Nuevos y viejos amantes de la montaña encuentran en El Challao, Las Heras, una fórmula atractiva para despuntar el vicio del senderismo y el montañismo: circuitos y cerros ideales para prácticas de todo tipo, a escasos 15 minutos del centro de la ciudad.
Tan cerca y tan convocante que es posible acceder cualquier domingo o feriado en el micro 114-115 hasta las inmediaciones del cerro Arco, y desde allí emprender cualquiera de las muchas posibilidades que ofrece el piedemonte mendocino.
Una variante interesante, sobre todo para principiantes o novatos, es sumarse a cualquiera de los muchos grupos de senderismo que se convocan para encarar los diferentes cerros y circuitos.
Así fue como CUMBRES compartió un domingo con el grupo Econsenderismo Luján, dependiente del municipio, que conduce el experimentado guía de montaña Santiago Díaz, junto a sus colaboradores Víctor y Martín, en el cual el objetivo fue el cerro Santo Tomás de Aquino, en rigor de verdad un morro intermedio entre el cerro Arco y el Gateado que andinistas del colegio Santo Tomás de Aquino de Mendoza bautizaron y colocaron una cruz en su cumbre, de 1.668 msnm, un bello mirador y una buena ruta para subir el Gateado desde la quebrada de Isidris.
La cita fue a las 9 de la mañana del domingo 11 de mayo en La Puerta de la Quebrada, el bello lugar de encuentro de montañistas al pie del cerro Arco que administra el entrañable Domingo Álvarez junto a sus hijos.
La salida consistió en la modalidad trekking de ecosenderismo con ascensión moderada y fue diseñada para personas que se inician en la montaña, con un mediano estado físico. Cada uno de los 22 participantes munido de su mochila con agua, merienda, abrigo y cámara de fotos, arrancó la marcha bajo una tenue llovizna y con sobrado entusiasmo.
La marcha por el cauce seco que conduce a la piedra Isidris fue amena y relativamente rápida. Las breves paradas fueron aprovechadas por Santiago Díaz para explicar las particularidades del andar, del equipo y la indumentaria, del paisaje, brindando consejos adecuados para una caminata cómoda y eficaz.
Tras sortear un inesperado alambrado, comenzó el franco ascenso que condujo al grupo hasta pasados los 1450 metros de altura, ingresando definitivamente en la nube misma. Los últimos 400 metros antes de la cumbre fueron casi a ciegas por la senda empinada. Habían pasado 3 horas desde la salida de la base del Arco.
En la cima misma del Santo Tomás el grupo fue todo alegría con las consabidas fotos, el testimonio escrito del ascenso, una frugal merienda compartida y emprender el regreso, ante la atenta mirada de un grupo de caballos que allí pastaba desinteresadamente.
Para la vuelta se decidió transitar el filo mismo hacia el Arco, siempre dentro de la nube, y desde la cima del cerro de las antenas la bajada por el camino vehicular que utilizan los técnicos y las empresas que brindan los vuelos en parapente. A las 15:30 el contingente arribó, cansado pero feliz, a Puerta de la Quebrada, donde por si fuera poco esperaba una grata sorpresa: un almuerzo show de tangos y recitados. Inmejorable epílogo para una jornada de trekking y cumbre en gratísima compañía y a 15 minutos de la capital mendocina.