Con apenas unos metros menos de altura que Aconcagua, pero mayor exigencia deportiva, Ojos del Salado es el volcán más alto del mundo y segunda cumbre más elevada de la cordillera de los Andes. Rutas y tips, en esta nota.
Por Adrián Camerano
La segunda montaña más alta de la cordillera de los Andes, luego de Aconcagua, es el Nevado Ojos del Salado, de 6891 metros sobre el nivel del mar.
Se trata del volcán más alto del mundo y de un secreto bien guardado durante décadas, a salvo de la “invasión” de empresas y entusiastas de todo el mundo ansiosos por pisar cumbre, como por ejemplo ocurre cada verano en el Coloso de América.
El volcán marca límites entre Argentina y Chile. Contra lo que comúnmente se cree, no tiene una cumbre argentina y otra chilena, sino dos terrones cumbreros compartidos por ambos países.
Fueron polacos quienes lo conquistaron por primera vez, en la década del ’30. Hasta los ’80, registró muy pocos ascensos, básicamente por lo desolado de la zona y las dificultades logísticas que esa lejanía de grandes centros poblados entraña.
Ascenderlo por cualquiera de sus dos variantes “normales” implica entonces un desafío de logística, preparación y -sobre todo- aclimatación. A esos casi 7 mil metros, y antes también, la Puna hace sentir a los deportistas su rigor.
Dos rutas, un objetivo
Las dos rutas que podrían denominarse “normales” están a cada lado del límite internacional. La chilena concentra el 75% de las expediciones, el resto opta por la variante argentina, más compleja.
Para iniciar la expedición por la variante más utilizada, lo primero es tramitar permiso ante la Dirección Nacional de Fronteras y Límites del Estado chileno (Difrol) antes de instalar campamento base en Laguna Verde, una zona ventosa que sin embargo ofrece buenas condiciones para aclimatar.
Ir adaptando el cuerpo a los miles de metros sobre el nivel del mar es la clave de cualquier expedición al Ojos. Para ello, hay refugios gratuitos a ambos lados del paso San Francisco, que conecta los dos países.
El Ojos del Salado es una montaña que permite aproximar en camioneta 4×4, del lado chileno, hasta el refugio Atacama, con la ventaja que tener un vehículo al lado de la carpa implica.
Desde el Atacama se sube por una huella de 4×4 al refugio Tejos, consistente en contenedores instalados por militares chilenos en ocasión de una expedición de rescate. A 5.800 m, el espacio es pequeño -para unas diez personas- y acogedor. Un verdadero oasis puneño.
Del Tejos a la cumbre hay un zig-zag, una travesía al cráter y la cumbre propiamente dicha previo rodeo del sitio donde hace más de 1300 años el volcán emitía lava.
El día de ataque es largo, y conviene iniciarlo temprano: son 8 o 10 horas de ascenso y la mitad para el descenso.
Aclimatación y autosuficiencia
Por el lado argentino, los modos de aproximación son dos: a pie o en camioneta. En vehículo -conviene que sean al menos dos- una huella lleva casi hasta 5600 msnm, al campo base El Arenal, que hace honor a su nombre.
A pie son unos 52 kilómetros desde la ruta al base, con opción de contratar mular. El primer día se camina desde El Quemadito hasta el refugio El Chorro, junto a un salto de agua. El segundo campamento es Aguas Calientes, una zona termal. Y la tercera parada es Agua de Vicuña, donde lo que escasea es justamente agua, que hay que portear.
A partir de allí, una playa ancha, el doble de larga que la de Aconcagua, exige esfuerzos notables, hasta llegar al arenal cercano al campamento base del camino de 4×4, generalmente provisto de agua. De allí al cráter y la cima, en un día de cumbre que no demanda menos de 12 horas.
“En ocasiones el Ojos está muy nevado y se dificulta subirlo, casi diría que puede tornarse imposible” relata Pablo Lukach, guía de montaña AAGM-UIMLA, que organiza expediciones al volcán desde hace quince años.
“No hay mucho sendero, abunda la piedra y se pasa por los restos de un helicóptero” señaló en el ciclo que su empresa Volcano Expediciones dedica por estos días a las diez montañas más altas de los Andes.
“Los tips para una expedición al Ojos son la aclimatación, y ser autosuficientes. No es una montaña para ir solo, no hay grupos de rescate, y hay que tomarse los días necesarios. Son entre 12 y 18, y si tenemos 20, mejor”, concluyó.
Fotos: gentileza Pablo Lukach.