Logró el récord en Aconcagua con un tiempo de 45 horas 45 minutos, en la modalidad de ascenso non stop por la ruta 360°.
Fue tremendo el esfuerzo de recorrer entre el 23 y el 25 de enero de 2019 todo el Parque Provincial, y subir y bajar en velocidad en 45 horas 45 minutos. Así marcó el récord en Aconcagua Sonia Procopio. Y compartió con CUMBRES los pormenores del desafío.
El encuentro fue en casa de Patricia Garis, presidenta del Club Andinista de Mendoza, y junto a su equipo: Franco Poroli y Nazareno Basualdo. La atleta sanjuanina, con un vendaje en su ojo mientras se recupera, repasó el trayecto completo. Y explicó algunos detalles importantes sobre su rendimiento.
CUMBRES: ¿Cómo fue paso por paso el desafío, los tiempos y los horarios?
Sonia Procopio: Salimos el miércoles a las 17 de Penitentes, con muchos nervios. Pasamos por Punta de Vacas, llegamos a Casa de Piedra una hora antes de lo previsto, a las 00:20 del jueves, y una hora antes a Plaza Argentina, que usamos para descansar. De allí salimos a las 6 AM. Nos acompañó Matías Sergo hasta campo 1, un genio, él nos recomendó qué camino tomar. Luego campo 3 y luego Cólera, donde llegamos 13:40, muy rápido. Era tarde para hacer cumbre, pero igual partimos a las 14. Cada tanto íbamos marcando el camino llamando. Afrontamos la travesía, nos cruzamos con varios que iban bajando y que nos trataron de locos (risas).
C.: Y entonces comenzaron los problemas…
S. P.: El cielo se puso negro, agua nieve, frío, viento. Igual íbamos a un ritmo lindo, pero fue muy dura esa parte, nada bonito desde la Cueva en adelante. Volaron los lentes, voló todo, la linterna, la cámara, un mitón… En la cumbre eran las 20:15 aproximadamente, ni tiempo para mirar el reloj. Fue arrastrarse hasta arriba, volver, dar aviso, miedo a morir realmente, no fue fácil. Bajamos como pudimos. Dejamos el testimonio, nos trajimos el otro, se nos voló la cámara, los lentes (llevé unos que no servían). Eso me dañó la vista, empecé a sentir como que tenía arena. Bajamos la travesía con una sola linterna, no veía absolutamente nada. En Independencia dimos el aviso que venía mal. En Cólera descansamos un segundito, nos cruzamos un solo chico y seguimos. Iba agarrada de Nazareno. Llegamos como pudimos a las 00:30 a Nido.
C: ¿Allí los médicos te recomendaron no seguir?
S. P.: El médico me dijo que tenía una ceguera temporaria. Me vendó y me dijo que me iba a bajar en helicóptero. Yo me enojé, imagínate, arrastrarte hasta arriba para que no me dejen bajar… hasta que llegamos a conciliar: si amanece y veo, bajo a Mulas que me vea otro médico y sigo. Bueno, allí descansé. Amanecí bien y a las 7:30, con una antiparra prestada y un ojo tapado empezamos a bajar. Llegamos bien a Plaza de Mulas, me controló el médico, me dio unas gotas porque había mucho viento y empezamos a correr. Tardamos 7 horas desde Nido a Penitentes, donde llegué a las 14:45. Tengo que agradecer a esos médicos, realmente por ellos no perdí la vista.
C.: ¿Por qué desde y hasta Penitentes y no Punta de Vacas?
S. P.: No sé por qué, creo que lo planteamos así porque salimos de Lanko (Refugio Cruz de Caña). Daniel Cucchiara fue el guardaparques que nos hizo el acta. Tengo que agradecerle mucho, él se portó muy bien, igual que la gente de Lanko. En Horcones avisaron a Daniel que llegábamos, y estaba esperándonos. Nos vio, se subió a la camioneta y arrancó. Cuando pasamos Puente del Inca se bajó ¡y se puso a correr con nosotros! Un genio ¡la alegría que tenía! Y nos acompañó hasta Penitentes.
C: ¿Cómo justificaste ante los Guardaparques que hicieron el acta del récord que no tenías la foto de cumbre?
S. P.: Dejamos el testimonio y nos trajimos uno y en el acta quedó así especificado. Nosotros tenemos el testimonio de las Cholitas, que fueron las anteriores en la cumbre. Y en la foto de un chico que fue el siguiente en la cima se ve nuestro testimonio, el que dejó Nazareno. La foto… bueno, hay que estar arriba en esas condiciones para entenderlo, era o nuestra vida o la foto. Fue muy duro, él (Nazareno) está por tener un bebé y que te diga “quiero verle la cara a mi hijo, vámonos ya abajo”. No fue fácil, nada bonito el momento. No deberíamos haber hecho el récord en Aconcagua, no deberíamos haber subido. Sentí que se me acababa la vida. Bueno, nos trajimos una piedra de la cumbre (risas). Los Guardaparques se enojaron, pero nos hicieron firmar para que la traigamos el año que viene.
C.: ¿Te considerás montañista o atleta?
S. P.: Nosotros somos atletas. El atleta es tan diferente al andinista. Nosotros no tenemos nada que ver con ellos, somos de mundos muy diferentes. Nosotros los veíamos que venían lentos, disfrazados de astronautas, llenos de ropa. Nosotros veníamos ligeros. Cuando me dijeron que tardaban 18 días para hacer la expedición no lo podía creer. Yo ni loca, mientras más rápido mejor.
C: ¿Cuáles son tus planes para el futuro?
S. P.: Tenemos un proyecto para Mercedario (San Juan, Argentina, 6.701 m) en octubre, por primera vez. Nazareno sí lo hizo dos veces. Allí sí que no hay nada. La idea es hacer lo mismo que en el récord en Aconcagua, un solo tiempo en subir y bajar. En velocidad lo hizo un solo varón, Sebastián Aguiar, él lo subió en velocidad y marcaron el tiempo (N. d. R.: EL sanjuanino Sebastián Aguiar hizo en febrero de 2014 un tiempo sólo de ascenso base-cumbre de 13 horas 29 minutos. Pero el vasco Arkaitz Ibarra Martínez lo completó en enero de 2015 en 6 horas 58 minutos y 15 segundos, casi la mitad del tiempo). Allá no hay Guardaparques, tenemos que ver cómo lo registramos. Y ahora nos invitaron a ir al Plomo en abril, con una amiga de Chile.