El neerlandés Roeland van Oss, en sus 25 años de experiencia como guía de montaña y esquí de UIAGM/IFMGA, líder de expediciones y alpinista, comprobó a cada paso la creciente fragilidad de las montañas. Glaciares en retirada, rocas inestables y sequía son ya una realidad visible en los Alpes.
Decidió entonces poner manos a la obra, haciendo lo que sabe hacer: subir montañas en forma autónoma y pura. Y para llamar la atención sobre la problemática que se abate no solo en los Alpes sino en las cordilleras de todo el mundo, pergeñó Climbing4Climate, un proyecto de acción ante el factor climático en las montañas.
Su plan consistió en conquistar en solitario y sin asistencia todos los cuatromiles de la cordillera, 82 picos por encima de los 4000 metros en Suiza, Italia y Francia.
El 27 de mayo comenzó en Morteratsch, Suiza, arribando a los 4.049 m de Piz Bernina, la montaña más alta de los Alpes orientales. Entre montaña y montaña cubrió las distancias en bicicleta. Pedaleó más de 1.300 km, caminó 600 km y ascendió 107.000 metros de desnivel.
Cambio de planes
Una noche helada y con mucha nieve lo obligó a pasarla en el refugio Marco Rosso. La escalada del día siguiente duró el doble de lo calculado, ocho horas.
Además, las temperaturas récord del verano dificultaron las condiciones, con muchas rutas cerradas debido a la caída de rocas y hielo.
Obligado a modificar su plan de ruta, antes de lo previsto llegó en su bicicleta a Chamonix y subió los 31 montes de más de 4000 m de la zona del Mont Blanc. Fue allí donde van Oss percibió lo más crítico del retroceso de los glaciares, entre otros efectos del cambio climático.
Para subir el Matterhorn no debió usar crampones debido a la escasa cantidad de nieve en un sector donde, en temporadas normales, los últimos metros están siempre cubiertos de nieve y hielo.
El cronograma aproximado determinaba todo el proyecto durante el verano. Pero debió ajustar diariamente sus expectativas.
A veces Roeland pudo lograr varios picos en un día. Como en Zermatt, donde un grupo de cuatro miles se ubican juntos y pudo ascender nueve en el mismo día.
Su día más arduo fue cuando logró encadenar la travesía desde Mischabeljoch bivak, sobre el Taschhorn (4.491 m), Dom (4.545 m), hasta Dirruhorn y finalmente el campamento en Täsch. Siete picos en una larga y agotadora jornada.
Las cosas de otra manera
“Si subo los cuatro miles, no quería hacerlo por mí, sino por algo más grande. Decidí vincular el proyecto con el clima y mostrarle a la gente que las cosas se pueden hacer de otra manera” reflexionó Roeland en sus redes sociales.
Durante el viaje, quienes lo siguieron por redes pudieron contribuir a través de pequeñas acciones para una vida más sostenible. Por ejemplo, lavarse con más frecuencia a 30°, comer menos carne, duchas más cortas y transporte más ecológico. Sumadas cada una de esas decisiones, se ahorraron 16.000 kg de CO2.
Rab, la marca de actividades al aire libre que apoyó a Roeland en su aventura, es conocida por utilizar telas recicladas, plumón reciclado, revestimiento DWR sin fluorocarbonos y certificación por RDS en sus productos.
Climbing4Change finalizó el 12 de agosto, en el día 78, cuando Roeland pisó la cima de la Barre des Écrins, en Francia. “Me alegro de haberlo logrado. A medida que avanzaba el proyecto, tenía miedo de que no funcionara. Fue un verano muy seco y cálido con mucha piedra triturada, lo que lo hizo cada vez más peligroso” reconoció, satisfecho.
Roeland van Oss, primer holandés y cuarto alpinista en lograr la hazaña en los Alpes, ya está pensando un nuevo proyecto para el año próximo. Probablemente encare una expedición de largo aliento junto a uno de sus colegas, experto en comportamiento.
(Ph: Ben Tibbetts)