“No conquistamos las montañas, sino a nosotros mismos”, dijo una vez Edmund Hillary, el gran conquistador del Everest. En Aragón eso es posible. Porque es un lugar de montañas, qué duda cabe. Hoy recorremos los 9 tresmiles del Balneario de Panticosa.
Por Mercedes Arruebo (*)

Aragón es un territorio con más de un 43% por ciento de su superficie y el 40% de sus municipios considerados como zona de montaña.
Al Norte y al Sur, las importantes cadenas montañosas de los Pirineos, a los que se suman las sierras del Prepirineo, y del Sistema Ibérico, con discontinuas sierras en Zaragoza y Teruel. Las más elevadas cumbres de Pirineos se encuentran en territorio aragonés, entre ellas la más alta, Aneto (3.404 m).
Hoy nos vamos de ruta para conocer y presentaros los 9 grandes del Balneario de Panticosa, en el Valle de Tena, Comarca del Alto Gállego, provincia de Huesca.

Estos tremiles tienen unas vistas que nada tienen que envidiar a las montañas más altas del mundo. El término tresmil se aplica casi exclusivamente a las cumbres de los Pirineos (España, Francia y Andorra) y de Sierra Nevada (España). Es que en estas cordilleras no hay ninguna cumbre que llegue a los 4.000 metros y, por lo tanto, los tresmiles son las cumbres más altas de la Comunidad.
La montaña es una de mis pasiones. Me encanta compartirlas. Vivir la experiencia es mucho mejor. Por eso quiero que conquistéis conmigo estas cumbres que tenemos en este rincón de Aragón, que yo llamo “mis majestuosas”.
¡En marcha!
- Infierno Oriental (3076 m)
- Infierno Central (3082 m)
- Infierno Occidental (3073 m)
- Pico Arnales (3002 m)
- Aguja de Pondiellos (3011 m)
- Garmo Negro (3051 m)
- Algas (3036 m)
- Algas Norte (3032 m)
- Argualas (3046 m)

Comenzamos por Los Infiernos, tres picos de altitudes muy similares separados por una afilada pero asequible cresta que se puede recorrer caminando. Uno de los más bonitos de todo el Pirineo de Aragón, por ser el mirador maravilloso del Pirineo Occidental.
Una vez en la cima, queda una larga cresta en dirección al pico Arnales. Hay una pequeña brecha que se puede destrepar con mucho cuidado, o rapelar. De allí seguimos al collado de Pondiellos, y subida a la Aguja de 3011 m, para llegar al tresmil que llaman “El Gran Señor”, el Garmo Negro (3051 m). En su cima no das crédito a lo que ves… es el límite entre la tierra y el cielo.
Desd el Garmo seguimos cresteando en dirección a los siguientes tresmiles, los Algas, sin presentar ningún punto conflictivo.

Una vez en el Collado del Algas, ascendemos por una fuerte pendiente hasta la cima del Algas Norte donde tendremos la vista al Garmo Negro, Peña Telera y Collarada del otro lado. Y siempre con los Infiernos expectantes al fondo.
Más cimas y descenso a Panticosa
Continuamos hasta llegar a la siguiente cima, el Pico Algas, y, tras una ascensión directa ayudándonos en algún punto para trepar, alcanzamos la cima de 3036 m.
Ahora tocar descender unos metros e ir por la senda a buscar la entrada al último de los tresmiles: Argualas. La cima del Argualas, la más abrupta del grupo, se une al pico de Algas mediante una afilada cresta alineada Este-Oeste.

Una vez empezado el recorrido, se torna algo más expuesto, por lo que habrá que hacer uso de las manos en más de un punto. Entonces, el ascenso transcurre pegados a la pared hasta una zona donde realizamos una breve trepada y bordeamos una pequeña zona con precaución.
Tan solo queda seguir una senda que hace un breve rodeo a la cima, para finalmente, tras ganar un poco más de altura y entre rocas, llegaremos finalmente a la cima del pico Argualas. Contemplaremos vistas privilegiadas alrededor: Garmo Negro, Telera, Collarada, Ibones Bachimaña, y todo el recorrido realizado a través del circo y cresta.
En esta maravillosa zona del Balneario de Panticosa donde se recogen todos estos tresmiles, vemos numerosos ibones, como llamamos en Aragón a los lagos pirenaicos de origen glaciar, absolutamente singulares y bonitos. Ibón de las ranas, Ibón de Pondiellos, Ibón de la sartén. Y ¡cómo no! terminar nuestras ascensiones en los baños de Panticosa.

En el principio de los tiempos, se exploraban estos lugares. Se hablaba de la existencia de un valle rodeado de gigantes nevados, cuyas aguas eran portadoras de vida y donde la vida adquiría otro sentido. Era, el valle de Tena. ¡Bienvenidos!
(*) Mercedes Arruebo es responsable de Comunicación online y Digitalización en Turismo de la Comunidad de Aragón, España.