Raquel García es la montañista española que realizó el prolongado trekking en Himalaya que une las bases de varios 8 miles. En su periplo interactuó con aldeanos de las más variadas etnias, castas y culturas del Nepal. Su fabuloso viaje quedará plasmado en un video documental. Ahora prepara una nueva experiencia en el incaico Incahuasi sudamericano.
Por Jorge Federico Gómez (*)
Raquel García Ceballos (Suances, Cantabria, España) está muy contenta de vivir a sólo unos pasos de la playa del bellísimo mar cantábrico. Pero lo que más disfruta, es la vista que su contrafrente le ofrece en la dirección opuesta a la costa: los ultra estéticos Picos de Europa.
Tanto apego es el que siente Raquel por las montañas, que ya forman parte central y esencial de su vida y su carrera.
“Es mi forma de vida, la montaña forma parte de mi vida” enfatiza en diálogo con Cumbres. Además de montañista y expedicionaria, Raquel es pintora. Y lo que pinta, claro está, es la naturaleza, son las montañas. “Mi musa es la montaña, y en mí, pintura y montaña van de la mano”, confiesa.
La montañista cántabra cobró notoriedad mediática cuando se convirtió en la primera mujer española en incursionar en el Himalaya asiático. Fue una expedición de trekking extendido que involucró no solo un desafío físico de dimensiones, sino un acercamiento y conocimiento medular de las culturas, etnias y castas de los pobladores de tan remoto como hermoso lugar.
Al periplo, enteramente en Nepal, se lo llama Cultural Trail de los 8 miles, un recorrido de más de 1.000 kms. Atravesando valles y cordilleras, circunvalando las bases de 8 de las 14 montañas más altas del planeta: Kangchenjunga, Makalu, Everest, Lhotse, Cho Oyu, Manaslu, Annapurna y Dhaulagiri. Y lo que más estimuló a la intrépida Raquel, recalando en minúsculas aldeas donde conoció personas tan diferentes como entrañables.
“Apenas había dificultad técnica, caminábamos de 1.000 a 4.000 metros diarios, por la parte baja de los 8 miles” relata. Curiosamente, su recuerdo iguala los sitios ancestrales y sorprendentes que pisó, con sucesivas gastroenteritis que debió soportar: “Después de pasar 2 días debido a mi segunda gastroenteritis en Bigu Gompa, un monasterio de Anis, mujeres lama, seguimos camino hacia el paso del Tinsang La, único punto donde el GHT (Great Himalaya Trail) y el Cultural Trail se unen. Por problemas digestivos yo no podía comer Dal Baht, el plato típico de Nepal. Comí arroz blanco, huevos cocidos, uvas, plátanos y galletas durante 66 días. Tuve 3 gastroenteritis porque a pesar de potabilizar el agua, las condiciones en las que comes no eran las más apropiadas”.
Los dos mundos de Raquel García
Llegar a casa, darte una ducha, abrir la nevera y coger lo que quieras, meter la ropa a la lavadora, poner la televisión o la radio, trabajar en tu ordenador, son algunas de las facilidades de la vida occidental de Raquel que, en el Nepal profundo, fueron fantasías inconcebibles.
El contacto que en esos 85 días tuvo con la gente y las culturas de Nepal fue lo que más le influyó y transformó. “Más que la parte física o paisajística, convivir con la gente -reconoce-. Fue lo que más me llenó”.
En los valles y quebradas del interior del Nepal conviven 125 etnias y 123 dialectos. Es toda una experiencia recorrer todo ese mundo en sí mismo: “Estar cada día con una etnia distinta, ir a aldeas por las que nunca había pasado un extranjero. Recuerdo en una aldea una mujer de la etnia Gurung que, sentada a mi lado, me cogía la mano, me la daba vueltas y ya se atrevió a frotarme la parte superior de la mano. Yo soy una persona muy pecosa, lo que estaba tratando era de quitarme las pecas porque nunca habían visto pecas”.
No puede Raquel ocultar su emoción al evocar a una niña de la etnia Magar que conoció cerca del campo base del Pikey Peak. “Allí dejé parte de mi alma en Nepal, con esa niña que me llenó lo que me quedó de viaje”.
Destaca además la ayuda de su nuevo amigo nepalí Shaligram, de la agencia Eco Himalaya Ttrek. Una pieza fundamental en el viaje, por hablar español y por la amistad que a día de hoy mantienen.
Desafíos en puerta
Es tiempo para Raquel García de seguir adelante con sus proyectos que conjugan la visita a remotas montañas, el contacto en primera persona con los pobladores de las remotas zonas, la ayuda solidaria que se pueda acercar, el intercambio de experiencias enriquecedoras en todos los niveles.
Por estos días Raquel se apronta a cruzar el Atlántico en busca del mítico volcán Incahuasi (6.620 m), en el límite entre Argentina y Chile, en la bien conocida Puna de Atacama, paraíso de volcanes y 6 miles.
Para ello emprenderá la aventura a principios de septiembre de 2021 junto al conocido montañista Javier Campos, quien recién culminado su proyecto de las cumbres más altas de España, acompañará a Raquel en tierras incas para conducir la logística, ayudarla en su preparación, producir y grabar un documental sobre el desafío.
“Incahuasi, aparte del volcán, de la montaña preciosa y del reto de hacerlo en el invierno, lógicamente conlleva la parte religiosa de saber que allí todavía están restos incas. Esa estatuilla femenina en plata con una bolsita con hojas de coca y algunas cositas más. Estar en esa cima donde ha habido tanta historia… Todo tiene un peso potente en el proyecto para contar una muy bonita historia”.
Para este, y para todos sus emprendimientos, García ha logrado el acompañamiento de varios patrocinadores que hacen posible sus proyectos. Y a quienes puntualmente se encarga de agradecer y reconocer su importancia fundamental para concretarlos.
Se trata del Gobierno de Cantabria, la Dirección General de Deporte, las compañías Vextramedia y Bathco. La fundación Fusodeba, la Universidad Europea del Atlántico y el Ayuntamiento de Suances, donde ella reside.
“La parte más pura”
Ya a estas alturas, Raquel García no concibe una expedición o un desafío que no involucre a los pueblos montañeses locales: “Al final, donde está la historia de esa montaña, nadie mejor que esas gentes de esos pueblos te lo van a contar. Si realmente quieres saber un poco la historia de esas gentes, de esas montañas, creo que la mejor manera es hacerlo a través de los montañeses de cada lugar que visitas”.
La española va en busca de la parte humana de la historia, de la riqueza cultural de cada lugar. Se fascina con los niños de los países que recorre, sus diferencias, sus particularidades, sus conocimientos. “Es la parte más pura que me puedo traer de cualquier proyecto, pues la deportiva siempre va a estar ahí. La parte sentimental en la que me gusta indagar es lo que va a quedar grabado en el documental”, promete.
Consultada, como manda el manual, sobre sus próximos proyectos en preparación, Raquel García con elegancia gambetea el convite: “Siempre me dicen que el buey tiene que ir delante del carro. Entonces no me quiero adelantar. Aunque como pintora tengo una imaginación que me desborda y siempre estoy pensando en lo que vendrá”.
Lo que sí puede aseverar categóricamente Raquel es que todo lo que en adelante se proponga hacer, será dentro de la línea que eligió para su vínculo con las montañas y sus gentes. “Como mujer montañista y montañera, deportista y solidaria en estos proyectos, quiero seguir esa misma línea. Me gustaría siempre abarcar todos esos ámbitos. Es lo que me gustaría que mi futuro me deparara. Es el deseo que tengo”.
(*) Jorge Federico Gómez es editor y director de Cumbres