El italiano Andrea Lanfri está en Mendoza, Argentina, para subir el Aconcagua (6962 m) y cumplir así la cuarta etapa de su proyecto Seven Summit, que ya lo encontró en las cimas de Kilimanjaro, Mont Blanc y Everest.
Andrea tiene 36 años, y toda la vida ha practicado deportes de montaña. Hace unos años, en 2015, sufrió una meningitis fulminante con sepsis meningocócica, cuya consecuencia fue la amputación de sus dos piernas y siete dedos de sus manos.
Pero eso no fue obstáculo para su carrera deportiva. Al contrario, se recuperó, entrenó más que nunca y se planteó los más altos desafíos que siempre soñó. Y los está cumpliendo.
El inspirador Andrea recibió a CUMBRES en su hotel en Mendoza, la tarde anterior a comenzar su aproximación hacia el Aconcagua, el monte más alto del hemisferio occidental:
CUMBRES: Cuéntanos de tu infancia y adolescencia en Lucca y cómo fuiste vinculándote con las montañas.
Andrea Lanfri: Nací en un pequeño pueblo vecino a Lucca, entre Lucca y Pisa, donde las montañas no son muy grandes. Mi amor por el trekking y las montañas nació allí, cuando yo tenía 8 o 9 años, con pequeñas expediciones por la zona de dos o tres días, en los Montes Pisanos (Monti Pisani), en la Toscana, donde la máxima altura es de 1000 metros.
Luego en la adolescencia en los Alpes Apuanos (Alpi Apuane, altura mayor 1946 m) me inicié en la escalada. A los 24 o 25 años empecé con el alpinismo, el Monte Rosa por ejemplo de 4634 metros. A los 29 años yo practicaba trekking, corría, bicicleta, escalada, alpinismo, y llega mi enfermedad.
C: Utilizas prótesis de forma permanente, pero ¿son distintas según sea para un día normal, o para trekking o para escalada?
A L: Sí, una para cada día, y otras para los distintos deportes y actividades que hago. Tengo de varios tipos, unas ocho, cada una con un propósito específico, especializadas para escalada, por ejemplo, trekking, alpinismo, running, bicicleta, vida normal. Algunas son totalmente diferentes, como la de escalada que es muy particular. Las de alpinismo y trekking son muy similares, cambia solo el tipo de pie, la respuesta energética y alguna particularidad. Para Aconcagua traje solo la de trekking, no traje otros modelos.
C.: Kilimanjaro y Kenya, Everest, Five Peaks en Italia, Chimborazo ¿cuál fue la expedición más dificultosa, que pensaste que no lo lograrías?
A. L.: En Italia, el monte Cervino, fue lo más difícil. La primea vez fuimos muy lento, no conocíamos la montaña, el tiempo era muy malo y retornamos. Volvimos varias veces hasta hacerlo, ese fue el más problemático.
Aunque digamos que todas son muy distintas. Everest nos preparamos por años, planificamos realmente todo. Estábamos super concentrados en no cometer errores, no solamente allá sino en la previa, en la organización.
Era el período de Covid, no era fácil de organizar, pocos días antes empezó la guerra en Rusia y Ucrania. Pero una vez que empezamos a caminar no tuvimos ningún problema. Estábamos verdaderamente convencidos.
C: Siempre has escalado con algún compañero o compañera, pero esta vez en Aconcagua, vienes solo. ¿Por qué la decisión?
A L: Sí, siempre con alguien. Antes de las Seven Summits fui al monte Bianco con mi amigo Massimo Coda, él también es amputado de una pierna, con él hicimos las cinco cumbres (five peaks) de Italia. Kilimanjaro con mi novia y Massimo. Kenya solo con Massimo. Everest con Lucca Montanari, mi amigo con el que hacemos equipo.
Aconcagua solo, es la primera vez y es una montaña de cota mayor. Seguramente será una experiencia nueva.
C.: Al ser tu primera vez en Aconcagua ¿qué esperas encontrarte allá arriba?
A. L.: Seguramente encontraré un territorio nuevo para mí, me gustará conocerlo, verlo, aprender. Siempre hay una primera vez para todo. Esperemos encontrar buen tiempo. Seguro encontraré un panorama y un ambiente espectacular.
C: ¿Cuáles son los próximos desafíos para el futuro?
A L: El próximo desafío que tengo en el tintero es finalizar las Seven Summits en 2024. Este año tengo programado Elbrus, en tren de completar las siete, que son nueve en realidad, y a fin de 2023, a Oceanía. Y en 2024 Denali y Vinson.
En el futuro, no voy a negar que ya tengo otros ochomiles en la lista. No en solitario, pero muy diferentes. Por ahora no tengo pensado todos los catorce ochomiles. Ya veremos.
Un proyecto que pienso para 2024 es hacer tres famosas caras Norte de tres montañas de Italia. Por ahora es top secret.
C.: ¿Te sientes contenido en el mundo de la montaña? ¿o has encontrado algún tipo de discriminación?
A. L.: Afortunadamente no. Ni en la montaña ni en general. Al hacer tantos deportes hay públicos muy diferentes, de running, de bicicleta, de trekking, de escalada, de alpinismo. Nunca fui discriminado. Quizás porque cuando yo voy, utilizo instrumentos normales. Me ven que a lo mejor les puedo transmitir una alta autoestima y algo positivo.
C: ¿Cómo quisieras ser recordado en el futuro?
A L: Como una persona que ama vivir, que ama explorar, que no se detiene y que sigue sus propios sueños, encontrando soluciones y superando los problemas y las dificultades.
Andrea Lanfri ya está rumbo al techo de América para cumplir un nuevo sueño. Uno más en su extensa lista que persigue y que seguro logrará, como tantos que vendrán. Un portento de fortaleza física y mental combinado con una personalidad franca y sencilla. Andrea es una verdadera inspiración.