En una reciente entrevista en el programa “La Revuelta”, conducido por David Broncano, Kilian Jornet, el reconocido corredor de montaña y alpinista, compartió algunas de sus experiencias más impactantes y reflexiones sobre su vida en las alturas.
Con una trayectoria que lo ha llevado a ser considerado uno de los mejores atletas de resistencia en montaña de la historia, Jornet no solo habló de sus récords y hazañas, sino también de cómo la montaña ha moldeado su vida desde la infancia.
Infancia en los Pirineos
Kilian Jornet no tuvo una infancia convencional. Criado en un refugio de montaña en los Pirineos a 2.000 metros de altitud, su conexión con la naturaleza fue algo natural, casi innato. “Yo no tuve otra opción. La montaña era lo del día a día”, confesó durante la entrevista.
Sus recuerdos de niño no incluyen grandes viajes a la ciudad o a la playa, sino batallas de piedras y bastones en los árboles con su hermana. “Una vez fuimos a Barcelona y a París, pero lo que más recuerdo es el asfalto, los edificios grandes y la gente. Para mí, eso era raro”, comentó con una sonrisa.
Esta conexión temprana con la montaña lo llevó a desarrollar una resistencia y una pasión que lo han convertido en un referente mundial. Sin embargo, Jornet no busca solo la competencia. Para él, la montaña es un estilo de vida, un lugar donde encuentra paz y desafío a partes iguales.
Récords: del Mont Blanc al Everest
Uno de los temas centrales de la entrevista fue su transición de las carreras competitivas a los intentos de batir récords en algunas de las montañas más altas del mundo. “Al final es llevar lo que he aprendido en la competición a la alta montaña”, explicó Jornet.
Entre sus hazañas más destacadas está su ascenso y descenso del Mont Blanc en menos de 5 horas, un tiempo que para muchos alpinistas requiere días de preparación y esfuerzo.
Pero sin duda, una de las anécdotas más impactantes que compartió fue su experiencia en el Everest. En 2017, Jornet realizó dos intentos de ascenso y descenso en un tiempo récord. En el primer intento, sufrió diarrea y deshidratación, lo que complicó su rendimiento. “Subí en 26 horas y bajé en 34 horas. No fue un día en el que me encontrara al 100%”, relató Kilian.
Sin embargo, decidió intentarlo de nuevo una semana después. “Salí desde un campamento más alto y tardé 19 horas en subir y bajar”, recordó.
Lo más sorprendente de esta segunda expedición fue el estado físico y mental en el que se encontraba. “Llevaba medio litro de agua que se congeló, y bajando tuve un blackout. Empecé a ver a un chaval que me seguía, y yo sabía que era una alucinación, pero no podía dejar de verlo”, contó Jornet. En un momento de extrema fatiga y confusión, incluso llegó a cuestionar si estaba soñando o si realmente estaba en la montaña. “Fue como una ruleta rusa. Si no estaba soñando, podía morir”, admitió.
La montaña como estilo de vida
A pesar de sus increíbles logros, Jornet no busca solo la gloria o los récords. Para él, la montaña es un lugar de conexión y superación personal. “No quiero la droga, pero te tiras 40 horas en el monte y es un poco lo mismo”, bromeó Kilian al hablar de las alucinaciones y el agotamiento extremo que experimenta en sus expediciones.
Actualmente, Jornet vive con su mujer Emelie Forsberg en Romsdal, Noruega. Un lugar que describe como un paraíso para los amantes de la montaña. “Tengo el fiordo a 20 metros de casa, pero en 8 años solo he bajado al mar unas pocas veces”, confesó. Para él, la verdadera belleza está en las cumbres, no en las playas, a las que admira desde lo más alto posible.
El futuro: familia y nuevos desafíos
Kilian también habló de su vida familiar. Con dos hijas pequeñas y un tercer bebé en camino, la montaña sigue siendo un elemento central en su vida. “Salimos a pasear, subimos 800 metros y duermen bien”, comentó entre risas. Sus hijas ya están familiarizadas con la naturaleza, aunque aún no han alcanzado las alturas que su padre ha conquistado.
En cuanto a sus próximos desafíos, Jornet no se detiene. Recientemente completó una travesía por los Alpes, encadenando todos los picos de 4.000 metros. “Era un proyecto que quería hacer desde hace tiempo. Estar en las crestas durante días, luego bajar, coger la bici y seguir”, explicó.
El hombre que vive en las alturas
Kilian Jornet es mucho más que un atleta. Es un hombre que ha convertido la montaña en su hogar, su desafío y su pasión. Sus aventuras no solo inspiran a otros corredores y alpinistas, sino que también recuerdan que los límites están para ser superados. Como él mismo dijo: “Al final, si estás fuerte, estás fuerte. Y déjate de historias”.
En un mundo donde la velocidad y la eficiencia son valoradas, Jornet demuestra que, a veces, lo más importante es simplemente seguir adelante, incluso cuando el camino es cuesta arriba.