Leonardo Avezzano es originario del Sur de Italia, de la región de la Puglia.
Es fotógrafo y filmmaker de profesión, habiendo cultivado siempre el género documental de expediciones y aventura. Con background en marketing y negocios, pasó por ejemplo por la empresa Philips, en Amsterdam, donde reside.
“Esta es mi pasión, la aventura y contar historias” relata Leonardo no bien bajó de Aconcagua (6962 m, Argentina), en la calurosa ciudad de Mendoza.
“Aconcagua fue mi primera montaña, en el 2018, nada menos que con Nimsdai, Nirmal Purja, también como fotógrafo de la expedición. También el peruano Víctor Rimac integraba el team”.
En aquella oportunidad, la ventana de cumbre se les fue cerrando cada vez más. “Salimos para la cumbre desde Nido de Cóndores. En la cima nos encontramos con 90 km de viento y -50° de sensación térmica. Hicimos cumbre, pero fue muy pesado”.
“Esta montaña cambió mi vida” sentencia. “Luego de esta cumbre, muchas otras aventuras siguieron”.
Estuvo en Everest, y en muchas otras montañas en Himalaya, África, por todo el mundo. “Pero esta montaña es muy particular, porque no te perdona nada, no puedes cometer un solo error”.
En algún momento se vinculó con Zsofia Kollar en el proyecto Human Material Loop. “Ella me hablaba de esta nueva tecnología de utilizar cabello humano. Ella se focalizaba principalmente en lana”.
“Hablábamos de cómo hacerlo y por qué hacer lo que hacemos, qué queremos. Bueno, reducir la polución que genera la industria textil, por un lado”. Es el segundo sector más contaminante, después del petróleo.
Querían hacerlo ¿Y cómo lo harían?
“Haciendo asociaciones y colaboraciones con organizaciones, marcas, que ya están instaladas. Podemos generar un impacto más grande, en el menor tiempo posible”.
Probablemente sea la primera vez que se intenta. Zsofia, con un pequeño equipo en Holanda, creó un prototipo, una especie de chaqueta de mujer hecha completamente de cabello humano, como sustituto de la lana.
Una camiseta de lana precisa 26 pasos. Criar la oveja, alimentarla, cuidarla, obtener la lana, separarla, limpiarla de sangre, transportarla, etc. Sin hablar de la contaminación del agua y de la tierra.
Solo en Europa, con la cantidad de cabello que se tira en un año se podrían hacer 100 millones de camisetas. Sin contaminación de agua, sin crueldad animal y sin emisiones.
“Con esto de la pasión por la montaña, le propuse a Zsofia hacer una campera utilizando el cabello en lugar de la pluma. Era octubre. No había mucho tiempo. Hagamos un prototipo. Y también de pantalón. Para una bolsa de dormir ya no nos dio el tiempo”.
Resultados
“Tengo un respeto inmenso por esta montaña, no se puede jugar, mi última vez aquí hubo -50° y 90 km de viento”.
“Entonces, hicimos un test en Holanda. Pero una cosa es un test controlado y otra cosa es estar en la cima. Empecé a utilizar la campera desde Plaza de Mulas. Por las noches he estado muy abrigado. Luego en el ascenso, en Nido de Cóndores, a las 3 AM me he puesto la campera y los pantalones desde campo Cólera hasta la cumbre”.
Esta vez no fueron -50° pero sí -30°: “se comportó muy bien, el resultado fue impresionante para mí”.
Leonardo tenía un backup de campera “normal”, pero la prestó a su amigo italiano, Andrea Lanfri.
“Por momentos tenía demasiado calor, porque parece que los pelos humanos son más resistentes”.
Además, es más durable, el cabello más longevo que se ha encontrado, tiene 5.500 años. Y más liviano.
Planes
“No podemos decir cómo se fabrica o describir el proceso porque estamos en tren del patentar la idea”.
Otros alpinistas y guías en Aconcagua ¿qué decían?
“Lo primero que dicen es que estoy loco. O que es loco intentar esto porque es muy peligroso”.
“Seres humanos somos muchos en el mundo, y el impacto que causamos es enorme. ¿Podemos hacer algo? Intentamos esto, arriesgando incluso nuestra vida. Funciona”.
A todas las marcas y organizaciones en el mundo “les diremos que está esta posibilidad, tenemos esta tecnología, lo haremos para causar un impacto positivo en el mundo”.
No quieren ser una marca, quieren ser socios de otras marcas.
“Y si ninguna quiere hacerlo, entonces lo haremos nosotros”.
“Necesitamos restablecer el equilibrio que perdimos, porque no debemos decir salvemos al planeta, porque nosotros somos el planeta, somos parte de la naturaleza”.
“Sí, es un pequeño paso, pero para un impacto positivo. Lo llamamos revolución, y qué mejor país que Argentina para decir haremos una revolución, para nosotros, para el planeta donde vivimos”.