El fundador y director de la revista Desnivel mantuvo un extenso y reflexivo diálogo con CUMBRES. Alpinismo, escalada, periodismo, comunicación y un especial recuerdo de Mariano Galván
Darío Rodríguez nació el 15 de abril de 1959. Desde niño amó las montañas y la fotografía. Estudió periodismo y, aunque no terminó la carrera, con poco más de 20 años encontró la forma de amalgamar todo lo que le gustaba hacer, y empezó a contar historias de montaña.
En 1981 puso en la calle el número 0 de una revista de montaña a la que llamó Desnivel. Fue un número especial dedicado a un amigo que murió en los Pirineos. Al poco tiempo decidió que podía ser una buena idea darle continuidad a la edición.
Hoy Desnivel es uno de los medios periodísticos de montaña en idioma español más influyente del mundo. Y además es una editorial que publica literatura de montaña.
Darío Rodríguez repasó con CUMBRES su carrera periodística y reflexionó sobre el pasado y la actualidad del mundo del montañismo.
CUMBRES: Fundaste Desnivel en 1981 ¿Cómo fueron aquellos momentos fundacionales y cómo es la empresa actualmente? ¿Qué piensas, a casi 40 años de aquello, sobre el crecimiento y la importancia que ha adquirido la revista?
Darío Rodríguez: Ha cambiado todo, cuando empezamos había un cambio muy importante en el mundo de la escalada. En España empezaba el fenómeno de la escalada libre y luego en los ‘80 la escalada deportiva. La revista la iniciamos de forma muy sencilla, en blanco y negro con muy pocos recursos, en un momento en que en escalada y alpinismo en España no había posibilidad de ser profesional, no había mercado, era un mundo que vivía casi al margen de la sociedad. Hoy es un mundo muy conocido, hay programas de tv, hay personajes como Juanito Oiarzábal, Edurne Pasaban, Kilian Jornet, muy conocidos por el tema del material y las prendas. Cambió absolutamente todo.
La comunicación no tiene nada que ver con lo que es ahora. 40 números de Desnivel los hicimos con máquina de escribir, en aquel momento un proceso lentísimo. Nuestras únicas referencias eran los libros y las escasas revistas, o por carta o teléfono, ni siquiera existía el fax. Sin embargo, es curioso que la información era tan rudimentaria pero las fuentes posiblemente más fiables que ahora, en la época digital que hay tantísima información muchas veces si no es una persona que conoces y de mucha experiencia la fuente puede que sea poco fiable.
¿Qué envergadura tiene hoy Desnivel?
Somos una empresa pequeña. Somos muy dinámicos y esa es la clave, para todos los que trabajamos es nuestra pasión, le dedicamos todo nuestro tiempo y eso es clave porque cambió la información y tienes que estar informado de forma continua, tiene que ser un grupo muy motivado. Tampoco la economía permite que haya mucha gente. Editamos Desnivel desde el 81 y va por el número 380. Luego vino Grandes Espacios, deportes de naturaleza, Escalar, dedicado a la escalada deportiva. Y hace unos 25 años comenzamos a editar libros. En esa época prácticamente no había ningún editor de libros de montaña. Hemos editado 1.000 libros de los cuales habrá 600 ó 700 vivos y el resto agotado. Somos muy dinámicos en Internet y redes sociales. Y en Madrid tuvimos la suerte de encontrar una librería, la más antigua de España, de 1898 y de las 10 más antiguas de Europa, que la inauguró Walter Bonatti (Italia, 1930-2011, uno de los más grandes alpinistas de todos los tiempos, además fotógrafo, periodista y escritor) y por la que pasaron Reinhold Messner y prácticamente todos los personajes del alpinismo porque no es solamente una librería sino un punto de encuentro.
Tu curriculum indica que eres periodista. ¿O fotógrafo? ¿O ambas cosas en el mismo nivel?
Nunca terminé la carrera de periodismo. Me gustan las dos cosas, pero me apasiona contar historias. Y para contarlas la fotografía es un medio que me apasiona, ahora también está el video que es herramienta fantástica. Y escribir, que quizás sea lo que menos hago, aunque ahora con Internet uno escribe mucho. Un periodista tiene que ser enciclopédico y dominar las nuevas tecnologías. Yo vengo de la época de la máquina de escribir y sin embargo manejo muy bien las nuevas herramientas. Un periodista no puede decir ‘yo sólo escribo, sólo hago fotos, sólo hago video’. Tiene que manejar todo, redes sociales y lo que venga en el futuro. Aparte tienen una finalidad que es contar historias, y para eso tienes que utilizar la que encaje más con ese momento. La fotografía me apasiona porque es simplicidad máxima, la capacidad de resolver con una imagen un mensaje, es el arte más complicado.
Dentro de la fotografía has incursionado mucho en la escalada, no sé si todavía lo haces, pero ¿qué te provoca esa especialidad en la fotografía de escalada?
La fotografía me apasiona en todas sus facetas, pero desgraciadamente, aunque he participado en alguna expedición, al final no he tenido mucho tiempo. La fotografía de escalada es más accesible y lo tienes más cercano en España, auténtico paraíso en la roca. Lo he vivido con muchísima pasión, he conocido a los grandes escaladores de las últimas épocas. Me hubiera gustado hacer más fotografía de expedición, pero eso te exige tiempo y yo el 100% de mi tiempo prácticamente ha estado dedicado a Desnivel.
C: Has entrevistado a cientos de los más célebres montañistas españoles y no españoles, y escrito abundantemente sobre ellos. ¿Cuáles dos o tres de esos grandes personajes más te han impactado?
He sido super afortunado, me es difícil calcular el número de entrevistas que he hecho, serán más de 1000. Ha habido momentos que cada día he hecho una entrevista. He conocido a los más grandes personajes, algunos por el mito que representan como Walter Bonatti, ha sido algo único, una persona que se retiró muy pronto del alpinismo, no le gustaba aparecer en ningún evento, permaneció por muchísimos años al margen del alpinismo, y sin embargo era extraordinariamente amable y afectuoso, con quien tuve una relación muy especial, acabé realizándole una entrevista de 4 ó 5 horas. O Edmund Hillary, primero en subir al Everest, un auténtico lujo. Con casi todos los grandes personajes suelo tener conversaciones realmente interesantes, porque todo el mundo que sobrevive al alpinismo -desgraciadamente bastantes de quienes he entrevistado ya no están con nosotros-, es gente que reflexiona mucho sobre lo que hace. En alpinismo con estos grandes personajes ya no hablas de la propia actividad sino de la vida, la muerte, el amor, la montaña, la naturaleza.
C: ¿De qué forma el periodismo y la literatura de montaña se insertan en redes e internet y aprovechan sus virtudes sin descuidar la calidad estética y de contenidos intrínseca de los medios impresos?
Es un momento de locura con las redes sociales, todo el mundo se ha convertido en periodista, en emisor de noticias, los propios alpinistas y escaladores. Para saber lo que está pasando la propia fuente es el deportista, y a veces no puedes acceder. Las redes tienen cosas buenas y malas, es una herramienta que los periodistas debemos utilizar. Si te gusta contar historias tienes que usar estas herramientas, y usarlas muy bien y tener mucho cuidado porque quienes nos siguen creen en nosotros. Muchos temas somos los primeros en dar la información e intentamos darla bien. Si no hablamos de algo es porque ese algo es una información que no es correcta o no ha pasado, y hay cosas de las que no debemos hablar, como en el segundo rescate de Mariano Galván que era una cosa bien complicada y en ese momento decidimos no hablar.
Como autor de algunos libros muy reconocidos, la semblanza fotográfica de los Picos de Europa, biografías y conversaciones con personajes como Carlos Soria, Pérez de Tudela, Juanito ¿Cuál es el estilo que más te satisface, y qué posición tienen los libros sobre montañas en el panorama de la Literatura en general?
Hay grandes libros. Los que más rápidamente te llegan son Mal de Altura, Tocando el Vacío. Annapurna de Maurice Herzog ha vendido cantidad inmensa de libros, millones. Hay grandes obras como todo en la vida, libros muy buenos y otros no tanto. En general en el mundo de la montaña, a diferencia de otros deportes, lo bonitos es que es arte, es fotografía, es cine, es literatura, poesía y música. Es un momento muy bueno, excepcional, con grandes fotógrafos y pasa igual en el cine y la literatura. Como editor el problema es decidir qué editar de tanta literatura, cuando en otras épocas era muy limitado. Ahora hay una riqueza enorme y un nivel altísimo.
¿Qué papel juegan para los montañistas europeos, y españoles en particular, los Andes y el Aconcagua?
Los Andes siempre han sido un poco el punto de partida antes de ir al Himalaya. De hecho, la primera expedición española del año ‘61 fuera de las fronteras fue al Perú. Aconcagua no lo conozco, pero todos los alpinistas españoles siempre van y lo han subido muchísimas veces. Yo no sé cuántas veces lo ha subido Juanito Oiarzábal por ejemplo. Los Andes siempre ha sido una pieza clave.
Habiendo sido testigo directo y protagonista del vertiginoso crecimiento de las actividades y deportes de montaña en los últimos 30 años, ¿es el saldo positivo? ¿se ha crecido en forma sustentable en el montañismo?
Soy muy positivo. El alpinismo al final es un deporte bastante peligroso, exigente y relativamente costoso por el material. Así como la escalada deportiva ha crecido muchísimo, el alpinismo de alto nivel no ha crecido tanto, si se ve el alpinismo de hace años con ahora los personajes que realmente hacen actividades importantes no son tantos. Otra cosa es la masificación en algunas montañas como Everest, Mont Blanc, Aconcagua posiblemente. He estado en CB de Everest acompañando a Carlos Soria y es una pequeña ciudad de 1000 habitantes, un pueblo limpísimo, no encontré ningún tipo de suciedad. Pero si quieres estar absolutamente solo en la montaña no puedes ir a la normal del Mont Blanc, del Cervino o del Everest. El Everest tiene un montón de rutas por las que nadie sube. Hay problemas en algunos momentos de limpieza en algunos campos bases, pero son fenómenos muy concretos de algunos países que organizan expediciones.
Conociste y fuiste uno de los últimos periodistas en entrevistar al argentino Mariano Galván. ¿Qué nos puedes decir de él, de su carrera, de su personalidad?
Muy buena gente. Una persona que vivía la montaña de forma absolutamente intensa. Trabajaba como guía de montaña y vivía una vida realmente simple para luego partir de expedición. Una persona fortísima, y a la vez humilde, cercana, sencilla. Todas estas cosas que digo son las clásicas cosas que se dicen cuando alguien desaparece, pero es lo que realmente pensaba desde el momento que lo conocí. Es un personaje que me enamoró. A mí los personajes no me enamoran tanto por los grandes deportistas que puedan ser (a veces te encuentras que son muy creídos) sino que me gusta la faceta humana. En este aspecto Mariano era un 10. Aparte contaba con muy poco apoyo, siendo como era uno de los grandes porque lo que ha hecho Mariano en Himalaya es absolutamente único. Me llenó de tristeza su desaparición porque era una persona con quien ya tenía una gran amistad.