Aconcagua no da respiro. La temporada 23/24 avanza en el tiempo en un marco climático extremo y condiciones meteorológicas por demás complejas y varios rescates. Lo que precisamente le agrega complejidad a la logística de ascenso a la cumbre más alta de América, de 6960,8 metros.
Temperaturas de 35° bajo cero y vientos de 100 km/h. son ya una constante a semejantes alturas, durante los breves lapsos que Aconcagua abre sus puertas para quienes quieren acceder a su cima.
La consecuencia: las ventanas climáticas que permiten los intentos de ascenso son muy escasas. Eso provoca muchos alpinistas en poco tiempo acometiendo la cumbre. Por lo tanto, hay más gente en las laderas, por encima de los 5,000 metros, expuesta a sufrir algún tipo de problema, y eventuales rescates. Fue el caso de los últimos días, entre el último del año pasado y este miércoles.
Muerte súbita
Uno de los integrantes del equipo ruso de Seven Summits Club fue hallado por su guía sin signos vitales en su litera, en el campamento de la empresa Aconcagua Vision.
El día anterior todo había transcurrido con absoluta normalidad. El grupo completo, que estaba en plaza de Mulas por varios días, había hecho su rotación porteando material hacia el campo plaza Canadá, y regresado a Plaza de Mulas en horas de la tarde.

Nadie dio señales de tener alguna complicación, nadie avisó ni denotó nada fuera de lo común que hiciera sospechar algún problema de salud. Todos cenaron en el campamento, compartieron una charla y se fueron a dormir. A la mañana siguiente, Minaev Andrei había fallecido.
Los médicos del servicio que presta atención en el parque provincial constataron la situación. Se dio intervención a la patrulla de rescate y a la fiscalía para el traslado del cuerpo y toda la posterior tramitación judicial.
Es importante destacar que el deceso de Andrei tomó por sorpresa absolutamente a todos. No hubo ninguna señal previa de que el hombre se sintiera mal o tuviera algún inconveniente. De hecho, el campamento médico está situado a un puñado de metros de la carpa donde el hombre descansaba. Ni él, ni sus compañeros, ni su líder notaron nada extraño como para dar alerta.
Se presume en casos así la presencia de algún tipo de cardiopatía previa, sin síntomas, que por alguna circunstancia -que bien podría ser la altura- desencadena un episodio. Que, como en este caso, lamentablemente termina en muerte.
Podría ser un caso similar a los que han ocurrido en campos de fútbol, donde un jugador se desploma súbitamente víctima de un inesperado episodio cardíaco.
Rescates extremos
El servicio médico de la empresa Extreme Medicine debió intervenir en una serie de rescates en los últimos días. Como en el caso de un montañista mexicano, que a la altura de Plaza Cólera presentó un principio de edema. Con el correr de las horas y mientras descendía, el cuadro se transformó en severo.
Arribado al campo base, debió permanecer internado toda la noche en el pequeño hospital de altura implementado por el servicio. Finalmente fue estabilizado y se recuperó favorablemente.
De igual modo, en la noche del 1 de enero un alpinista francés y su guía argentino debieron ser rescatados también en inmediaciones de la Canaleta, a más de 6,800 metros. El europeo presentaba evidentes signos de descompensación, cansancio y deshidratación.
Guardaparques, médicos y patrullas de rescate trabajaron mancomunada y coordinadamente para asistir al hombre en la emergencia. Se lo logró bajar, dotar de oxígeno suplementario, asistirlo y estabilizarlo en medio de la oscuridad de la noche, con temperaturas extremas y viento furioso.
Arribado a duras penas a Plaza Cólera, fue recibido por una médica del servicio allí dispuesta. Al comprobar la bajísima saturación de oxígeno, se decidió continuar en lento descenso a Nido de Cóndores. Allí la profesional a cargo dispuso la intervención del helicóptero para su evacuación. Al agotamiento y la deshidratación del cuadro se sumaba el del guía, con ceguera de nieve.
A primera hora de la mañana fueron evacuados por el helicóptero hasta Horcones. Desde allí una ambulancia los trasladó al hospital de Uspallata, donde finalmente se recuperaron.
Decisiones
Varios elementos se conjugan en esta particular temporada de Aconcagua. El clima extremo que no da tregua, la cantidad importante de montañistas con aspiraciones de cumbre. La escasa cantidad de ventanas de buen tiempo para intentarlo y, en ocasiones, la falta de apego de los montañistas a las recomendaciones de los servicios del parque. Así, muchos acometen intentos audaces en condiciones francamente desfavorables, sin tener en cuenta las indicaciones que tanto guardaparques como médicos proporcionan.