
Un equipo de documentalistas de National Geographic podría haber resuelto uno de los grandes misterios de la historia del montañismo: el paradero de Andrew Comyn “Sandy” Irvine, quien desapareció junto a George Mallory en su intento de alcanzar la cima del Everest en 1924.
En septiembre, en la vasta extensión del glaciar central de Rongbuk, bajo la cara norte del monte Everest, el equipo descubrió una bota desgastada por el tiempo que contenía un pie. La etiqueta del calcetín dentro de la bota llevaba el nombre “AC IRVINE”. Los documentalistas reconocieran inmediatamente la magnitud de su hallazgo.
Jimmy Chin, encargado de liderar la expedición, explicó el momento del descubrimiento: “Levanté el calcetín y había una etiqueta roja que tenía cosida la palabra AC IRVINE”. Según Chin, el hallazgo fue abrumador: “Todos estábamos literalmente corriendo en círculos soltando palabrotas”.
Hallazgo clave
Este descubrimiento podría aportar nuevas pistas sobre el destino de Irvine y Mallory, vistos por última vez el 8 de junio de 1924 mientras intentaban convertirse en los primeros en llegar a la cima del Everest. La incógnita sobre si lograron esa hazaña, ha perdurado durante un siglo. Alimentando la curiosidad de historiadores y escaladores.
En 1999, el cuerpo de George Mallory fue encontrado, lo que dio respuesta a algunas preguntas sobre su destino. Pero dejó otras sin resolver, especialmente en relación con Irvine.
Los restos de Mallory, que presentaban marcas profundas de cuerda, sugerían que ambos escaladores pudieron haber estado atados en sus últimos momentos.
Sin embargo, la ubicación del cuerpo de Irvine siguió siendo un misterio hasta ahora. El descubrimiento del equipo de Chin parece arrojar luz sobre su paradero, proporcionando también cierto cierre a los familiares de Irvine. “Es la primera evidencia real de dónde terminó Sandy”, comentó Chin.
Primera noticia
La sobrina nieta de Irvine, Julie Summers, quien defendió la memoria de su tío abuelo durante años, recibió la noticia con gratitud. “Es un objeto que le pertenecía y tiene un poco de él en él”, afirmó Summers sobre la bota hallada.
Para ella, el hallazgo representa algo cercano al cierre. Aunque reconoce que los restos de su tío probablemente fueron arrastrados montaña abajo por avalanchas y aplastados por el glaciar en movimiento.
Hipótesis
A lo largo de los años, varias teorías intentaron explicar por qué nunca se encontraron los restos de Irvine.
Algunas incluso sugerían que escaladores chinos podrían haber descubierto su cuerpo y la cámara que llevaba consigo. Pero habrían mantenido el hallazgo en secreto.
Esa cámara, modelo Kodak Vest Pocket, prestada por un miembro de la expedición de 1924, podría contener la única prueba concluyente de si Irvine y Mallory llegaron a la cima del Everest antes de su desaparición.

Julie Summers, sin embargo, cree que el descubrimiento reciente refuta esas teorías. De hecho, señala que la bota encontrada por Chin es la prueba más clara del destino de Irvine.
En los días previos al descubrimiento de la bota, Chin y su equipo habían encontrado otro objeto en el glaciar Rongbuk: una bombona de oxígeno marcada con la fecha 1933. Este hallazgo los llevó a especular que los restos de Irvine podrían estar cerca.
Tras varios días de búsqueda, Erich Roepke, uno de los cineastas del equipo, vio por primera vez el calzado emergiendo del hielo. Chin sospecha que la bota, y el pie dentro de ella, podrían haberse derretido solo unos días antes de ser encontrados.
Incógnitas
Irvine, que en 1924 tenía 22 años y era el miembro más joven de la expedición británica, fue criticado en ocasiones por su falta de experiencia en el montañismo. Sin embargo, su destreza técnica y su conocimiento en ingeniería fueron fundamentales para mejorar los cilindros de oxígeno utilizados durante la expedición.
La lealtad que Irvine sentía hacia Mallory, el escalador mayor, también fue destacada por Summers. Ella cree que ambos hombres compartían una estrecha relación.
El equipo de Chin decidió no revelar el lugar exacto donde encontraron los restos, en un intento de disuadir a posibles cazadores de trofeos.
No obstante, creen que aún podría haber más artefactos en la zona, incluida la codiciada cámara de Irvine. Eso podría resolver definitivamente el misterio de si llegaron a la cima antes de morir.
A 100 años de su desaparición, el descubrimiento de los restos parciales de Irvine es un avance significativo para la comunidad de escaladores e historiadores.
La búsqueda de respuestas sobre lo que sucedió en aquella fatídica expedición de 1924 continúa.
Pero con cada hallazgo, se avanza un poco más en el entendimiento de uno de los mayores misterios en la historia de las aventuras humanas.
