Belleza sin par rebosan los famosos Picos de Europa, parte de la cordillera Cantábrica que comparten Asturias, Cantabria y León, en el Norte de España. Junto a los alpinistas cántabros Raquel García y Javier Alonso, incursionamos en uno de los hermosos circuitos del Parque Nacional.
Los Picos de Europa, situados en el extremo Norte de la península ibérica son, posiblemente, uno de los conjuntos montañosos más bellos y estéticos del planeta.
La cadena se expande aproximadamente de Oeste a Este, no muy lejos de la costa del mar Cantábrico. Ocupa un espacio dentro de la cordillera Cantábrica que involucra a tres regiones administrativas: Principado de Asturias, Cantabria y Castilla y León.
Geológicamente, los Picos de Europa se dividen en tres grandes macizos, Occidental, Central y Oriental, con sus respectivos valles por donde discurren los ríos Sella, Cares y Deva.
Su cumbre más elevada es la torre Cerredo, en el macizo Central, de 2.648 metros. Y quizás la más emblemática es el pico Urriellu, o Naranjo de Bulnes, de 2.519 metros.
La primera incursión de CUMBRES a los Picos de Europa consistió en un trekking con moderado ascenso sobre un sendero llamado Tornos de Liordes, uno de los más populares. Su acceso dista unos 130 kilómetros de la ciudad de Santander, capital de la región de Cantabria.
Una vez dentro del Parque Nacional Picos de Europa, el serpenteante desfiladero de la Hermida acompaña el pulso del río Deva hasta ingresar al hermoso valle de Liébana. Al paso encontramos encantadores poblados montañeses como Potes, Camaleño o Mogrovejo.
Buenas compañías
El paisaje característico se exhibe en todo su esplendor, combinando abruptas paredes rocosas con un frondoso bosque sobre un manto verde que hace las delicias del abundante ganado.
Nuestra guía es nada menos que Raquel García, la alpinista cántabra que emprende ambiciosos proyectos deportivos, principalmente en Himalaya, con efectivas acciones solidarias.
Precisamente en pocos días Raquel volaría a Nepal para intentar ascender, junto al experimentado Javier Campos, el Pisang Peak, de 6.091 metros. No pudo lograr su cumbre, a escasos 600 metros de su objetivo deportivo. Pero cumplió con creces su mandato solidario: recorrer pequeñas aldeas donde entregó a los pobladores material escolar, juguetes y medicamentos, gracias al apoyo de sus numerosos sponsors.
En Fuente Dé, la base del teleférico a 1.083 msnm, nos espera Javier Alonso García, un intrépido montañista de 73 años (que aparenta la mitad), miembro del Club El Argayu.
La idea originaria de tomar el elevador al Mirador del Cable, donde se contemplan las más altas cumbres de Picos de Europa, es descartada por los guías. El pronóstico de viento no es favorable.
Así, sin más, decidimos Tornos de Liordes. Cruzamos un pequeño bosque y encaramos con un sol pleno el ascendente sendero, por momentos de piedra muy suelta y por otros algo más consolidado.
Antiguo camino minero
A medida que se gana altura, el viento se hace sentir más y más, pero sol del verano tardío compensa la sensación y el avance es agradable.
El objetivo es ganar el collado Jermoso, que deriva en la amplia y bella vega de Liordes, a unos 1.919 metros de altitud, habiendo superado la altura de la verticalísima peña Remoña.
Allá arriba se encuentran ruinas de una de las tantas antiguas minas de los Picos de Europa, cuya actividad pretérita dio lugar a este y a muchos de los senderos que hoy se transitan. Por ellos los mineros bajaba el material extraído.
Al fondo de la extensa vega, una también antigua cabaña de pastores hace las veces de improvisado refugio para quienes abordan desafíos por los Picos de Europa que exceden la jornada. La visión de 360 grados es sobrecogedora.
Un rápido almuerzo en altura con la atrevida visita de un par de grajos, ruidosos y curiosos, pone fin a la mitad del desafío. El descenso, obviamente más rápido que la subida, obliga a mantenerse 100% alerta. La piedra suelta por momentos se convierte en un verdadero desafío extremo.
No obstante, siempre la bajada permite la conversación amena, la descripción del magnífico escenario, en este caso de los Picos de Europa, el relato de viajes y los sueños de las expediciones que vendrán.
Y las promesas y compromisos de nuevos encuentros y nuevas jornadas compartidas de montaña, cualquiera sea la latitud.