Mariano Vazquez es uno de los guías de alta montaña argentinos más activos y reconocidos de Aconcagua. Desde que a los 21 años comenzara a trabajar como asistente y luego líder de expediciones, con apenas 40 años ya tiene 48 cumbres en su haber. De su edad, es probablemente quien más veces ha ascendido el monte mayor de América.
Además, Mariano es un gran entusiasta de la bicicleta y de correr. En el año 2018, junto al también guía Javier “Cacho” Beiza, estableció una marca non stop en velocidad en bicicleta y a pie desde la ciudad de Luján, Mendoza, hasta la cima del cerro Plata (5.961 m) y retorno al punto de partida. Lo lograron en un tiempo de 24 horas.
En un artículo publicado en CUMBRES en aquel entonces, ya Mariano anticipaba su intención de ir por Aconcagua con un desafío similar.
El papá de Mariano Vazquez era piloto de la aviación militar, y es uno de los 649 argentinos muertos en la guerra de las islas Malvinas, en 1982.
En 2022, al cumplirse los 40 años de aquel episodio, pensó que quizás fuera el momento para abordar el proyecto Aconcagua, y hacerlo a modo de homenaje a su padre, caído en el combate.
Héroes
“Qué puedo hacer para nuestros héroes, más allá de mi viejo. Malvinas es la Argentina para mí” recuerda en diálogo con CUMBRES.
En una temporada muy corta y compleja, que apenas se extendió entre el 1 de enero y el 15 de febrero, presentó una nota el 5 de enero para poder concretar su desafío. “Hubo un gris legal, estuve batallando burocráticamente de la mejor manera. Terminamos dándole fuerza y formato el 1 de abril”, es decir, fuera de temporada.
Con logística afrontada a pulmón y la asistencia de tres amigos. Munidos de rastreadores, GPS, teléfonos satelitales y oxígeno, y habiendo acordado con la Fuerza Aérea un eventual rescate en sus helicópteros Lama, allá fue Mariano en su bicicleta para rendir homenaje a su papá.
“Llegué hasta debajo de Independencia. Se hicieron las 5 de la tarde, podría haber seguido. Pero no podía llegar a la cumbre a las 10 de la noche. Hoy tengo 40 años, tuve que ser mucho más pensante”, reconoció.
Pese a no lograr el récord que se impuso, sintió, y todos le hicieron sentir, que el objetivo malvinero estaba cumplido, que el homenaje había sido una realidad.
Pero Mariano no sabe nada de resignaciones ni renuncias.
Nuevo intento
Llegó la temporada 2022/2023 y se abrió una nueva oportunidad, esta vez dentro de la temporada: “Pagué mi seguro Global Rescue por una semana. La Municipalidad de Maipú me ayudó un montón”, además de las empresas La Sportiva y Ansilta que colaboran en sus desafíos.
En noviembre pasado, Mariano Vazquez corrió una carrera de 1.000 kilómetros en bicicleta en la Patagonia de Chile, 82 horas, 200 ciclistas. Finalizó décimo en su categoría, después de pasar tres noches sin dormir. “Estuve diez días, me volví, estuve diez días en casa y arranqué con mi primer trabajo” en Aconcagua, como guía de la empresa Grajales.
Llegó a la montaña “físicamente bien, pero con lo justo, no me sobraba nada de energía. Hacía mi trabajo y si me podía ir a dormir una siesta, me dormía”.
La hora señalada
En su segunda expedición “ya me empecé a motivar, tenía ganas de hacer esto en el medio de la temporada, con porteadores amigos, el servicio del campamento, las mulas yendo y viniendo, el piloto de helicóptero dando vueltas. Pago un seguro y no tengo que pelear con nadie, no tengo que presentar un gran protocolo” describió así la nueva oportunidad.
Su definición no podría ser más exacta: “Mi motivación siempre puede más que el físico”. Partió entonces de Mendoza en una primera etapa en bicicleta que calificó como “muy buena, perfecta, me sentí super bien”.
Superado el primer trekking hasta Plaza de Mulas, ya eran alrededor de 20 horas de actividad. Cuando salió del campo base hacia la cumbre pensó en apretar el paso: “lo puedo hacer mucho más lento, pero lo quiero hacer en menos de 48 horas. Podría hacerlo en 60, me puedo tirar, salgo cuatro horas antes de Mendoza, me tiro una siesta. Pero la verdad que mi formato mental es hacerlo de un tirón”.
Sin embargo, sintió que iba lento. Sin ánimo de buscar excusas, el día anterior cayó una nevada de 40 centímetros que no estaba pronosticada, por lo que debió utilizar botas rígidas en lugar de calzado de trekking: “Eso no te saca del juego, es como si te agarra viento en contra o lluvia. Pero no te permite lograr el cálculo que uno tiene. Pero bueno, es la montaña, no es una pista de atletismo o un velódromo”.
Físicamente, el cuerpo le pasó factura: “iba caminando y dije ‘hermano, estoy cansado’, llegué a Nido con el tiempo pronosticado, pero tuve que acelerar la máquina de más para cumplir ese tiempo”. Subía y evaluaba “si te demoras tanto, es porque físicamente algo no está bien. Lo complejo es que es ensayo error en este tipo de actividad”.
Llegó a las 13 a Piedras Blancas, a 6.030 metros, apenas más abajo que el año pasado. Decidió no continuar: “En condición óptima, en tres horas tengo que estar en la cumbre. Lamentablemente no fue un día perfecto”.
Sin pausa
Con la experiencia lograda en sus dos intentos, Mariano ya tiene su plan para la próxima temporada: “tengo que aclimatar, hacer una sola expedición y tener un sándwich de 20 días, que nada me apure”.
Lo ve absolutamente posible y ya tiene el cronograma de entrenamiento en su cabeza, que comparte con singular entusiasmo: “Entrenando ya después del invierno, empezando a entrenar específico desde agosto, bici, trote y montaña y a aclimatar en octubre, noviembre. En cuanto abre la temporada, hacer una expedición donde terminar de afirmar la aclimatación y donde no tenga un desgaste”.
Para Mariano Vazquez, “Aconcagua es el patio de mi casa. Desde los 14 años que voy al Parque. Me va a seguir enseñando y estoy feliz de lo que me enseña. Sé que lo puedo hacer, sé que lo puedo meter”.
Las incógnitas y desafíos que le plantea su propia naturaleza, su espíritu emprendedor, necesitan ser develadas, requieren una respuesta: “La respuesta está en el camino, hermano, salí a encontrarla”. Ese mismo camino que percibe como “una lucha y un sueño”.