los tiempos, Terray describe su gran pasión, sus aprendizajes, victorias y derrotas. Y profundiza sobre su amistad con sus compañeros de siempre: Gaston Rébuffat, Louis Lachenal, Maurice Herzog, y otros tantos.
Lionel Terray fue guía de montaña, profesor de esquí, alpinista eximio, escritor, cineasta. Reinhold Messner lo consideró “una de las figuras más sobresalientes de la historia del alpinismo”.
“He dado toda mi vida a las montañas. Nacido a los pies de los Alpes, he sido campeón de esquí, guía profesional, un aficionado de las mayores escaladas en los Alpes y miembro de ocho expediciones a los Andes y el Himalaya. Si la palabra tiene algún significado, soy montañista”.
Lionel Terray es el gran montañista de todos los tiempos.