“¿Come si arriva sulla cima dell’Aconcagua? Beh, per prima cosa si parte dal mare, si prende la bicicletta e si pedala per 200 km…”
Nico Valsesia nació en Italia hace 44 años. Vive en los Alpes, en Borgomanero, cerca de Milano, y es instructor de esquí, corredor, ciclista, creador y organizador de carreras y excursiones. Trabaja en una tienda de bicicletas y escribió un libro llamado “La fatiga no existe”. Y vaya si representa su intrépida forma de vida.
Su “costumbre” consiste en batir records atléticos especiales uniendo en distintas partes del globo el punto más bajo de una zona con el punto más alto más cercano, en la menor distancia. En enero pasado su periplo lo trajo hasta Mendoza, y en 22 horas y 41 minutos, entre bicicleta, pedestrismo y ascensionismo. Unió así el océano Pacífico en Chile con la cumbre del Aconcagua, a casi 7000 metros.
Entre sus anteriores experiencias, Valsesia unió en 2013 la costa de la ciudad italiana de Genova con la cima del Mont Blanc (4.810 msnm). El ascenso al pico más alto de los Alpes, 316 kilómetros, lo logró en 16 horas 35 minutos. Y en 2014 finalizó tercero en el cruce íntegro de los Estados Unidos de Norteamérica en bicicleta. Fue desde el Pacífico hasta el Atlántico, 4.800 kilómetros en 9 días 12 horas y 44 minutos.
La especialidad es mixta entre bicicleta y lo que podría encuadrarse como trial running de altura. No solamente se corre sino que también se aplican técnicas de montañismo, sobre todo por la gran extensión de las pruebas.
En los albores de enero de 2015, Nico Valsesia arribó a Mendoza junto a su equipo compuesto por el osteópata Luca Vismara, el conocido actor italiano Giovanni Storti, amigo de Nico. También el realizador cinematográfico Morgan Bertacca, Mattia Torraco, deportista extremo y su asistente personal. Además, la periodista Monica Nanetti, el fotógrafo deportivo Dino Bonelli y el camarógrafo y videasta Alessandro Beltrane, prestigioso integrante del staff de National Geographic. Con la asistencia logística de Portezuelo del Viento, el propio hostel de Las Cuevas sirvió de base para su preparación, aclimatación y puesta a punto para lograr el objetivo.
La preparación consistió en alimentación muy rigurosa y entrenamiento diario en altura de cientos y cientos de kilómetros tanto en bicicleta de pista como mountain bike, pedestrismo y ascensos. Dos veces el cerro El Plata, el Mercedario en San Juan y el Bonete Chico en La Rioja, cada uno en el día. La subida al Cristo Redentor no menos de 15 veces, corriendo o en bicicleta. Todo en el transcurso de unos 20 días.
El desafío
La prueba estaba prevista para el 25 de enero. Pero la excelente condición climática de los días previos, y los anuncios de tormentas para esa fecha, obligaron al equipo a anticipar un par de jornadas la iniciativa. El 23 de enero de 2015 a las 17 horas en punto desde la playa La Ventana, en Viña del Mar, Chile, Nico Valsesia inició en bicicleta su camino a la gloria.
Cubrió la distancia pedaleando 215 kilómetros en 7 horas y 50 minutos, para arribar al edificio de Guardaparques del Parque Aconcagua a las 00:50, ya del día 24. Una brevísima parada para calzarse la ropa de montaña, y con una pequeña mochila con almendras, pasas de uva, chocolate, barras de cereales y agua emprendió la etapa pedestre. Cruzó el ingreso al Parque, Confluencia y Playa Ancha hasta llegar a Plaza de Mulas a las 05:40 de la madrugada.
Inmediatamente comenzó el último tramo, el franco ascenso hacia el techo de América. El record planteado era hacer de los 0 a los 7000 metros en 24 horas. A pleno sol y sin viento, en un día excepcional, Nico Valsesia hizo cumbre a las 15:41, en 22 horas y 41 minutos. Su imagen en la cima no puede ser más impresionante. Sin guantes, apenas con una campera cortavientos y zapatillas de trekking. A casi 7.000 metros de altura y en perfecto estado físico. Impresionante.
Cada uno de los records que el italiano propone tiene su correlato en un impresionante video realizado con sofisticado equipamiento técnico y la más alta calidad y espectacularidad disponible.
Pablo Forconi y Emiliano Bazet, del hostel Portezuelo del Viento de Las Cuevas, tuvieron una importante participación en la hazaña. Fue la firma responsable de la organización para que la prueba fuera posible: logística fuera y dentro del Parque Aconcagua, permisos aduaneros y migratorios, itinerarios, etc., y además lo asistieron desde un vehículo en todo el trayecto en bicicleta desde la costa del Pacífico. Un apoyo crucial para el increíble italiano.