Arreo es un magnífico documental de “Tato” Moreno que describe la vida de una familia de pastores en los cerros de Malargüe.
“Nosotros nos tenemos que hacer a un lado para que pase la ciencia” reflexiona Don Eliseo Parada cuando junto a su mujer e hijos arrea ovejas y cabras hacia el campo de veranada, en plena cordillera de Malargüe, y necesariamente debe transitar unos pocos metros por el asfalto de la ruta nacional 40, provocando el fastidio de los apurados automovilistas.
El entrañable arriero malargüino revela y analiza acompasadamente todos los costados de su vida, su familia, su trabajo, sus lugares, sus animales, su futuro, su sentir, a lo largo de 93 minutos de la más pura belleza para los ojos, oídos y alma.
De eso se trata “Arreo”, tercer documental del realizador sanrafaelino Néstor “Tato” Moreno, que se estrenó en diciembre de 2015 en Mendoza en el teatro Imperial de Maipú, y que pasó por el Espacio INCAA de San Martín de los Andes, el cine Gaumont de Buenos Aires en la Tercera Semana del Cine Documental Argentino y por el cine Maitén de Malargüe. Además ganó en la FICMY, Mérida y Yucatán Film Festival, México, el primer premio a Mejor Largometraje Documental Internacional.
Sin golpes bajos, fuera de lugares comunes, ajena a estridencias televisivas, “Arreo” es una cadenciosa melodía sobre el andar de la trashumante familia Parada, sus perros y su ganado, entre la invernada, en la población de Bardas Blancas a 66 kilómetros al Sur de Malargüe, y la veranada, en la zona llamada El Montañés, remontando el río Grande unos 70 kilómetros cordillera adentro. A lomo de mula y caballo, los Parada comparten el trabajoso traslado de más de 500 ovejas y cabras hacia esos elevados terrenos donde la nieve al retirarse dejó al descubierto abundantes pasturas.
La película relata ese transcurso del verano en aquel paraíso mendocino, entre los trabajos típicos del campo, las cuecas y gatos a la vera del fogón y las reflexiones sobre sus tiempos y sus destinos.
“Casi nadie tiene campo propio, siempre tenés que pagarle a alguien” es la lacónica explicación del hijo menor Facundo sobre los magros réditos de sus faenas. “La ciudad es como un caballo que uno no conoce. Si lo subís con miedo el caballo sabe que andás con miedo” afirma José Abel, el otro vástago, el que vive en la ciudad y regresa al pago para sumarse a la veranada.
El propio Moreno encabezó el equipo de rodaje de una producción que llevó 2 años y medio y 2 más de post producción. Su esposa Claudia Gaynor fue la productora, y en algunos tramos del rodaje su hija Julia capturó el sonido y Sergio Martínez fue segundo cámara. La bellísima guitarra incidental comparte cartel con exquisitas melodías, ritmos cuyanos y versos del propio Eliseo Parada.
“Dejé que el viaje de ida y vuelta pasara delante de la cámara”. Precisa la definición de “Tato” Moreno sobre su película de altísimo vuelo emotivo y artístico e impecable fotografía, que desanda con inusual belleza la historia de una familia que con firme convicción valora y ama el trabajo que realiza.
“Me gustaría continuar filmando en las montañas”, anhela el realizador. Quien ha visto “Arreo” no puede menos que sumarse entusiastamente a tan noble deseo.
“Arreo”
Dirección: “Tato” Moreno
Producción: Claudia Gaynor /“Tato” Moreno
Música: Aballay & Corominas / Eliseo Parada
Productora: 24Pfilm
Auspicio: INCAA