Este diciembre, el característico cono blanco de la cumbre del monte Fuji, luce con mucha menos nieve que la habitual. Científicos hablan de índices mínimos como nunca en las últimas décadas.

La montaña más alta y emblemática de Japón, el volcán Fuji (3.776 m), presenta este invierno un aspecto alejado de lo habitual con su estético cono con mucha menos nieve que en años y décadas anteriores.
Si bien una nevada récord azotó la costa occidental de Japón, gran parte de la mitad oriental de ese país no ha experimentado acumulación nívea en este invierno boreal.
Así, la icónica “mancha” de nieve en la cumbre del cónico Fuji, normalmente visible durante todo diciembre, ha sido pequeña o incluso ausente este año.
El pico más alto del país del sol naciente recibió una importante primera nevada el 28 de septiembre de 2020. Pero se derritió rápidamente, y la capa de nieve fue esquiva en los siguientes meses.

Según la revista digital científica SciTech Daily, el Índice de Diferencia Normalizada de Nieve (NDSI) y observaciones satelitales de la NASA indican que la capa de nieve en la montaña el mes pasado estaba entre los más bajos de los últimos 20 años.
También las estaciones meteorológicas terrestres alrededor del Fuji registraron mucha menos precipitación de lo habitual en diciembre. “Hasta el 24 de diciembre, era solo el 10 por ciento de un año promedio”, dijo Toshio Iguchi, científico de teledetección con base en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Los especialistas comprobaron además que las temperaturas en la zona fueron inusualmente cálidas durante las dos primeras semanas de diciembre.
Hacia fin de año, la montaña finalmente recibió una cantidad significativa de nieve. Pero incluso el clima frío de enero no garantiza que la capa permanezca.

Si bien las condiciones climáticas locales son clave, los datos a largo plazo indican que las condiciones en el Fuji están cambiando. Un estudio reciente reveló que la línea de árboles de la montaña se había movido cuesta arriba 30 metros (100 pies) durante las últimas cuatro décadas. Probablemente debido a un aumento de 2 º Celsius (3,6 º Fahrenheit) en las temperaturas de verano cerca de la cumbre.
Emblema de Japón
El monte Fuji, de 3.776 metros, es el más alto de la isla de Honshu y de todo el Japón. Su imagen de cono casi perfecto coronado por la nieve es tan emblemática para ese país como reconocida en todo el mundo.
En la antigüedad su cima estaba vedada a las mujeres. Hoy es un atractivo turístico internacional y objeto de desafío de alpinistas que buscan su cumbre entre julio y agosto de cada año.
Si bien no integra el lote de las Seven Summits, su convocatoria y afluencia es enormemente superior a varias de las montañas más altas de cada continente.

En la actualidad al Fuji se lo considera un volcán con pocas probabilidades de erupción. De hecho, la última de la que se tiene memoria data de 1707.
Su primera ascensión se remonta al año 663 de nuestra era, y fue protagonizada por un anónimo monje budista. Sir Rutherford Alcock, en 1860, fue el primer no japonés en llegar a su cúspide.
Está ubicado en el centro del Japón, en las prefecturas de Shizuoka al Sur y Yamanashi al Norte, enclavado entre los Alpes japoneses y el océano Pacífico.
A tan solo 100 kilómetros de la ciudad de Tokio, en amaneceres diáfanos se lo vislumbra claro e imponente desde la gran urbe.
Muchos alpinistas eligen emprender el ascenso al monte Fuji a la medianoche, para así poder presenciar el rojo amanecer desde su cima. El admirable espectáculo del sol naciente.
Fuente: Adam Voiland, Nasa Earth Observatory
Imágenes: Joshua Stevens, Earth Observatory, NASA. Datos de Landsat del Servicio Geológico de EE. UU. y de MODIS del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo.
