El alpinista español intenta encadenar tres seismiles en la Puna de Argentina. Logró una de las cumbres del primero, Cachi. Pero sufrió congelaciones de primer grado en los diez dedos de sus manos. Espera recuperarse pronto para continuar su desafío.
Daniel Zaragoza, el español que intenta las cumbres de tres seismiles en la Puna de Argentina con aproximación en bicicleta, debió pausar su desafío después de lograr una de las nueve cumbres del nevado Cachi.
El alpinista sufrió congelaciones de primer grado en los diez dedos de sus manos a raíz de las bajísimas temperaturas reinantes, más algunos inconvenientes con su equipamiento.
Daniel se encuentra por estos días descansando en la localidad de Huacalera, en la provincia argentina de Jujuy. El pequeño poblado está situado exactamente sobre el trópico de Capricornio, no lejos de la triple frontera entre Argentina, Bolivia y Chile.
El ascenso al Cachi lo comenzó efectivamente el domingo 10 de abril en la quebrada de Humahuaca. Fueron cinco días, 400 km, en bicicleta, y cuatro jornadas en la montaña.
Pero la impresionante y temprana ola de frío que por estos días afecta a la cordillera de los Andes en su sector argentino/chileno, hizo lo suyo. Daniel debió soportar temperaturas de -20° y vientos de hasta 100 km/h, el día de cumbre.
Esas condiciones lo pusieron al borde del abandono. Sin embargo, continuó y pudo subir a la cima Hoygaard, de 6.185 m, en el Cachi, y bajar al campo de altura en 11 horas de pura lucha.
“Lo malo es que no llevaba unos guantes muy gordos y tuve problemas con el crampón derecho que se soltaba continuamente y tenía que manipularlo con mis guantes interiores, que terminaron rompiéndose” le relató Daniel sus peripecias a CUMBRES.
Congelaciones y después
Las consecuencias fueron apreciables. Una vez abajo, fue tratado en el hospital local, donde le diagnosticaron congelaciones de primer grado en los diez dedos de sus manos.
El tratamiento con Mexadetasona y Diclofenac intenta desinflamar y recuperar la sensibilidad perdida. “Siento un hormigueo constante que se acentúa cuando toco algo. Una semana después voy mejorando poco a poco, pero aún tengo los dedos como si fueran palos de madera” señaló el zaragozano.
El proyecto de encadenar en 20 o 30 días los nevados Cachi, Quewar y Llullaillaco, queda necesariamente pausado. “Aunque todavía tengo ilusión y ganas de continuar, físicamente me sentí fuerte y aclimatado. Así que, si recupero la sensibilidad en los dedos, los próximos días retomaré la actividad”, concluyó con entusiasmo y optimismo intactos.