No es costumbre en Cumbres Mountain Magazine publicar artículos demasiado extensos. Lamentablemente decidimos no hacerlo, por adaptarnos a las reglas modernas de la lectura en medios digitales, donde la brevedad y la contundencia reinan por sobre (y a veces atentan contra) la profundidad de los contenidos.
Hoy estamos frente a una justificada excepción. Hemos decidido publicar en su totalidad el extenso reportaje que logramos hacer al maestro italiano de alpinismo Alessandro Gogna. Porque entendemos que personalidades de su estatura, no merecen que se les recorte, se les adapte o se les resuma.
Porque cada palabra tiene su valor en el discurso de Alessandro Gogna. Y porque cada una de sus frases contiene un concepto valioso, para quienes saben y quieren apreciarlo.
Para repasar sus datos biográficos -extensísimos, por cierto-, hay muy numerosos sitios en la red. Y preferimos aprovechar todo el espacio disponible para leer sus reflexiones, sus apreciaciones, sus sentencias. Todas inteligentes, reflexivas y valiosas.
Solamente permítasenos remarcar que Alessandro Gogna tiene hoy 76 años. Que a lo largo de su cinematográfica vida ha protagonizado 500 primeras ascensiones en las paredes y agujas más impresionantes de los Alpes, Apeninos y Dolomitas. Que ha escrito, o participado, en centenares de publicaciones referidas a la montaña. Y que a través de Mountain Wilderness, ha sido y es un incansable luchador, nave insignia de la protección sin concesiones de los ambientes de montaña.
CUMBRES: De todas sus primeras ascensiones en las montañas más importantes de los Alpes, Dolomitas, Apeninos, en tantos años, ¿cuál de ellas recuerda particularmente como la más dificultosa, arriesgada o peligrosa que tuvo que enfrentar?
ALESSANDRO GOGNA: Si bien es cierto que las recuerdo a todas, por suerte todavía tengo memoria, la que más quiero quizá no sea la que más me costó en cuanto a seguridad y peligrosidad. Sino la que se realizó en el respeto por una mayor seguridad y por el hecho de estar siempre por debajo de las posibilidades.
Uno puede tener éxito en una gran empresa, pero lo logra arriesgando verdaderamente lo imposible, arriesgando su vida y la de sus compañeros al 100%. Desafortunadamente, a veces esto no está presupuesto, no está planificado. Pero podemos encontrarnos en esta situación y, de hecho, yo también he tenido que salir de una situación que realmente se estaba volviendo insostenible.
Sin embargo, esto no me da una gran felicidad, una gran satisfacción. Lo que me interesa y me gusta es haber logrado quizás en una o dos ocasiones realizar una empresa donde sé que al final me arriesgué poco. Que realmente estuve a la altura de esa situación, estuve en un momento de gracia. Y esto es lo que más alegría me da, no la dificultad de lo que he logrado superar.
Sin duda diría que, sólo por citar un nombre, en la que más me encontré en esta situación fue en la primera ascensión al Naso di Zmutt, en el monte Cervino.
CUMBRES: Así como logró tantas de esas primeras ascensiones, quizás le quedaron algunas sin poder lograr, ¿qué desafío alpino le hubiera gustado completar y no pudo hacerlo?
ALESSANDRO GOGNA: Sí, ciertamente hice algunos intentos que no tuvieron éxito. Diría que en general estoy muy tranquilo con esos intentos. Pero si realmente tengo que ser honesto, tal vez estoy un poco arrepentido de no haber podido completar la primera ascensión invernal a la arista integral de Péuterey en el Mont Blanc. Una empresa que nos costó siete días de ascensión más dos de parada bajo un temporal, y que lamentablemente tuvimos que abandonar.
Al año siguiente, una cordada de alpinistas muy fuertes logró hacer esta misma hazaña, por lo que lamentablemente para mí ya no pude intentarlo. No es que no haya perdido mis sueños, duermo tranquilo con esto. Pero tengo que decir que lo que más lamento es sin duda esta primera ascensión invernal perdida.
Otra montaña que me hubiera gustado escalar pero que nunca logré, donde hice un intento, fue el K2. Es una pena porque bien podría haberlo ascendido, solo que no estaban las condiciones para poder subirla. El tiempo no era bueno y tuvimos que irnos. Pero en general, esto de K2 me desagrada menos que lo de Mont Blanc.
Para todos los otros intentos que he hecho en mi vida -y he hecho muchos-, paciencia. Me concentro en las cosas buenas y las que no tuvieron éxito, paciencia. Estoy muy tranquilo al respecto.
CUMBRES: Después de muchos años de acciones e iniciativas en defensa de los ambientes naturales, principalmente a través de Mountain Wilderness, ¿cree que vale la pena tanto tiempo invertido? ¿está conforme con lo logrado?
ALESSANDRO GOGNA: Debo confesar que durante muchos años no he pensado tanto en el medio ambiente. Estamos hablando de los ‘60, los ‘70, quizás hasta la primera mitad de los 80, en que yo era montañero y, si se quiere, era muy egoísta. Sí, respetaba el medio ambiente, pero era otra era entonces y no existía esa preocupación de defender el medio ambiente. Porque todavía no nos habíamos dado cuenta de que en realidad estaba siendo agredido, amenazado, absolutamente degradado por la construcción de carreteras, teleféricos, etc.
A mediados de los 80 todo esto cambió. En definitiva, ha surgido una inquietud, no solo en mí sino también en otros montañeros, de defender un medio que evidentemente estaba amenazado. Más bien dañado, muy dañado.
Luego vino la creación de la asociación Mountain Wilderness, con la que realicé toda una serie de acciones, campañas y eventos en defensa del medio ambiente.
Hoy que es 2023, sí, por un lado, estoy satisfecho, aunque los resultados obtenidos no sean tan reconfortantes. Desgraciadamente, el ataque al medioambiente continúa cada vez más, cada vez es más fuerte, aunque existe cierta conciencia de este problema en el entorno montañero. Sin embargo, lamentablemente, los resultados siempre son contra el medioambiente, en cualquier ámbito, no solo en el campo del alpinismo, también para nuestra sociedad. Por la forma en que vivimos, hablamos mucho sobre la sostenibilidad y luego en cambio seguimos desperdiciando, seguimos consumiendo, seguimos usando la energía de combustión y por lo tanto no hacemos lo que realmente queremos hacer.
En esta contradicción, sin embargo, creo que se puede seguir buscando la propia serenidad y también la propia felicidad. Porque es precisamente esta búsqueda la que nos hace hombres, nos hace grandes, nos hace adultos. La contradicción es la base para poder crecer. Sin contradicción no se crece, se sigue siendo niño, se sigue siendo lo que se era al principio.
Si nos preguntamos cuál es el propósito de ir a la montaña, hoy, con casi 77 años, tengo que responder que es darnos cuenta de lo que realmente somos, dentro de nosotros mismos. Así que tenemos que luchar toda nuestra vida por una misión, incluso si esta misión nunca tendrá éxito al final. O tal vez lo tenga, pero será para quienes vendrán después de nosotros.
En ese sentido, creo que estoy teniendo éxito en esta misión, que en la realidad se puede medir muy poco. No se mide por los éxitos alcanzados, se mide por la serenidad obtenida y por el ejemplo que se da.
CUMBRES: Ha escrito muchos libros sobre montañas, ha participado en muchas publicaciones relacionadas con montañas, y tiene un blog donde publica interesantes artículos y relatos de montaña. ¿Cuál es el objetivo de sus publicaciones? ¿qué mensaje quiere hacer llegar a través de la literatura de montaña? ¿cree que logra su objetivo en este aspecto?
ALESSANDRO GOGNA: Mi intención es realizarme y al mismo tiempo contribuir con la realización de una civilización, de una sociedad, de una comunidad. Porque creo firmemente en esto, en el sentido de que no puede haber revolución si no hay primero una revolución individual. Luego habrá también una colectiva.
Entonces es evidente que todas las acciones que estoy haciendo en este momento van encaminadas a ese fin. Si trato de ampliar el conocimiento del tema del montañismo, con publicaciones, libros, blog, post, si trato de actuar en este sentido, mi fin no será otro que el que dije antes, asegurar que, quizás muy lentamente, junto con mi comunidad y mis lectores lleguemos a una mayor conciencia. Y, sobre todo, a una mayor conciencia de nuestras propias contradicciones y del hecho de que estas contradicciones extrañamente dentro del ser humano pueden resolverse. Aunque a veces parece que no es posible.
Yo creo mucho en escuchar a las personas que tienen ideas contrarias a las mías. Yo publico sus ideas, pero a veces no si son ideas que no son genuinas donde hay intereses detrás, hay razones que no son la búsqueda de la verdad. En este caso no me interesan. Pero si hay ideas completamente opuestas a las mías, pero veo que son genuinas, entonces las publico. Y por lo tanto también trato de escuchar lo que esas ideas me enseñan, que en ese momento siento que son contrarias a mi forma de ser.
A través de la escucha existe la posibilidad de crecer, de mediar, de tener un intercambio efectivo con tu interlocutor. De lo contrario vas contra la pared y no obtienes absolutamente nada, solo discutir durante años sobre las mismas cosas.
El propósito de mi blog es precisamente poder agrupar las más diversas opiniones, para encontrar una solución que de alguna manera ayude a los individuos a encontrar su propio camino dentro de sus propias contradicciones.
CUMBRES: ¿Cuál es el principal problema que se debe combatir actualmente en los ambientes de montaña? ¿las empresas? ¿los gobiernos? ¿el dinero? ¿las nuevas formas de turismo de montaña? ¿la tecnología al servicio del menor esfuerzo?
ALESSANDRO GOGNA: Todas estas cosas son absolutamente negativas y están arruinando el entorno que nos rodea, pero sobre todo nos están arruinando a nosotros mismos.
Lo que sostengo es que la forma de actuar determinada por estos cinco pilares es cierto que arruina el medio ambiente. Pero como decía el gran filósofo noruego Ernest Nes, el filósofo de la ecología profunda, lo primero que se arruina es nuestro ser. Los primeros en dañarnos somos nosotros mismos cuando dañamos el medio ambiente. Pero no porque luego tengamos un medio ambiente dañado, sino porque no hemos respetado nuestra verdadera esencia.
Negocios de empresas, claro. Sobre todo ahora que se habla mucho de sustentabilidad, del famoso green washing. Son todas cosas que no tienen mucho sentido, que no sirven para nada, que se hacen para hacer creer a la gente que se está haciendo algo. Pero en realidad no se está haciendo nada.
Los gobiernos hacen lo que los ciudadanos quieren. Si los ciudadanos son vulgares, si son estúpidos, los gobiernos también serán estúpidos, no hay duda sobre esto. No podemos esperar absolutamente nada de los gobiernos ahora mismo, porque los hemos elegido o porque no los hemos elegido. Pero ellos nos mandan y por lo tanto en cualquier caso no podemos hacer absolutamente nada con los gobiernos. A menos que primero cambiemos nosotros.
El dinero, esto también es una parte importantísima. El que tiene dinero quiere invertirlo, no lo guarda en un cajón. El que tiene dinero construye, sigue construyendo, sigue tratando de convencer de que el progreso sólo se consigue construyendo, se consigue con iniciativas. Pero realmente el único beneficio que proviene de esto son las ganancias que van a quienes tienen ese dinero. ¿Qué nos interesa? Absolutamente nada, absolutamente hay que intentar evitarlo. Pero a veces es muy difícil, porque son muy buenos para convencer a la opinión pública de que habrá una mejora, un progreso, que el PIB turístico aumentará.
No estoy enojado con las nuevas formas de turismo. Estoy enojado con la falta de respeto que existe en estas nuevas formas de turismo. Había una vez, pero ahora realmente casi puedes sentir esa falta de respeto. El turismo es lo mismo que ir a una discoteca, ir a la montaña es una especie de discoteca, es una forma de divertirse, no es un templo religioso para ser respetado. Es una discoteca donde pagas y por lo tanto pagando tienes derecho a divertirte. Y esto está en todas partes, en los refugios, en los servicios, en la señalética de los caminos. Esta mentalidad se está imbuyendo sin piedad, a lo grande. Toda nuestra sociedad está imbuida de esta manía por el consumismo turístico.
En cambio, la experiencia que puedes tener en contacto con la naturaleza, la real, no la que se hace pasar por las agencias, eso no interesa mucho. Lo importante es divertirte, sacarte tus selfies, contarle a tus amigos dónde has estado. Esta es un poco la realidad, en la gran mayoría de los casos, ciertamente no en todos.
Tecnología al servicio del menor esfuerzo, aquí estamos realmente frente al máximo problema. Está claro que cuanto más quiero obtener un resultado, por ejemplo, en la montaña, y quiero obtenerlo con menos esfuerzo y por lo tanto confiar en una tecnología cada vez mayor, cada vez más complicada, cada vez más tecnológica, todo lo hago mal. No me alejo del problema, me sumerjo en él y contribuyo a la ruina general. No sólo del medio ambiente, sino también de la sociedad.
CUMBRES: ¿Tiene opinión en particular sobre el proyecto de la canal Roya en el Pirineo de Aragón, España, que promueve unir dos estaciones de ski con una telecabina sobre un valle de 4 km de extensión?
ALESSANDRO GOGNA: No conozco especialmente el proyecto de la canal Roya que concierne a los Pirineos. Pero como explicas, si entiendo bien, es un proyecto que quiere unir dos estaciones de esquí actualmente en funcionamiento. Una ampliación del dominio esquiable como tantas que se quieren hacer en los Alpes, no veo grandes diferencias.
Hay que luchar contra eso, porque evidentemente se van a consumir los últimos metros de tierra salvaje, intacta, para esclavizarla a un turismo de placer muy superficial, el turismo que existe ahora y del que hemos hablado antes.
Es más, estas operaciones ni siquiera son comerciales, sino financieras. Siempre hay alguien detrás de ellas que tiene dinero y la única realidad es que al final ganarán los prestamistas. Que luego, cuando el trabajo esté hecho, tanto para el mantenimiento y problemas de gestión de costes, y porque en realidad cada vez hay menos nieve, arruinará aún más lo que es un turismo efectivo, real, en la montaña invernal.
Estoy absolutamente en contra de cualquier forma de ampliación e incluso de cualquier forma de modernización, es decir, de un aumento de la capacidad turística. El teleférico que transporta 100 personas por hora, debe seguir transportando 100 y no 1000. Porque si se hace para transportar 1000 por hora, esto obligará a toda una serie de otras intervenciones de infraestructura y por lo tanto querrá aumentar inadecuadamente. Porque no es correcto, no es natural, la gestión actual de los recursos de este momento, incluidas las infraestructuras hoteleras, etc.
CUMBRES: ¿Cuál es para Usted ese rincón sagrado, ideal, soñado, donde puede disfrutar de la montaña en la plenitud de su ambiente? Uno en Italia y otro en otro país.
ALESSANDRO GOGNA: Creo que para mí no hay ningún lugar en particular, ni en los Alpes ni fuera de los Alpes, donde pueda disfrutar de la montaña como me gustaría. De hecho, estoy convencido de que este sentimiento y esta forma de ser se pueden lograr fácilmente en cualquier lugar.
Naturalmente, este lugar debe ser un lugar intacto, un lugar no alterado por las superestructuras humanas. En resumen, todavía hay muchos de ellos tanto en nuestros Alpes como en los Apeninos. Nunca he estado en la Patagonia y lo siento mucho, esto también es algo que podría haber querido hacer.
El Karakoram, Alaska, la tierra de Baffin, el Himalaya, pero incluso África, o los Pirineos, son montañas todas diferentes entre sí y estoy seguro de que estamos en condiciones de ser capaces de regocijarnos en este ambiente. La montaña siempre será generosa con nosotros. Siempre es nuestra culpa cuando esto no es posible.