Tras el parate impuesto por la pandemia, la montaña más alta de América retomará su actividad deportiva y comercial esta temporada. Pero aún hay más dudas que certezas.
Hay una buena noticia y una mala. La buena es que este verano el cerro Aconcagua (6.960,8 msnm) retomará su actividad deportiva y comercial tras el parate obligado por la pandemia de coronavirus. La mala es que sobran dudas e incógnitas y escasean certezas, aún a pocas semanas de lo que en principio sería el inicio de la temporada 2021-2022.
La única información oficial hasta el momento no es un memo ni una resolución ministerial, sino un hilo de tuits del gobernador Rodolfo Suárez.
El 23 de septiembre, el mandatario provincial señaló estar “trabajando en los detalles finales para la apertura de la temporada estival del Parque Provincial Aconcagua, con tarifa liberada para argentinos, que dará inicio el 15 de noviembre próximo y se extenderá hasta el 30 de abril de 2022”. Y precisó que “la temporada de ascenso dará inicio el 1 de enero del 2022, hasta el 15 de febrero del mismo año”.
Los dichos de Suárez vinieron a traer tranquilidad en tanto confirman la apertura de temporada. Si bien las empresas llevan vendidos unos cuantos permisos de ascenso, restaba la confirmación oficial.
Pero surgieron serias dudas, por ejemplo, relacionadas con una anunciada bonificación para argentinos y con qué recorridos se permitirán dentro del Parque.
En principio, la información extraoficial que circula entre distintos actores vinculados a la actividad permite asegurar que, de mínima, se habilitarán los trekkings corto y largo y el ascenso por la ruta normal. El ingreso por Punta de Vacas estaría esta vez vedado.
A la vez, se vislumbra una posibilidad de conflicto con el raleado cuerpo de guardaparques dependientes del Gobierno provincial. La incorporación de la quebrada de Matienzo -al Oeste de Las Cuevas, en el límite con Chile- dispersa el recurso humano, que de por sí ya era insuficiente en el parque “original”.
Terreno pantanoso
Y por si todo esto fuera poco, otro foco de posible conflicto está dado por lo acotado de la temporada de ascenso.
Los 45 días que median entre el 1 de enero y el 15 de febrero podrían dejar afuera a muchas expediciones, especialmente extranjeras, cuya logística para llegar a la montaña más alta de América se complejiza aún más en tiempos de pandemia.
Eso llevaría a un Parque provincial casi abierto solo para argentinos y deportistas de países cercanos. Lo que de seguro cambia la ecuación económica de las empresas que pretenden este verano recuperar algo de lo perdido en el anterior.
Por supuesto, la apertura del Parque Provincial está supeditada a la realidad epidemiológica argentina. Las previsiones del Ministerio de Turismo de la Nación apuntan a que será la mejor temporada de los últimos años. Pero habrá que ver cómo impacta la variante Delta en octubre y noviembre.
Igualmente, sin decreto nacional sobre la situación del arribo de vuelos internacionales, el provincial no tiene mucho por hacer que no sea esperar.
Lo concreto es que, a esta altura del año, son múltiples los actores vinculados al cerro Aconcagua que están esperando las normativas oficiales que establezcan cuáles serán las reglas de juego para la temporada 2021-2022.