El musher Miguel Isla Casares acelera el entrenamiento junto a sus diez alaskan huskies en los bosques y valles nevados de Ushuaia. El objetivo es clasificar y participar, en 2023, en la carrera de trineos tirados por perros más desafiante del planeta: Iditarod, 1.800 kms en la lejana y mítica Alaska.

Miguel Isla Casares nació en Buenos Aires, donde vivió hasta los 18 años. Una revelación, una especie de “llamado de la selva” que magistralmente reflejara Jack London en ese genial libro y en “Colmillo Blanco”, llevó a Miguel, a aquella edad, a establecerse en los valles cercanos a Ushuaia (Tierra del Fuego, Argentina) para convertir su vida personal en la vida personal de él y sus inseparables perros alaskanos. Todos juntos serán uno, para siempre.
Previos pasos por Caviahue (Neuquén, Patagonia argentina), Suecia, Noruega y Alaska, donde aprendió y perfeccionó sus conocimientos como musher, se instaló más establemente en Ushuaia, donde conformó su propio equipo de perros, al que llamó Tres Cuartos.
Responde a la requisitoria de Cumbres desde su carpa erigida en el bosque de Tierra del Fuego, que apenas lo protege, a él y a su amigo inseparable y compañero de aventuras, Serafín Zerpa -jujeño hombre de viajes, Aconcagua y guitarra-, de las temperaturas bajo cero del gélido invierno austral.
Miguel se tomó el tiempo necesario para contar su historia de vida y su fenomenal proyecto de clasificar en el próximo invierno boreal, y competir, en 2023, en la carrera de trineos tirados por perros más desafiante del planeta.

CUMBRES: ¿Cómo llega un bonaerense de San Isidro a convertirse en musher en Ushuaia?
Miguel Isla Casares: Fue a los 18 años, cuando terminé la escuela, tenía una necesidad de acercarme a la naturaleza. Mi hermano viajó a Ushuaia y conoció un criadero de perros. Me consiguió un contacto y de una semana para la otra fui a hacer mi primera temporada con perros de trineo. Y se me voló la cabeza.
Seguí buscando la actividad, seguí en Ushuaia, fui a Caviahue. Luego me empezó a surgir la pregunta de si esos perros podían disfrutar igual que yo. Me obsesioné con esa pregunta y así seguí trabajando. En Caviahue conocí otra manera de trabajar con los perros que me abrió mucho la cabeza.
C.: ¿Cómo fue avanzando tu carrera entre Ushuaia, Noruega, Alaska, Tierra del Fuego de nuevo y otros lugares?
M.I.C.: En 2013 me fui a Noruega donde estuve dos inviernos completos y conocí el equipo más sano y poderoso que manejé. Me quedó claro que el perro lo único que necesita es ser sano y feliz. Me vine con dos perros a Ushuaia donde empecé el equipo Tres Cuartos, mi criadero.

En 2019 me salió la visa a EE. UU., mi mamá me regaló la plata de su herencia y me pude pagar el pasaje a Alaska. Allí está mi mejor amigo, Pato Gerón, mi hermano, con quien empecé, el “culpable” de todo esto. Él fue handler de Lance Mackey durante cuatro años.
En ese viaje estuve en la Stage Stop Race en Jackson Hole (Wyoming, EE. UU.) compitiendo con Emilie Entrikin, haciéndole de handler. Luego me volví a seguir desarrollando mi equipo y la carrera que organizo. Esta última temporada fui 6 meses a lo de Lance, donde trabajé todo el invierno.
C: ¿En qué consiste la competencia que se hará en Alaska en la que pensás clasificar?
M I C: La carrera se llama Iditarod, es de 1.800 km y va desde Anchorage hasta Nome. Es como una carrera de endurance, hay 26 puestos de control para ir reabasteciendo y tenés que terminar.
Hay menos gente en el planeta que terminó esta carrera, que la que subió Everest. A mi criterio, es la competencia más dura del mundo. Estar a temperaturas que pueden llegar a -40° cuidando a un equipo de 14 atletas corriendo casi 200 km por día. Es un desafío gigante.

C.: ¿Cómo es el entrenamiento y preparación en Ushuaia para esa carrera, tuya, del equipo, de los perros?
M. I. C.: Lo que estamos haciendo ahora es mantenernos en un estado nómade. Vivimos en una carpa con los perros, nos movemos por todo el valle, entrenando el hecho de estar en el camino, en larga distancia, que es lo que voy a competir.
Es importante estar acostumbrado a estar afuera, a estar en el medio, y manejarse ahí para poder simplemente ir marchando y por ejemplo cada 6 horas parás 4 horas al costado del camino y luego seguís. Y eso ayuda a cubrir distancias eternas.
El entrenamiento de los perros es como el de un maratonista, se van trabajando distintos aspectos y se va sumando.
C: Teniendo en cuenta los otros competidores que se presentan ¿Qué posibilidades de clasificar, competir y obtener un buen resultado creés tener?
M I C: Después de esta temporada con Lance en Alaska, correr todos esos caminos, conocer ese lugar y las grandes ligas, y seis años de trayectoria con mi propio equipo, mi cabeza solo hizo la comparación. Siento que tenemos muchas chances.

Pero esto tiene el sabor que nunca se hizo. Entonces hay un abanico enorme, pero confío mucho en mi formación, en la formación de ellos y en entregarlo todo. Siento que podemos hacerlo muy bien, más que bien.
C.: ¿En qué otras competiciones importantes has participado?
M. I. C.: Mi primera carrera la corrí en Suecia en 2013, en Kiruna. Luego en Noruega completé la Gausdal Marathon y corrí la Femundløpet, pero fue cancelada esa vez por una tormenta que paró todo el país. Luego competí en todas las ediciones del Encuentro Musher, que es la carrera que yo organizo en Ushuaia.
Como handler estuve con Sigrid Ekran en las competencias más importantes de Noruega.
C: ¿Cómo se afronta el gasto inmenso que conlleva la preparación, el viaje y la competición?
M I C: El gasto que conlleva es tan descomunal como la entrega de tener un equipo de 10 atletas caninos a ese nivel. Es entregarlo todo.
Planeo confiar en los medios de comunicación y hacer campañas por las redes, para conseguir sponsors privados o gente que quiera ayudar, que nos conoce y sabe lo que somos y ofrecer sponsoreos.
Lo central es contar esta historia, que la gente se entere lo que está pasando y abrir las puertas de quien quiera ayudar. Confío mucho en las buenas intenciones, en el trabajo y en el destino.

C.: ¿En qué consiste el mushing? Qué tipo y cuántos perros integran el equipo, cómo se entrenan y alimentan, características de la actividad, de la carrera…
Mushing es la actividad de trineos tirados por perros. Básicamente consiste en un equipo de perros empujando un trineo. El musher es su padre, su veterinario, su nutricionista, su DT, su cerebro. O quien encauza esa pureza y energía que ellos traen.
Los perros que yo uso son Alaskan Husky. Vienen del siberiano, de los perros nórdicos, pero hace unos 60 años empezaron a cruzarlos con perros de pastoreo, más atléticos y dóciles, consiguiendo este resultado, justamente más atlético y dócil.
La carrera Iditarod se corre con 14 perros, nosotros somos 10, y yo. El entrenamiento es igual que el de un maratonista.
En cuanto al alimento, según las condiciones varía entre grasas, suplementos vitamínicos, complementos para hidratarlos, carne, y alimento balanceado Mapu.
La carrera que estoy encarando es larga, es de resistencia y no tanto de velocidad, más de viajar, de travesía.
C: ¿Qué significa para vos, en tu fuero íntimo, el mushing, ser un musher?
M I C: Esta actividad es un estilo de vida. No es algo que podés apagar, que podés elegir hacer unos días y guardar.
Lo que se ve andando en el trineo es el 10 por ciento de todo lo que implica ser un musher y vivir alrededor de un equipo de perros de trineo. Te recalibra todos los valores, la visión de todo, es lo que lo hace hermoso.
Es vivir la vida a través de 10 perros. Es lo más lindo que me pasó.
Contacto: Instagram: equipotrescuartos Facebook: Equipo Tres Cuartos