En 1995 un avión Fokker impactó contra la Quebrada La Irma, muy cerca del cerro Champaquí. Los 52 ocupantes murieron. En esta nota, viaje al sitio donde yacen los restos del accidente.
Por Adrián Camerano
Una caminata relativamente breve y sin mayor esfuerzo permite visitar los restos de la mayor tragedia aérea de la historia de Córdoba. Se trata del Fokker de la Fuerza Aérea que se estrelló en 1995 en las Sierras Grandes, muy cerca de la cumbre más alta de esa provincia argentina, el cerro Champaquí.
Aquel día murieron los 52 ocupantes, y nació la costumbre de peregrinar, mochila al hombro, al lugar donde aún hoy yacen los restos del accidente.
Un camino que se adentra en las sierras
El recorrido es sencillo. Partiendo desde Villa Yacanto, departamento Calamuchita, en vehículo es posible ascender por el irregular camino de montaña Los Linderos hasta el puesto Tres Árboles, que se encuentra a 2.330 metros sobre el nivel de mar.
Allí es posible dejar el vehículo, degustar algunos alimentos caseros e iniciar la caminata por el mismo camino Los Linderos. Una hora después, la primera parada es un sector llamado La Bifurcación, a 2.709 msnm.
Luego hay que desviarse del camino y tomar una huella que sale a la izquierda (rumbo Sur) que se va estrechando hasta convertirse en un sendero poco marcado.
En ese punto, las opciones que nos presenta esta excursión son dos: caminar unos 6 kilómetros hasta la cruz blanca que marca el sitio donde se estrelló el avión, y regresar a pernoctar a mitad de camino, para regresar al punto de partida al día siguiente. O hacer noche a mitad de camino, para iniciar la segunda jornada visitando el sitio exacto y retornar al punto de partida.
Personas muy entrenadas y con experiencia en la zona pueden hacer todo en el día, aunque no es lo más recomendable.
En el camino, además de apreciar bellas vistas del Valle de Traslasierra y las poblaciones cercanas (Villa Dolores, San Javier, La Población), existen cuevas donde pernoctar y algunos exiguos sectores donde armar la carpa y pasar la noche.
El recorrido atraviesa una pampa de altura pródiga en humedales y mallines, por lo que es conveniente utilizar calzado impermeable, o llevar al menos dos pares.
La inmensidad del dolor
Si bien la caminata es sencilla, conviene ir prevenido: los restos no se divisan a simple vista, sino que es necesario adentrarse unos metros en la majestuosa Quebrada La Irma, un accidente geográfico sobrecogedor, que sobrevuelan los cóndores.
La cruz blanca es la referencia exacta, y también un par de monolitos que dan cuenta del accidente. En ellos, impacta una placa con la nómina de las 52 víctimas, y estremecen algunas pertenencias de los pasajeros que se mantienen en el lugar, a modo de recordatorio: zapatillas, juguetes y prendas nos remiten a esas vidas truncadas por un accidente que aún hoy se recuerda con congoja.
Cuentan en la zona que una tormenta de esas que suelen nacer en las Sierras Grandes afectó el derrotero del Fokker, que terminó estrellado contra la ladera del cerro San Agustín.
Desde varias poblaciones de Traslasierra vieron la bola de fuego que devino del accidente. Las tareas de auxilio de baquianos y rescatistas fueron vanas: las muertes fueron instantáneas.
Por cómo están dispuestos los restos del fuselaje aun pasado un cuarto de siglo, el Fokker se estrelló de punta contra la sierra; los hierros se funden con el suelo rocoso y dan una pauta de la violencia del impacto.
Hoy, visitar la zona genera automáticamente un manto de congoja, silencio y respeto, pese a que no hayamos conocido a ninguno de sus ocupantes.
Misma matrícula, dos accidentes
El Fokker F 27 TC-72 de la Fuerza Aérea había salido del aeropuerto de Comodoro Rivadavia con destino a Córdoba. Trasladaba a siete suboficiales junto a sus familias.
Iban a una fiesta por las Bodas de Plata de la promoción 35 de la escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea. Pero el destino les tenía reservado otros planes.
Quizás la matrícula -MK400M- estaba maldita. En 1975 otra aeronave de la Fuerza Aérea con ese registro se había estrellado contra el Cerro Pilcaniyeu, en Bariloche. Como en Córdoba, no hubo sobrevivientes, y las víctimas fueron 52.