La alpinista mexicana este año obtuvo una certificación Guinness por sus ascensos en Himalaya de los últimos años. Fuera de marcas o récords circunstanciales, Viridiana es una alpinista hecha desde el llano, que va cumpliendo objetivos a fuerza de inteligencia y perseverancia.

La alpinista mexicana Viridiana Álvarez ganó en estos días primera plana de los principales medios periodísticos de su país y de distintos lugares del mundo, especializados y no, por recibir la certificación de récord mundial Guinness.
Lo hizo en mérito a lograr, el 15 de mayo de 2019, el mejor tiempo de una mujer en llegar, usando O2 suplementario, a la cima de las 3 montañas más altas del mundo. Viridiana ascendió Everest (8.848 m, Nepal/China, 16/05/17)), K2 (8.611 m, Pakistán/India/China, 21/07/18) y Kanchenjunga (8.586 m, Nepal, 15/05/19), en 1 año y 364 días, tres días menos que la anterior marca.
En la última cumbre también fue la primera mexicana allí, y previamente en K2 la pionera latinoamericana a tal altura. En 2015 ascendió Manaslu (8.163 m, Nepal, 8° más alto) y en 2018, Lhotse (8.516 m, Nepal/China, 4° más alto).
Del ciclo Seven Summits, Viridiana ya ha logrado los “techos” de Asia, Sudamérica, Europa y África: el mencionado Everest, Aconcagua (6.962 m, Argentina), Elbrus (5.642 m, Rusia) y Kilimanjaro (5.892 m, Tanzania), respectivamente.
Más allá
Viridiana es conocida no solamente por sus expediciones a Himalaya (hasta ahora todas exitosas), sino también por llevar adelante en paralelo actividades de asistencia a mujeres y niños en situación vulnerable en su país, y a brindar continuamente charlas y capacitaciones en motivación y liderazgo.
Bella y locuaz, tiene extendida presencia en medios y redes sociales, y reconoce que la mayor parte de su tiempo lo ocupa en conseguir patrocinios para avanzar en su ambiciosa carrera.
Más allá de marcas, récords y reconocimientos, es intención de este reportaje de CUMBRES al que gentilmente Viridiana accedió, conocer su otra faz. Echar luz sobre la carrera, formas y objetivos de montaña de una formidable y joven alpinista latinoamericana de temple y perseverancia admirables.

CUMBRES: ¿Qué se entiende por hidrocálida? ¿Es por Aguas Calientes, o tiene alguna otra connotación?
Viridiana Álvarez: Sí, es el gentilicio de las personas que nacemos en Aguas Calientes, uno de los Estados más pequeños de México.
CUMBRES: ¿Cómo descubriste que con la visibilidad que te dan tus logros en Himalaya puedes transferir asistencia, soporte a mujeres y niñas desde tu Asociación?
Viridiana: Es curioso porque antes de conocer la montaña yo ya tenía una Fundación, organizaba pláticas con deportistas, llevándolos con niñas, que sean modelos para que vieran el valor del esfuerzo, de tener metas. Jamás imaginé que yo iba a estar luego frente a ellas. La montaña es una maestra y nos da unos aprendizajes bárbaros. Estar frente a esas mujeres y niños es un regalo de la montaña.
CUMBRES: ¿Es que tus metas en las montañas tienen más que ver con lo motivacional, con lo psicológico, que con lo propiamente deportivo o físico?
Viridiana: Es así. En la plática hice un decálogo de metas, los 10 aprendizajes que me ha dejado el camino de la montaña. Romper paradigmas, salir de la zona de confort, atreverse. Son aspectos que me ha tocado vivir en la montaña, pero que se pueden utilizar en cualquier aspecto de la vida.
Definitivamente son motivacionales, aspiracionales, pero basados en la montaña. Más allá de la técnica -de hecho, no hablo de cómo escalar una montaña-, sino la montaña que todos tenemos. Es a lo cual los montañistas nos referimos como la montaña de la vida.
Y obviamente el interés que conozcan la naturaleza y se acerquen. Pero no es el mensaje principal, sino simplemente esa parte de superarse en cualquier ámbito.

CUMBRES: La cuestión de género, como en muchos ámbitos, se manifiesta también en el alpinismo. ¿Cómo ves esa situación y cómo la manejas?
Viridiana: En estadísticas y números anteriormente no había tanta participación de las mujeres como la hay ahora. En el año anterior me tocó participar en una expedición donde 40% éramos mujeres. Eso quiere decir que las mujeres están muy presentes, hay gran participación.
Obviamente las mujeres vivimos la montaña diferente. No es que sea más difícil sino diferente. Física y biológicamente el hombre y la mujer tienen diferencias, pero la capacidad para afrontar esos retos es igual.
Siempre digo que la montaña es la utopía de la equidad. Porque la montaña te va a tratar igual si eres hombre o mujer, si tu color de piel es claro u oscura, si tienes dinero o no tienes, o la edad. La montaña te va a tratar igual, es la misma temperatura, altimetría, distancia. Como individuos tenemos que ganarnos su respeto.
CUMBRES: ¿Buscaste planificadamente tus logros en las 4 cumbres, en K2, o el Guinness? ¿O vas avanzando en tus objetivos y bueno, las distinciones van llegando?
Viridiana: Cuando me inicié yo quería subir Everest y ya, no tenía más aspiraciones. Voy a Orizaba, voy a Aconcagua, después voy a Manaslu y ahí digo ‘ok ya me voy a Everest’. Era una parte de preparación de 3 años. Cuando regreso digo ‘¿y ahora qué?’. Yo quería más, quería seguir viviendo la montaña. Las que siguen en altura también son un gran reto.
El K2 tanto técnica, física y mentalmente es un reto mucho más grande. Voy al K2, llego a la cima, regreso -fueron dos meses caóticos y hermosos-… ‘¿y ahora qué?’. Quiero más.
Bueno la que le sigue es Kanchenjunga. Ahí es donde me dicen que si subo antes del 17 de mayo es récord Guinness. Bien, en la montaña no decides el día en que subes, y menos en Himalaya. Mi meta es subir y bajar viva. Pues subo el 15 de mayo, el día de mi cumpleaños, y hago el record Guiness. Fue un regalo precioso que siendo mi cumpleaños el único día que se pudo subir, por 3 días rompo el récord.
Esto me da mucha gasolina para hacer las 14 y ahora hay un plan más claro.

CUMBRES: ¿Cuál ha sido la dificultad o peligro mayor que has debido enfrentar alpinísticamente?
Viridiana: En Everest nunca dije ‘hasta aquí’. Sí estuve muy cansada y eso, pero sí tenía esa determinación. Pero no viví tanto riesgo como en el K2. Ahí sí me pregunté muchísimas veces ‘¿que estoy haciendo aquí?’.
El K2 me puso en muchos límites de mis capacidades físicas y mentales, fue un gran reto. La cima fue un momento muy especial, pero tenía que bajar, que es donde está el mayor índice de accidentes. Para mí las cimas son importantes, pero el festejo es en el campamento base.
CUMBRES: ¿Piensas que tu formación tan diversa, Administración de Empresas, Innovación, Ingeniería, te dotó de herramientas útiles para tu carrera en la alta montaña?
Viridiana: Estudié coaching, me certifiqué como coaching ontológico y eso me ayudó mucho. La parte de Administración e Ingeniería no creo que tanto, pero sí el coaching. Cómo poder conocerse uno mismo, ese nivel de introspección que se requiere en la montaña para poder sacar lo mejor de ti. Controlar el miedo, la inteligencia emocional, todos aspectos importantes en la montaña.
Necesariamente no lo tienes que estudiar, en la montaña se desarrolla. Pero estas certificaciones me ayudaron mucho a poderlo aplicar. Yo intenté desde mi ciudad poder hacer cursos de montaña en Ciudad de México, pero era imposible para mí. Me hubiera gustado tener esa formación o certificación, que aún la tengo en vista como para poder hacerla. Como aplicar todo lo que aprendí en la montaña y tener algo que me respalde.
Cada quien hace su camino y no es que uno sea mejor que el otro. Hay historias de grandes montañistas que desde los 3 años iban con sus padres a las montañas, que yo no tuve. Y no quiere decir que uno sea mejor o peor. Cada quien tiene una historia y no somos resultado de nuestras circunstancias, sino lo que hacemos con nuestras circunstancias. Ese es el valor de lo que somos.

CUMBRES: Broad Peak, GII, Annapurna, Makalu, figuran como próximos objetivos. ¿Cómo ordenas entonces tus proyectos?
Viridiana: Este año iba por Annapurna, que es la primera que se escala en la temporada. Estaba viendo el financiamiento que es parte del reto de subir estas montañas. Si resuelvo todo esto del financiamiento haría Annapurna, Makalu, y luego en junio o julio a Pakistán. Y ahí según cómo está clima, las cuerdas, la ruta, decidir cuál es primero.
CUMBRES: ¿Dejarás para el final el Nanga Parbat? Hay quienes la consideran la más difícil y arriesgada de las 14…
Viridiana: No soy una persona de planear tanto. Ahora estoy soltando otra vez todo, porque este año no vamos a subir ninguna montaña. Y ya cuando se aproxime abril del siguiente año empiezo a ver.
Porque esa parte de idealizar tanto algo, y no sucede, puede traer desilusión o decepción. Mucho depende de los patrocinios, porque es un proyecto muy ambicioso económicamente y de montaña.
Sí me gustaría hacer muchas montañas, pero trato de jugar un poco con flexibilidad y aferrarme a la idea de ir a la montaña a disfrutarla, sin decidir qué o cuál. En la montaña tienes que ser muy flexible. No llegas con un itinerario y dices ‘así voy a hacer’. He tratado de soltar un poco eso.

CUMBRES: Todas tus cumbres, al menos las de más de 8 mil metros, las has logrado utilizando O2 suplementario. ¿Qué piensas de su uso para alcanzar objetivos en alpinismo? ¿y qué piensas de las opiniones que restan mérito deportivo a lograr una cima de gran altura con ese auxilio?
Viridiana: Cuando empiezo con mi meta de Everest y voy a Manaslu -que en cuestión de altura es mucho menor y muy accesible para hacerla sin oxígeno- digo ‘quiero intentarlo sin oxígeno’. Pero mis compañeros me dicen que como voy a hacer el Everest con oxígeno, entonces Manaslu también, para ver cómo funcionas con el oxígeno. El K2 por la altura y la técnica también.
En Himalaya no es pregunta si vas con oxígeno o no. En Himalayan Database dicen que el 6% no usa oxígeno y el 94 % sí. En un documental de Discovery dicen que de 100 expedicionarios, 6 o 7, ni siquiera 10%, no usa. Son excepciones muy grandes, que tienen todo mi respeto, son personas extraordinarias que corren mucho riesgo porque si no usas oxígeno y te empieza a dar un edema, aún cuando te lo pongas es muy riesgoso.
Tengo esa espina de si pudiera hacerlo sin oxígeno, pero es muy riesgoso. Todos los accidentes que he visto en su mayoría son por no usar oxígeno suplementario.
Yo voy a disfrutarlo, es un reto personal, mis respetos para quienes no usan. No creo que soy menos montañista si lo uso o más montañista si no lo uso. Es un reto muy personal lo que estoy tratando de demostrarme.
Pero en su en su mayoría quienes hacen esos comentarios lo hacen en una silla detrás de un dispositivo comentando y opinando. Jamás son personas que van a la montaña.
CUMBRES: ¿Te entusiasma realmente el objetivo Seven Summits? ¿Lo consideras un desafío interesante como 14 x 8000?
Viridiana: Me interesa. Lo que pasa es que las que me quedan son las más costosas, McKinley, Antártida, Carsztensz. Las tengo en la lista, pero no todavía.
Hace poco vi un documental de Antártida, Juan Sin Miedo, de alguien que hizo la travesía al Polo Sur solo en bicicleta. Hace poco un grupo de mujeres británicas atravesó la Antártida, solas. Para mí se volvería un sueño poder atravesar Antártida en solitario, sería un reto impresionante.
Creo que los retos no se acaban. Definitivamente las Seven Summit están en la lista.

CUMBRES: ¿Cómo es tu vida fuera de las montañas?
Viridiana: Nazco y crezco en Aguas Calientes, donde no hay montañas, hay sólo un pequeño cerro. Yo no era una niña atlética, hasta los 28 años que empiezo mi carrera de 10 km. Quienes me conocen desde niña me preguntan ‘¿de dónde salió todo esto de la montaña?’.
Mi historia es romper paradigmas. A mí cuando me dicen que no se puede es cuando más lo quiero. Estuve trabajando 10 años en un escritorio, en la industria de manufactura, tenía yo mi carrera profesional en mi mente. Y se me atraviesa la montaña y el ejercicio y cambio 360º mi vida.
Fundé una empresa de consultoría en plática motivacional, capital humano, liderazgo, trabajo en equipo, coaching. Primero para poder fondear estas expediciones y también para tener el tiempo para irme a las expediciones varios meses.
Tengo una Fundación que se llama “Líderes de Altura” que trabajo con niños y mujeres. Y tengo un proyecto de un vino tinto que estoy vinificando. Se llama “Entre Montañas”, sale en noviembre una edición especial “Guinness”. Son 1200 botellas de Merlot, es un proyecto pequeño. Hace dos años me certifiqué como sommelier y es otra de mis pasiones.
Mi vida en definitiva no es tan normal porque he roto varios esquemas. Pero sigo siendo la misma persona, con mayores aprendizajes.
(Ph de portada: Viridiana en la cumbre de Kanchenjunga)