Laly Ulehla, primera montañista argentina en ascender las Seven Summits, relató con precisas definiciones y profundas reflexiones su experiencia en las cumbres más altas de cada continente. Fue en una conferencia en Mendoza, invitada por el grupo Mujeres a la Cumbre.
“Parece que soy una mujer atrevida” comenzó su conferencia la montañista rionegrina María Alejandra Laly Ulehla. Lo hizo en el marco del ciclo de charlas “Mujeres atrevidas”, precisamente, por invitación del grupo Mujeres a la Cumbre, de la ciudad de Mendoza.
Laly en su charla de algo más de una hora hizo una introducción sobre cómo fue su acercamiento a las montañas (proviene del Trail running) y su logro de convertirse en la primera mujer argentina en subir a la cumbre de cada una de las montañas más altas de cada continente. El conocido circuito Seven Summits.
“El camino a la cumbre despierta mucha curiosidad y asombra de lo que somos capaces” definió luego para dar paso a un minucioso análisis del aprendizaje que obtuvo en las actividades de montaña.
Días de montaña
“Esos días únicos en las montañas pasando por su intensidad en lo deportivo, con sus técnicas y estrategias de ascenso, alturas, rutas, cuidados. También personas, anécdotas, grandes decisiones” enumeró los elementos. Y luego desarrolló una guía que denominó el “rombo de la efectividad”: Resultados, Uno mismo, Relación con los demás y Aprendizajes.
Consideró muy importante conectar “con lo que verdaderamente es uno, nuestro ser. Sentir nuestra esencia, naturaleza, de qué estamos hechos para descubrir esa verdad que nos da vueltas para rápidamente poder manifestarla”.
Para Laly Ulehla ese proceso arrancó en su infancia y se prolongó en las carreras de aventura: “Tuve la suerte de ir a colegios donde el deporte era muy importante Aproveché esas herramientas. De más grande haber vuelto a reconocer una de las disciplinas que llevo en mi esencia, correr, me llevó a tener abundancia en aprendizajes de lo que me rodeaba y conciencia en escucharme. Conocí lugares, caminos y paisajes únicos gracias a carreras de corta y larga distancia combinadas y de aventura”.
Pese a su conformidad, en un momento sintió que faltaba algo. “Esos lugares y caminos no los llegaba a asimilar lo suficiente para llevarme su lenguaje, colores, aromas, formas. Ocurría porque los pasaba muy rápido detrás de una meta. No reniego de eso, me gusta competir, me sirve. De hecho, fue la invitación perfecta para visionar nuevos desafíos”.
“Llegó el montañismo”
Una vez adentrada en el mundo de la montaña, descubrió que podía disfrutar y vivir la naturaleza en su máxima expresión. “No solamente desde su belleza única, sino como un lugar hostil, inhóspito, extremo. Bajas temperaturas, baja presión, grietas avalanchas, terremotos, fuertes vientos en las cumbres”.
Su primera meta, recordó, fue directamente Everest. Ese deseo la llevó a empezar “un camino hermoso y sabio, montaña tras montaña”.
Laly Ulehla recordó entonces cuando su guía, Ulises Corvalán, un día le dijo: “¿Flaca, vos te das cuenta de que sin querer estás haciendo las Seven Summits?” “¿Ah sí? ¿de qué se trata?” se preguntó ella. Y así comenzó todo.
Destacó que en Everest la cima atraviesa la estratósfera, quedando expuesta a los congelantes vientos de las corrientes en chorro, de hasta 280 km/h.
“Mi mente es primera herramienta para que mi cuerpo pueda soportar bajas temperaturas, falta de oxígeno, dolores, hambre, cansancio, sin comodidades. Aún así y siguiendo atenta a esos procesos, me atreví y me atrevo a comprometerme mucho con lo que quiero lograr”.
El aprendizaje para Laly Ulehla
“Disciplina, constancia y voluntad” son los elementos que distinguió para definir su entrenamiento.
En cuanto a las relaciones interpersonales, mencionó varios contextos como los familiares, grupos de amigos, entornos laborales, deportivos, etc.
“Los vínculos directos e inmediatos, basados en el sentimiento y el amor: matrimonio, hijos, familia. Entendimos los cuatro (en referencia a su esposo y dos hijos) nuestros miedos. Asimilamos prologadas ausencias, soportando riesgos concretos, peligros en los sentimientos, pudiendo superar estados emocionales fuertes”.
Así hizo referencia a la incertidumbre que debió afrontar su familia en 2014. Fue en su primer intento a Everest, por la ruta Sur en Nepal, a 5300 m. Entonces cayó un serac de altura y una avalancha mató a 16 sherpas. “Quedamos atrapados en el CB, en medio de un conflicto social entre sherpas y Gobierno. ¡Y en el 2015 terremoto! Después de estos eventos, los cuatro entendemos de ese desarrollo individual solo. Nos queremos sin posesión, con amor libre. Ellos respetan y me dejan vivir esa esencia libre”.
Compañeros de montaña
En cuanto a sus compañeros de montaña, enfatizó: “Me mostraron en un intercambio hermoso distintas herramientas para entender y conocer la montaña. Sin dudas fueron y seguirán siendo mis maestros”.
En ese sentido, Laly Ulehla ejemplificó la difícil situación en 2017 en Denali, Alaska. Allí debieron soportar 12 días de tormentas encontrándose en los campos 3 y 4. “Intentamos varias veces tirar cumbre y nos desgastó bastante. Esos 12 días eran extras, teníamos poca alimentación. Otros montañistas y empresas locales desarmaban campamento y bajaban… Por el contrario, después de consensuar cómo seguir y qué quería cada uno, hicimos el aguante a la montaña y pudimos hacer cumbre”.
Finalmente destacó haber aprendido “a escucharme mejor, física y mentalmente” y habló del aprendizaje “al desapego sano y sustentable, que lo puedo mantener en el tiempo. Sano en las relaciones y afectos” sustancial para involucrarse en la montaña como ello lo hace.
Situación de los sherpas
Laly Ulehla dedicó una parte de su conferencia a los sherpas de Nepal. Su experiencia y vinculación con ellos, en sus 3 intentos de Everest. “Tienen una inmensa capacidad de entrega y servicio” los definió. Y relató lo ocurrido en 2015 en el segundo intento cuando ocurrió el terrible terremoto: “Tendi, nuestro sherpa líder, nos dice que era peligroso estar ahí y bajar por las réplicas. Fuimos al CB, y estando ahí nos enterábamos de que el mayor desastre fue en Katmandú”.
“Nuestros sherpas nepalíes podrían haber perdido sus hogares y familias. En una reunión en la carpa comedor, Tendi nos dice a Ulises y a mí que los sherpas querían continuar la expedición y lograr completar el camino a la cumbre. Se me cayó la cara y les dije que para mí la expedición había finalizado… Semejante acto de entrega incondicional”. Finalmente consiguieron bajar a Katmandú con Corvalán y el mexicano Aldo Valencia. Allí se dedicaron a buscar en qué podían ser útiles. “La gente que había perdido sus hogares estaba viviendo a cielo abierto en las plazas, y encima se venían los monzones. Decidimos donar unas carpas impermeables para que pudieran estar al menos parados, con espacios más amplios para comer y dormir”.
Conclusiones
Consideró ese aprendizaje como muy importante: “Cooperando con un par de carpas me fui completa. Ese interés personal se transformó en algo más abarcativo y grande que me hizo experimentar un sentido de pertenencia a una totalidad. La experiencia de la unidad”.
“Aprovecho cada instante para aprender algo de lo que está a mi disposición. Transformándolos en evolución sentida y visionada, una persona más reflexiva, con mayor conciencia, que vivo en una abundancia permanente. Con sentido de unidad absoluto, y que formamos parte de algo grande y hermoso, somos universo” concluyó su interesante conferencia.
El cierre, con preguntas de los presentes (y sorteos y regalos de las Mujeres a la Cumbres) trajo un anuncio que todos celebraron. “Me di cuenta que me gustan los 8 miles, me gustan las expediciones largas. Mi futuro inmediato será ese”.