Pasó por Mendoza el meteorólogo Pedro Mazza, un reconocido profesional que desarrolla su trabajo en forma privada desde hace más de 33 años y desde hace 21 para medios de comunicación de nuestra provincia. Dejó interesantes conceptos relacionados con la carencia de adecuados pronósticos meteorológicos en la zona cordillerana, y su propuesta de optimización.
Mazza dialogó con CUMBRES y definió a la meteorología en su parte predictiva como “un complejo juego de engranajes donde hay pronosticadores que no pronostican porque ven más allá del horizonte sino porque tienen información, de superficie, de satélites, de altura, de observadores, de estaciones automáticas, radio sondeos, mapas del tiempo, fotos satelitales, etc”.
El gran déficit que encuentra en el sector de nuestra cordillera “es que no está vigilada”. Para explicarlo señaló como ejemplo que ante la presencia de un sistema nuboso apoyado sobre la cordillera “para verlo contamos únicamente con el satélite, que desde arriba ve el sombrero del mexicano, no ve si el mexicano es bigotudo, panzón, flaco, etc. No lo ve. Para eso necesitamos gente abajo, adiestrada, que sepa diferenciar qué tipo de nubes hay, qué tipo de precipitación, si el viento es zonda o no, etc.”.
En eso consiste la propuesta enunciada por Pedro Mazza: “Para un diagnóstico y posterior pronóstico, esos datos que le llegan al pronosticador son básicos”.
Para lograr este verdadero complejo de información en superficie es necesario formar gente, distribuir estaciones en la cordillera y formar una red de observadores que sistemáticamente midan y registren datos del tiempo, “por más que esté despejado, calmo y cálido, igual se tienen que tomar todas las variables del tiempo. Una vez por hora, una vez cada tres horas, pero eso tiene que quedar registrado, tiene que alimentar una base de datos que hoy por hoy no hay y no se tiene que agotar en el dato de temperatura, presión, humedad y viento, sino que también tiene que contener estado nuboso, visibilidad, tipo de nubosidad, auscultar el cielo en definitiva”.
La interesante idea consiste en un largo proceso de formación de voluntarios a lo largo de la ruta 7, mencionó sitios como Punta de Vacas, Puente del Inca y Las Cuevas, donde, asegura, “hay mucha gente solidaria que quiere colaborar y ser protagonista”.
Los datos que se obtendrían deberán enviarse a una central donde se evaluarán y en base a esa información proveniente de la red, más los datos técnicos actuales, se confecciona un pronóstico estrictamente localizado.
Esta propuesta la enmarca en la necesidad de concientizar a la gente lo que es la cordillera: “Si hay algo no uniforme es la cordillera, donde con la misma situación meteorológica puedo determinar un lado de la montaña cubierto con nevadas y viento fuerte, y el otro lado a la misma hora y con la misma situación meteorológica totalmente despejada y con temperatura más alta que en el llano”.
“El pronóstico es bueno pero si lo entendemos con el concepto de meteorología operativa, no meteorología social, que sirve para que el ama de casa determine qué ropa le pongo al nene para mandarlo a la escuela. Eso está perfecto. Pero no se agota ahí. La meteorología es una herramienta para la toma de decisiones, para ahorrar plata, tiempo, esfuerzos. Y para salvar vida si hablamos de cordillera”.