El domingo de Pascuas pasado fue el último día en el que se pudo ingresar al parque provincial Aconcagua, en la provincia argentina de Mendoza. Si bien la temporada de ascenso a la cumbre había culminado el último día de febrero, durante todo marzo y parte de abril turistas y caminantes pudieron surcar el área protegida para realizar trekking de baja altura. En el hemisferio Sur comienzan a hacerse sentir las bajas temperaturas en un otoño que en mucho se parece ya a un invierno.
La novedad más saliente que arrojó la temporada 2022-2023 fue la presencia en los campamentos de la montaña más alta de América de una nueva empresa prestataria del servicio médico, que desde hace décadas cumple funciones allí de prevención y asistencia a los miles de alpinistas que cada año llegan a Aconcagua.
La empresa se llama Extreme Medicine y fue la que ganó la licitación organizada por el gobierno de la provincia de Mendoza. En los últimos 15 años, otra compañía de servicio médico brindó las prestaciones en Aconcagua. Por primera vez no pudo renovar ese contrato, y una nueva compañía obtuvo esa posibilidad.
La particularidad es que Extreme Medicine está integrada por los mismos médicos que trabajaron en forma dependiente en la anterior empresa. Es decir, se trata de un plantel médico con mucha experiencia y muy especializado en Medicina de montaña.
Cumbres Mountain Magazine conversó con Roxana Pronce y Bernabé Abramor, los médicos propietarios de la nueva empresa, quienes formularon un balance de esta primera temporada que los tiene como responsables de un servicio único en el planeta y muy apreciado por empresas y visitantes.
Tecnología
En cuanto a las novedades, la principal apuesta de Extreme Medicine se da en el aspecto de la tecnología médica que incorporaron este primer año, y la presencia permanente de un médico en el campo de altura nido de cóndores a 5500 metros, en lo que ellos bautizaron como el consultorio médico más alto del mundo.
La presencia de un profesional a esa altura era ocasional e intermitente en los últimos años. Desde esta temporada hubo un servicio en forma permanente en ese campamento que muchos alpinistas utilizan para pasar la noche previa al día de cumbre.
En términos tecnológicos, por ejemplo, el servicio ahora cuenta con desfibriladores en cada uno de los cuatro puntos donde se distribuye el servicio: el campo de aproximación Confluencia, los campos base Plaza de Mulas y Plaza Argentina, y el mencionado Nido de Cóndores.
Una de las herramientas más importantes fue la posibilidad de realizar ecocardiogramas y electrocardiogramas en el propio consultorio del campamento. Esto permitió descubrir la aparición de un infarto en un alpinista de Corea del Sur. Los médicos pudieron ejecutar los protocolos correspondientes y en cuestión de minutos el paciente fue trasladado de urgencia a la ciudad de Mendoza para una intervención quirúrgica. Gracias a esta tecnología, se logró salvar una vida.
Optimización
Fue importante el avance en la digitalización de las historias clínicas de los pacientes, según reportan los médicos que estuvieron a cargo del servicio. Esta medida resulta trascendental, por cuanto ahora el equipo médico cuenta con una base de datos que permitirá llevar adelante proyectos de investigación en próximas temporadas.
Además, los galenos se encargaron de generar un stock de medicamentos y drogas específicas para las patologías relacionadas con la montaña, algo que no ocurría en años anteriores.
En estadísticas, se registraron más de 4.500 atenciones médicas -sin contar Nido de Cóndores-, para los más de 3.300 alpinistas intentaron cumbre.
Si bien hubo tres muertes durante la temporada, proporcionalmente en relación con la cantidad de intervenciones y asistencias, la cantidad es ínfima. De hecho, es mucho mayor el número de inconvenientes que se logró evitar.
En algunos casos se realizó un seguimiento a pacientes que presentaron algún inconveniente, mientras que en otros se rescató y asistió a personas en emergencias.
En general, todos los sectores involucrados en la temporada de Aconcagua manifestaron su conformidad con respecto a la nueva empresa a cargo del servicio médico. Durante todo el verano austral, se trabajó en un clima de colaboración mutua. Empresas, guías, porters, arrieros, guardaparques, patrulla de rescate y helicóptero, todos aportaron para que todo transcurra de la mejor manera.
Los avances tecnológicos y la mejora en el servicio médico son fundamentales para garantizar la seguridad de los alpinistas que se aventuran a subir Aconcagua. Con el riesgo que suopne abordar una montaña que supera los 6.900 metros de altura.