
En Suiza hay alrededor de 1.400 glaciares. Sesenta de ellos figuran en el inventario de glaciares peligrosos que actualiza anualmente Geoformer, empresa especializada en la observación de riesgos naturales.
Según un informe que publica Swiss Info, se considera que un glaciar es peligroso si representa una amenaza para las vías de comunicación o para los valles vecinos habitados.
Sin bien existe la red de monitoreo de glaciares, que, de hecho, es una de las más antiguas y desarrolladas del mundo, no es suficiente. En muchos casos no alcanza para anticiparse a derrumbes como el que ocurrió recientemente en la Marmolada, en los Dolomitas italianos.
#Marmolada il momento del crollo alla sommità del ghiacciaio. Bilancio provvisorio 6 vittime, ma ci sono una quindicina di dispersi pic.twitter.com/EAfoIrXmki
— Tgr Rai Trentino (@TgrRaiTrentino) July 3, 2022
Christophe Lambiel, experto en geomorfología y profesor de la Universidad de Lausana, estudia, hace un año, la evolución de la temperatura del glaciar Mory, mediante detectores en dos perforaciones.
Al interior del hielo y en su base, las temperaturas son negativas. Sin embargo, el 5 de junio el termómetro aumentó hasta los 0°C. Ese incremento se debió a la infiltración de agua de deshielo que llegó al propio hielo “pegado” en la roca. El experto advierte: “cuando se produce este fenómeno, existe el riesgo de una ruptura”.
En 2022, en los Alpes suizos, hubo muy poca nieve en invierno, las precipitaciones en primavera fueron escasas y ya hizo mucho calor antes del verano. “A principios de julio, las condiciones que observamos en la montaña correspondían a las que, normalmente, se dan a inicios de septiembre”, aseguró Lambiel.
También afirmó que “no se puede excluir que lo mismo pasó en la Marmolada, en Italia”. No se saben con precisión las causas de la tragedia del 3 de julio en los Dolomitas, que provocó once víctimas fatales. Lo cierto es que, por el calentamiento global, los hielos se derriten a ritmos muy acelerados.
En cuanto a los peligros asociados a un glaciar, son múltiples. Pascal Stoebener, del Servicio de Riesgos Naturales del Cantón de Valais, Suiza, explica que, entre otros, pueden ser la caída de seracs, que puede provocar una avalancha en invierno. El derrumbe de material rocoso liberado por el retroceso que sufren los glaciares. El vaciado repentino de los “lagos glaciares”. Estos últimos se originan por el deshielo y la nieve y se forman sobre, dentro o en el fondo del glaciar. La liberación repentina de agua puede provocar inundaciones o caídas de escombros.
En Suiza, en caso de alerta se clausuran carreteras y líneas férreas -los semáforos automáticamente se iluminan en rojo y bloquean el tráfico- y si es necesario, se traslada a lugar seguro a la población.
Para quienes van a la montaña, el riesgo cero no existe. “Vigilamos los glaciares que suponen un riesgo para las infraestructuras y las zonas habitadas, no los que amenazan los senderos y las rutas de acceso a las cumbres”, explica Stoebener. “El paseo en la montaña queda en la esfera de la responsabilidad individual”.