Integrante del Club Puntano de Escalada Deportiva (CPED), este escalador argentino de 26 años retomó la competencia a finales de 2021, con óptimos resultados y un sueño en marcha.
Frente a la casa de su abuelo, en San Luis, el muro de escalada El Desplome cautivó la atención del entonces niño y futuro escalador Lautaro Soria Sánchez. No era cualquier muro: bajo la guía de Mauricio Ho, el sitio fue precursor de la escalada deportiva en la provincia puntana, y de allí surgieron atletas de renombre nacional.
De a poco Lautaro, hasta ese momento tenista amateur, fue adentrándose en el mundo de la disciplina. A los 14 inició la actividad de manera regular, y más temprano que tarde se vio dentro de una carrera imprevista.
“A uno o dos meses de arrancar competí, gané y ahí empezó una carrera deportiva que no tenía idea. Me fui introduciendo en el mundo de la escalada, que más allá de un deporte, es un estilo de vida” señala a Cumbres.
“Competitivo por naturaleza” según se define, reconoce el escalador que desde el inicio “me fui al mundo del elitismo”. Y que de las distintas disciplinas de la escalada -boulder, velocidad, vías- “me gustan todas, pero en Argentina la que predomina es boulder”.
“Son muros bajos y no se trata de ver quién llega más rápido, sino de iniciar en una salida y llegar hacia un top, el final, donde va una toma determinada. El objetivo es salir y llegar sin caerse y haciendo la menor cantidad posible de pegues, de intentos”, ilustra. Cada boulder tiene una dificultad determinada dependiendo del “abridor”, puede ser de fuerza de técnica, de destreza, dependiendo lo que se quiera buscar.
Competencias, abandono y retome
Durante años, la vida de Lautaro transitó al ritmo de las competencias de escalada, con buena repercusión. Pero en 2018, un altercado con la Federación “bajó mi deseo de competir y me dediqué más a la escalada en roca, en el medio natural”.
En 2021 el “bichito” escalador picó de nuevo, allanó diferencias con la entidad que regula la actividad –“se ha acomodado bastante el tema burocrático”– y retomó las competencias en Córdoba, San Luis y La Plata.
Ese retorno de las ganas de competir lo llevó a ganar tres competencias en boulder, dos provinciales y el nacional. Evidentemente, la vuelta a la actividad no fue para este joven escalador un problema. Los próximos pasos de una carrera que se vio discontinuada son, por lo menos, promisorios.
“Seguramente empiece a competir de nuevo. Apuntamos a sudamericanos, panamericanos y abiertos en otros países, para ver a qué nivel podemos llegar a estar. Uno de los objetivos a futuro es abrir en competencias en las que no participe, ser abridor internacional y técnico en escalada, que se da en Europa, pero lo vamos a buscar”, completa.
En busca de apoyos
Lautaro Soria Sánchez integra el Club Puntano de Escalada Deportiva (CPED) y trabaja actualmente en un muro de Mendoza. Profesor de educación física y preparador físico, entrena a otros escaladores.
Para él, “la escalada es mi vida. Entreno en un muro, si puedo escalo todos los días y si bien la carrera deportiva la había dejado de lado, ahora he vuelto mejor que antes. Me siento mucho mejor de cuando dejé, físicamente y de la cabeza”, aseguró.
Con un nivel de exigencia altísimo, pero un espíritu amateur que obliga a gestionarse la actividad, la escalada deportiva argentina competitiva implica de mínima costear viajes y entrenamientos. “Es muy caro y por eso quiero buscar auspiciantes que me ayuden a llegar un poco más lejos”, se ilusiona.
Cada competencia es para este escalador un desafío “en el que no voy a competir, voy a ganar. Cuando entro en ese mundo me transformo”. Su ilusión es lograr los apoyos necesarios para llegar lo más lejos posible en este retorno a la actividad.
Fotos: Lautaro Sánchez