El español Jonatan García y el ecuatoriano Esteban “Topo” Mena, pusieron fin a su expedición al Gangapurna (7.455 m, Nepal), tras 15 días de haberla iniciado y en virtud no solo del pésimo tiempo reinante, sino de la certeza que no se avecina ninguna ventana que les permitiera al menos intentarlo.
Los dos intrépidos himalayistas se conocieron el año pasado en Manaslu, y para este año decidieron conformar cordada. Para ello eligieron el Gangapurna, una montaña poco ascendida y fuera del circuito más recorrido en los Himalayas.
Ambos sostienen para sus expediciones un estilo alpino puro y ligero con 100% de autonomía, renunciando a cualquier tipo de ayuda externa que se pudiera disponer: cocinero, porteadores, cuerdas fijas, oxígeno, etc. Todo ello nunca formó parte de sus planes, sino tan solo lo que ellos a pulso pudieran cargar en sus mochilas.
En lugar de acometer la aventura en primavera, como es habitual, decidieron hacerla en marzo, cuando las condiciones son en general mejores que en mayo. Sin embargo, la meteorología no acompañó, y en poco más de dos semanas ya García y Mena descansan en Katmandú.
Tanto Jonatan como el Topo hicieron catarsis en sus redes sociales y dejaron interesantes comentarios explicando no solamente los pormenores de la expedición y su decisión de finalizarla, sino verdaderos fundamentos y argumentaciones que sustentan su filosofía de montaña.
Jonatan García en sus redes sociales anunciaba: “Hasta aquí llegó nuestra aventura en el Gangapurna. Feliz de estar en un entorno tan salvaje y solitario con el mejor compañero, Esteban ‘Topo’ Mena, gente con la que se puede ir a cualquier lugar. Pronto nos volvemos a ver para hacer lo que más nos gusta. Nos quedaron muchas cosas por hacer, volveremos a ese rincón tan preciado del Himalaya lo antes que podamos”.
Interesantes definiciones
En tanto, “Topo” Mena escribió en su blog un análisis de la previa y de la expedición en sí mismo. Sus conceptos y definiciones son sumamente interesantes.
Por ejemplo, relató sobre la elección del objetivo: “Mirando los picos alrededor de Annapurna, la posición de estos picos y el aspecto histórico/técnico, decidimos que el área en la que se encuentra un pico llamado Gangapurna podría darnos mucho terreno para jugar. Y posiblemente un gran punto de vista para ver nuestros planes para el futuro”.
Y en relación con la conformación de la cordada, comentó que “no costó mucho convencer a mi amigo Jonathan García de unirse a este viaje. Solo nosotros dos en una zona remota del Himalaya al final del invierno, justo antes de que llegara la primavera”.
“Habíamos escuchado y experimentado antes -continuó explicando el ecuatoriano- que parte del mejor clima en esta área llega en marzo. Después de todo enero observando el clima de cerca y algunos datos de amigos que viven cerca de los Annapurnas sugiriendo que diciembre tuvo bastante nieve, pensamos que un enero soleado podría haber llenado algunas líneas que teníamos en mente con preciosas y espesas líneas de hielo en los aspectos orientados al sur”.
Luego comentó respecto de la ruta que pensaban recorrer. “El objetivo era escalar la cara sur, idealmente a través de una hermosa línea de hielo que nos hizo sudar las manos y brillar los ojos. En el caso de que la pared no estuviera en condiciones, tendríamos la opción de intentar acceder a la cresta Oeste desde el sur. Como una posibilidad para continuar con la idea de tener la oportunidad de ver Annapurna en marzo”.
El por qué del final
En oportunidad de aclimatar en un pico de 6000 metros, vecino al Gangapurna, así describía Mena el momento en el que se apresuraban las decisiones. “Lentamente empezamos a tener nieve hasta la cintura. A veces era lo suficientemente profunda como para mantenerte atrapado por un tiempo luchando para salir solo para que pudieras dar otro paso. Después de unos 200 metros de esto, riéndonos cuando el otro parecía atrapado hasta el cuello, justo cuando nuestro GPS marcaba 5.400 m, decidimos que esta vez no iba a ser posible”.
“Las temperaturas frías y la dirección de los vientos -argumentó-, además de la nieve profunda/facetada que encontramos bajo una capa afectada por el viento de ~15 cm, fueron suficientes para hacernos dar cuenta de que las condiciones no iban a cambiar ni un poco en el futuro cercano. O tal vez durante el resto de la temporada. Al menos en el largo y comprometido acercamiento a la línea de nuestros sueños”.
La explicación consiste en que este tipo de nieve tardaría semanas o incluso meses en consolidarse por estar cubierta por una capa considerable. “Estas condiciones de nieve estaban presentes en varios aspectos (como probamos ese día). Por lo que nuestras opciones de escalar otros picos para aclimatarnos y esperar eran extremadamente pequeñas, si no nulas”.
Finalmente Esteban Mena en su blog formuló una esperanzadora conclusión de un intento al Gangapurna. Que no llegó al final, pero que despertó entusiasmo en su continuidad.: “Me alegro de estar de vuelta con vida y haber tenido la oportunidad de ver esta montaña, visitar esta nueva zona. Y conocer mejor a un ser humano con quién ojalá pueda escalar más líneas como esta en el futuro. En última instancia, no hemos fallado a nuestros propios instintos y convicciones. Estoy seguro de que, si la vida lo permite, tendremos otra oportunidad con esta idea”.