El abogado Fernando Reto Reynal, de 44 años, apareció con vida durante la noche del sábado en Uspallata, Mendoza, tras permanecer desaparecido durante seis días después de lograr la cima del cerro Plata.
El montañista, oriundo de Buenos Aires y radicado en Mendoza desde hace seis años. Había sido visto por última vez el domingo 9 de febrero, después de alcanzar la cumbre de la montaña más alta del Cordón del Plata.
Su desaparición había movilizado a equipos de rescate, fuerzas de seguridad y medios aéreos, que durante días recorrieron la zona sin éxito.
A salvo
Fernando Reto se comunicó con su hermano pasadas las 20 horas de este sábado. Le informó que se encontraba en el estacionamiento para camiones en Uspallata.
Según fuentes policiales, el abogado apareció caminando y en buen estado de salud, aunque fue trasladado al hospital local para recibir asistencia médica y ser hidratado con suero.
“Fernando me acaba de llamar. Está en Uspallata. Está bien. Lo han llevado al hospital, pero está bien. Yo ya estoy viajando hacia allá para encontrarme con él”, confirmó Samuel Solanilla, compañero de ascensión de Reto.
Qué le pasó
El relato de lo ocurrido comenzó a tomar forma a través de los testimonios de quienes lo vieron por última vez.
Daniel “Indio” Pizarro es un reconocido guía mendocino que acompañó a Reto durante la expedición. Detalló que el abogado llegó a la cumbre del Plata alrededor de las 13:55 del domingo, momento en el que se cruzaron brevemente. “Él se encontraba totalmente lúcido, sin trastabillar, en muy buen estado”, recordó Pizarro.
Sin embargo, la alarma se activó poco después, cuando una montañista que ascendía en solitario informó que no había visto a nadie en la cumbre, a pesar de haber llamado y gritado. “Prendimos radio para llamarlo y no tuvimos respuesta”, agregó el guía.
Según explicó Solanilla, Reto se desorientó durante el descenso y tomó una ruta alternativa. “Ha bajado del cerro Plata por una quebrada alternativa”, relató, en referencia a la quebrada de La Jaula, hacia el Oeste de la montaña, sentido contrario a la ruta “normal” de su ascenso.
“Es un milagro que esté vivo”, repetían a coro sus familiares. Reto descendió por la desolada quebrada de La Jaula, y luego, razonablemente, siguió el curso del río Blanco II, que suma sus aguas, más adelante, al río Mendoza. Reto lo cruzó por un antiguo puente ferroviario, en la zona conocida como Picheuta.
Desde allí, subió hasta la ruta y consiguió que un camionero lo llevara hasta el puesto aduanero de camiones ACI, en Uspallata, donde finalmente pudo contactar a su familia y amigos.
Solo en los Andes
“Fernando me dijo: ‘Nunca vi ningún helicóptero buscándome. Imaginate que supuse que me estaban buscando'”, contó Solanilla a medios locales. También destacó la determinación y el instinto de supervivencia de su compañero. “Siguió el curso del río Blanco, sabiendo que ese curso lo llevaría a alguna parte”, explicó. Ambos se preguntan cómo es que no lo hayan divisado en ningún momento caminando por la orilla del río.
La noticia de su aparición fue recibida con alivio por su familia y amigos. “Esto es una locura; es un milagro”, comentó su madre, y no era para menos.
En tanto, Fernando Reto compartió una imagen en sus redes sociales para tranquilizar a su entorno. “Estoy perfecto. Gracias x los que preguntaron y se preocuparon”, escribió.
Apareció
La búsqueda de Reto Reynal había comenzado el lunes 10 de febrero, cuando se reportó su desaparición. Equipos de rescate integrados por especialistas y andinistas, recorrieron la zona sin éxito, hasta que el propio abogado apareció, tras lograr salir por sus propios medios.
Fernando Reto Reynal, quien se había enamorado de Mendoza y comenzó a practicar montañismo los fines de semana, deberá ahora prestar declaración ante la Justicia para explicar los detalles de lo ocurrido.
Mientras tanto, comienza a escribirse su historia de supervivencia, de determinación en medio de la adversidad. “Con lo poco que llevaba consigo, sus conocimientos y su instinto, logró sobrevivir”, como bien resume su compañero Samuel Solanilla.
