Un médico especialista encabezará en marzo una expedición muy particular. Junto a 32 pacientes oncológicas que han sabido enfrentar la enfermedad, intentarán llegar hasta el valle de las Lágrimas, donde en 1972 se produjera el Milagro de los Andes al caer el avión con los rugbiers uruguayos.

“Mi vida gira en torno a la oncología, la familia, los amigos, el deporte de ultra-resistencia, la pesca y los viajes” define el oncólogo Fernando Petracci, y varios de esos intereses confluirán en marzo próximo, cuando encabece una expedición peculiar al famoso Avión de los Uruguayos. En el valle de las Lágrimas, donde ocurriera el Milagro de los Andes.
El especialista en cáncer de mama liderará una salida de tres días al Valle de las Lágrimas, en plenos Andes de la provincia argentina de Mendoza. La particularidad: 32 de los 44 expedicionarios son pacientes de cáncer que han sabido enfrentar la enfermedad y que, en algunos casos, son ejemplos de resiliencia.
Petracci, oriundo de Bahía Blanca y ultramaratonista, dialogó con CUMBRES y relató sus motivaciones y expectativas para llevar adelante una aventura de este tipo, que excede lo deportivo y tiene un significado especial.
CUMBRES: ¿Cuál es el espíritu de esta salida a la montaña, en un lugar tan peculiar?
Fernando Petracci: La expedición será del 4 al 6 de marzo. Es exclusiva para pacientes en control luego del diagnóstico y tratamiento previo de cáncer de mama. Pacientes sanas que han sabido enfrentar la enfermedad y su tratamiento con entereza y reencaminarse para continuar en todos los ámbitos de sus vidas.
Seremos un total de 44 expedicionarios, 32 de los cuales son pacientes, en su mayoría mujeres. Y 12 acompañantes que incluyen médicos de cabecera, traumatólogos, emergentólogo, psico-oncóloga y asistentes. Habrá pacientes de La Plata, Pilar, Gran Buenos Aires, Coronel Suárez y una mujer que vendrá desde Ecuador. No será posible en esta oportunidad que nos acompañen familiares o amigos.

C: ¿Por qué organizar un trekking de pacientes con diagnóstico que se encuentran en control, algunas de ellas en tratamiento preventivo postoperatorio? y a ese lugar puntual, tan emblemático
F P: Leer y escuchar a cada uno de los sobrevivientes del Milagro de los Andes resulta sorprendente y fascinante. Los conceptos, interpretaciones, sensaciones, sentimientos y vivencias que podemos rescatar de cada uno de los integrantes de “La Sociedad de la Nieve” abre una comparación con lo vivido desde el diagnóstico hasta la recuperación post-tratamiento de los pacientes con cáncer de mama.
El imprevisto del accidente, el imprevisto del diagnóstico. Atrapado en la Cordillera de los Andes, atrapado en un cuerpo con cáncer. Transitar 72 días de frío, miedo, incertidumbre, hambre, sed y avalanchas. Transitar cirugías, quimioterapia, radioterapia y otros tratamientos con efectos secundarios que impactan negativamente en la calidad de vida a corto y largo plazo. El rescate comparado con el momento en el cual decimos a los pacientes “terminamos”, a partir de ahora seguimos en control cada 3, 6, ó 12 meses. Y finalmente el regreso a casa, a reinsertarse en la sociedad real. A relacionarse nuevamente con compañeros de trabajo, amigos, padres, hijos, hermanos.
C.: La decisión de llevar adelante esta expedición también estará relacionada con su vasta experiencia de consultorio.
F. P.: Desde el punto de vista personal, en el consultorio ponemos nuestro cuerpo y energía en motivar a nuestros pacientes, estimularlos y brindarles confianza que vamos por el buen camino. Muchas veces percibimos que permanecen por un período más de lo habitual para hacer el duelo y recuperarse del cáncer. Retomar sus vidas con los cambios que crean pertinentes en lo personal, laboral, familiar, en el ámbito de los afectos y amistades, y seguir hacia adelante.
Muchos pacientes, a pesar del estímulo y la motivación que podemos brindar, permanecen en un estado de desorientación, de apatía. De miedo continuo que los bloquea e impide seguir y disfrutar sus vidas.

Notamos que la mayoría hace un “click” en un determinado momento y dejan de ser las personas que conocimos en la primera consulta, cargadas de miedos, e incertidumbres. Años después te encontrás con personas empoderadas luego de haber padecido cáncer.
Es ahí donde esta expedición se empezó a gestar, a tomar sentido. ¿Qué más podemos hacer por nuestros pacientes para que sigan adelante y disfruten al máximo de sus vidas? ¿Por qué no presentarles un desafío que les marque un Norte, que los focalice, estimule a ejercitarse y prepararse y a la vez sirvan de ejemplo para otros que jamás saldrían de su status quo o zona de confort?
Será un desafío que los lleve a realizar algo jamás pensado o planeado. Acompañados por desconocidos pero que son pares, personas que caminaron el mismo sendero, con más o menos dificultad, pero el mismo sendero al fin.
La intención es demostrar, dar un ejemplo a otros pacientes. A personas sanas, a nuestras familias y a la comunidad toda. Te pueden diagnosticar cáncer y podés recuperarte de todas sus secuelas físicas y psicológicas. Que podés volver a tener una vida normal cargada de aprendizaje.
El objetivo es lograr que realicen un cambio en sus vidas, que incorporen hábitos nuevos. Que realicen actividades deportivas y recreativas en forma rutinaria, lo cual es más difícil que hacerlos transitar las primeras etapas de la enfermedad.

El Milagro de los Andes
El trekking de 3 días y 50 kilómetros se adentra en la Cordillera de Los Andes (Mendoza, Argentina) donde el avión de la Fuerza Aérea Uruguaya sufrió el accidente en 1972.
La aeronave trasladaba al equipo de rugby Old Christians, de ese país, que viajaba con destino a Santiago de Chile para jugar un partido amistoso. El 13 de octubre de 1972 a las 15:35 el Fairchild matrícula 571 con 40 pasajeros y 5 tripulantes, chocó contra las altas montañas.
“El Milagro de los Andes”, inmortalizado en libros y películas, narra las peripecias de los sobrevivientes, que fueron rescatados entre el 22 y el 23 de diciembre de aquel año. Allí tuvieron que extremar esfuerzos e ingenio para sobrevivir con -30°. Llegando incluso a alimentarse con los cuerpos de sus compañeros fallecidos.
(Fotos: Trekking de Fernando Petracci al valle de Las Lágrimas en febrero de 2021)