El chileno Juan Pablo Mohr renunció a su prometedora carrera como arquitecto, para dedicarse a las montañas y a ayudar a los demás, sobre todo a los más jóvenes, a través de la Fundación Deporte Libre.
Solo o en colaboración con otras fundaciones de amigos con los que coincidía en planteos vitales, utilizaba sus conocimientos en arquitectura, escalada y montañismo para recuperar edificios abandonados y dejarlos aptos para actividades deportivas en zonas marginales.
Además, ayudaba a equipar sectores de escalada para la formación profesional en países como Nepal, Pakistán y Tanzania, mientras desarrollaban proyectos sociales con los pueblos locales.
Juan Pablo emprendió una meteórica carrera como montañista de elite. En pocos años logró ascender cinco de los 14 ochomiles asiáticos, sin oxígeno ni asistencia alguna.
Fue el primer chileno en hollar el Everest, el mayor del mundo, sin O2 suplementario. Y lo encadenó después de subir el Lhotse, sin bajar al campo base, un verdadero récord.
En febrero de 2021, Juan Pablo Mohr despareció para siempre a 7.900 metros de altura en el tremendo Cuello de Botella del monte K2 (Pakistán). Buscaba la invernal en el segundo más alto del mundo.
Junto a él sucumbieron también el islandés John Snorri y el pakistaní Ali Sadpara. Su gran amigo catalán, Sergi Mingote, había muerto días antes en la misma montaña. El hijo de Sadpara encontró, cinco meses después, el cuerpo del chileno. Lo enterró allí mismo, a pedido de la familia.
Por su gente
“El 63,8% del territorio en Chile es 47,8 millones de hectáreas de gran belleza. Pese a ello, mi amigo Juan Pablo Mohr me comentaba que en su país no había una cultura de montaña como en Europa”.
Quien esto sostiene es Carlos Garranzo, alpinista español, tercer integrante de la trágica expedición al K2, que debió abandonar tempranamente el desafío por problemas de salud. Carlos es uno de quienes más se esfuerza por mantener vivo el fuego sagrado de sus dos entrañables colegas que la montaña le arrebató.
En sus redes, Garranzo da cuenta con emocionadas palabras del gran proyecto inconcluso de JP, el que más le ilusionaba para su gente chilena: Los 16 de Chile, que ya había comenzado cuando partió hacia Pakistán aquel invierno de 2021. Y que hoy impulsa decididamente la fundación que lo cobijó, Deporte Libre.
Su idea consistía en dirigir la construcción de refugios de estándar internacional y nuevos senderos en la montaña más alta de cada región de Chile. Para ello, visitó y escaló cada una de esos montes, para estudiar posibilidades y estructurar un programa.
Manos a la obra
Para soñar con el primer refugio, visitó en 2020 el volcán Tronador (3.491 m), una de los más impresionantes de la Patagonia chilena, en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, en la región de los Lagos. “Es el Mont Blanc chileno, y nadie lo conoce”, decía a menudo Juan Pablo.
Recientemente, una expedición de siete personas entre las que se encontraba el gobernador de la región Metropolitana, Claudio Orrego, y el director de Alianzas de la Fundación Deporte Libre, Federico Scheuch Pereira, se adentró en el valle Colorado rumbo al volcán Tupungato (6.750 m).
El objetivo de la expedición fue localizar el terreno donde se levantará uno de los 16 refugios proyectados por Mohr, y que quieren construir antes de diciembre. El Gobernador ya comprometió la financiación y apoyo al proyecto. Según Scheuch, ya tienen el 50% de la inversión del sector público, y esperan conseguir el resto del privado.
El refugio se construirá en Agua Azul, a tan solo 22 km desde el punto accesible en auto. La idea es vincularse con las comunidades locales y educativas en el manejo y administración del refugio, que, desde luego, será gratuito.
Sueños de montañas
El proyecto incipiente abreva en el sueño de Juan Pablo Mohr y es compartido por muchos quienes aman estos espacios naturales. Beneficiosos para la vida de sus pobladores, sagrados para las antiguas civilizaciones que los adoraban.
Además de Tronador y Tupungato, otros emblemáticos y célebres cerros componen la lista de Los 16 de Chile. Algunos, de solo nombrarlos, conmueve. Como el volcán más alto del mundo, Ojos del Salado (6.893 m) en la región norteña de Atacama. O el Llullaillaco, volcán también de 6.739 m, en Antofagasta.
Y la lista sigue: Parinacota, Olivares, Juncal, Nevado del Chillán, los volcanes Lanín, Villarrica y Lautaro; Picos del Barroso, Sierra Velluda, Sillajhuay. Juan Pablo soñaba como lo que era: grande.
El de Tronador avanza a pasos agigantados. El punto de partida de la primera iniciativa incluye el diseño y construcción de un nuevo espacio deportivo para la escuela Epson, de la localidad de Ensenada. También diseño y construcción de infraestructura deportiva en la plaza de la comunidad y lo mismo para el propio refugio.
El equipo, además del de Deporte Libre, suma al municipio de Puerto Varas, con su alcalde Tomás Garate Silva a la cabeza, y al servicio local de educación.
El legado de Juan Pablo Mohr es el motor que impulsa la iniciativa. A juzgar por el entusiasmo de todos, será imparable. Todos participan de una especie de orgullo colectivo por llevar adelante un proyecto solidario del amigo que ya no está. Pero que, a través del cumplimiento de su sueño, estará siempre presente entre nosotros.