Junto al guía local Juan Diego Simón, recorremos serranías, montañas y costas de la región de Murcia, desde el mirador de la Cresta del Gallo. Una infinita variedad de paisajes y formas, para disfrutar en cualquier época del año.

La Región de Murcia, en la costa mediterránea de España, cobija una variedad de paisajes de montaña de enorme valor estético, que permite el desarrollo creciente de una gran diversidad de actividades para conocer y disfrutar.
CUMBRES hizo un breve repaso “in situ” y recorrió la región durante una jornada junto a uno de los más inquietos conocedores de sus rincones: Juan Diego Simón, guía de trekking y organizador de viajes de montaña, no sólo en Murcia sino por todo el mundo.
Lo primero que se hace cuando se llega a la ciudad de Murcia es subir a la Cresta del Gallo, el punto más alto de la región. Tras dejar el vehículo en el parking, un ascenso poco dificultoso a través del suave bosque, nos conduce a la cima de 523 metros.

Desde ese lugar, parte de la Cordillera Sur y donde se iniciara la actividad de escalada en la zona, se logra una vista 360º de la ciudad, el valle, las montañas y la costa del mar Mediterráneo.
Hacia el Oeste se distingue claramente Sierra Espuña, el parque regional más grande de la región y más en la lejanía las sierras de Moratalla. Sierra Espuña tiene una particularidad: contiene en una misma área zonas desérticas, bosques y altas montañas.
Los pozos de nieve
Esta sierra esconde numerosos sucesos históricos, desde su explotación como zona de cultivo hasta uno de los más interesantes atractivos: los pozos de nieve.

Durante el siglo XVI, una importante actividad económica se desarrollaba en las umbrías de la sierra. La nieve y el hielo eran almacenados en grandes depósitos construidos a 1.400 metros, en un complejo nevero de unos 25 pozos.
Ese hielo acopiado, en verano era fuertemente embalado y trasladado por las noches a Murcia y otros poblados. Se lo utilizaba con fines terapéuticos, para conservación alimentos, medicinas, enfriar bebidas y hasta elaborar helados. El auge de la actividad se alcanzó entre los siglos XVII y XVIII. Y se fue extinguiendo ante el advenimiento del frío industrial en el comienzo del XX.
Mientras tanto, vastas zonas fueron deforestadas a consecuencia de la explotación maderera. Es que en el siglo XVIII el territorio pasa a formar parte de la Marina, que precisa gran cantidad de madera para la construcción de barcos.

También menciona Juan Diego dos grandes inundaciones en Lorca y Murcia. Los fenómenos naturales que afectaron a los sectores boscosos, que se van recuperando mediante planes de reforestación.
Mar Menor y Santuario Íbero
Mirando hacia la costa desde la singular cumbre, Juan Diego señala el paisaje lunar anterior al mar Menor. Ea caprichosa albufera del Mediterráneo frente a la costa de la hermosa ciudad de Murcia, sorprende por sus formas curiosas.
El semicírculo del mar Menor se separa del Mediterráneo por una delgada franja de arena de 22 km de largo y un ancho variable entre 100 y 1200 metros. Pequeñas y atractivas playas lo jalonan, así como pequeños islotes completan el panorama de asombro.

En el descenso desde la Cresta del Gallo, Juan Diego nos enseña el Santuario Íbero (o Ibérico) de la Luz. Es un yacimiento arqueológico de enorme trascendencia con ruinas, muy bien cuidadas y señaladas, de los primeros poblados de la cultura íbera. Eran los antiguos colonizadores de estos territorio.
Algunos de los hallazgos de este sitio están fechados en el siglo V antes de la era cristiana. Terrazas, senderos, bancos, torres, sitiales religiosos y hasta una bañera excavada en la piedra, perduran en el tiempo gracias a las labores de preservación que se llevaron a cabo en el sorprendente yacimiento.