En el siguiente artículo se exponen los resultados de un estudio que defiende la necesidad de adquirir un adecuado control emocional para progresar en las actividades en la naturaleza. Esto nos permitirá aumentar nuestro nivel físico, técnico y mental. Y aprender a prevenir y resolver los conflictos que puedan aparecer en el plano emocional.
Escribe: Guillermo Del Moral Rivière (*)
Las montañas nos evocan una serie de sensaciones cuando nos encontramos bajo sus dominios. Nos pueden producir bienestar y hacernos sentir sensaciones agradables. Pero hay ocasiones en las que se producen situaciones adversas que nos llevan a estados de intranquilidad emocional al vernos expuestos a posibles riesgos. Las emociones que nos suscita el entorno producen la adaptación del organismo al medio en el que nos encontramos.
Las emociones nos permiten sobrevivir acercándonos hacia aquello que más nos atrae y nos agrada. O, por el contrario, nos alejan de lo que nos puede llegar a poner en peligro y nos crea rechazo.
Neurociencia afectiva
Las emociones son muy rápidas y tienen un gran dominio sobre nuestro organismo. La neurociencia sitúa el origen de la emoción en una zona del cerebro que se denomina amígdala.
La amígdala evalúa un acontecimiento y pone en funcionamiento todos los mecanismos neurofisiológicos, cognitivos y comportamentales en fracciones de segundo. En el caso de sentir miedo, se dispara una señal de alerta que nos prepara para la lucha o la huida. Se trata de una emoción desagradable que nos ayuda a adaptarnos al entorno en el que nos encontramos.
En la montaña, es muy importante sentir estas emociones ya que son básicas y fundamentales y evitan poner en riesgo nuestra integridad y la del grupo al que acompañamos. Igual de importante es que estas emociones no nos lleven a un estado en el que no podamos controlarlas, que el miedo se convierta en pánico, que la tristeza desemboque en una depresión o que la ira se convierta en violencia.
Rapto emocional
Las emociones aparecen antes de que entendamos el acontecimiento que está sucediendo. Es necesario que un mecanismo de reflexión intervenga para saber reaccionar adecuadamente. Este mecanismo lo pone en marcha la zona más evolucionada del cerebro, el neocórtex. Es el encargado de entender la situación para llevar a cabo los protocolos de emergencia que se deben tomar, asegurando la integridad de los participantes en la actividad.
La información aportada por varios guías y alpinistas profesionales nos señala que aquellas situaciones en las que vivieron una falta de control emocional (insomnio, bloqueo o respuestas inadecuadas) se debieron a diferentes factores: a falta de previsión, a inseguridad producida por inexperiencia en algún caso, a falta de entrenamiento físico, técnico o mental, o a alguna situación inesperada.
Esta falta de control se da porque la emoción ha prevalecido sobre el neocórtex sin dejarle reflexionar y pararse a buscar soluciones. A este acontecimiento se le denomina “rapto emocional”.
Competencias a desarrollar para lograr éxito en las actividades
La práctica de deportes de montaña exige una estabilidad emocional para no llevarnos ante situaciones de riesgo innecesario. Esta estabilidad implica desarrollar cinco competencias básicas:
1.- Un buen conocimiento de nosotros mismos, siendo conscientes de nuestros límites y fortalezas, de nuestros sentimientos en diferentes situaciones de la actividad y de nuestras reacciones ante diversas situaciones que se puedan desencadenar en el deporte que llevamos a cabo.
2.- Una correcta autorregulación emocional, siendo capaces de controlar nuestros sentimientos y adecuarlos a cada momento mediante diversas herramientas que utilizaremos, que dependerán de la situación y la persona que los realice.
3.- Una adecuada motivación y compromiso hacia la montaña y la actividad que realizamos, formándonos permanentemente y haciendo frente a los problemas que encontremos. Fomentar un estado de búsqueda y persistencia en la consecución de nuestros objetivos nos ayudará a aumentar nuestra motivación.
4.- Desarrollo de la empatía. Dado que solemos ir acompañados, deberemos ser capaces de ponernos en el lugar del otro, comprendiendo y entendiendo sus emociones, perspectivas, deseos y actitudes.
5.- Aumento de nuestra capacidad de relación con aptitudes de liderazgo, comunicación y fomento de buen clima grupal. El mantenimiento de las relaciones de modo correcto es una habilidad que presupone justamente relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas, cultivar esas relaciones, reconocer conflictos y solucionarlos y percibir diferentes estados de ánimo.
¿Qué podemos hacer?
Si somos capaces de trabajar estas competencias y hemos estudiado minuciosamente las características de la actividad que vamos a realizar, será más improbable que ocurra un “rapto emocional”.
Sin embargo, las personas con las que realizamos este deporte pueden ser más susceptibles de ello, ya que no han trabajado los componentes citados anteriormente. Por ello será necesario trasmitirles seguridad y confianza, ofreciendo soluciones racionales para controlar el rapto en caso de que se llegue a desencadenar.
De tal modo, si no hemos sido capaces de formarnos adecuadamente, practicar todas aquellas maniobras que pudiésemos tener que utilizar, no hemos previsto los posibles riesgos y no tenemos todo bajo control, no dispondremos de confianza y seguridad personal adecuada, pudiendo contagiarnos del descontrol emocional de nuestros compañeros de cordada.
Es importante saber leer las diferentes personalidades dentro del grupo para hacernos a la idea de sus posibles reacciones.
Conclusiones
Es necesario trabajar nuestras emociones en el mundo de la montaña y formarnos en cómo controlarlas, al igual que lo hacemos con los aspectos técnicos de cada maniobra que debemos realizar.
La mente tiene un gran poder sobre el comportamiento y mejora de nuestras capacidades. Nos permite lograr objetivos. Es importante saber cómo entrenarla y hacer un trabajo introspectivo para conocernos bien y saber cómo reaccionamos ante diversas situaciones.
De igual manera, deberemos estudiar la mejor forma de afrontar cada una de estas situaciones para movernos con más seguridad por el medio natural y seguir mejorando técnica, física y mentalmente.