Llegar alguna vez al famoso Campo Base de Everest es seguramente el sueño de muchos montañistas. Sin ser un atleta extremo o un acaudalado millonario, este trekking de mediana dificultad permite conocer una milenaria cultura y paisajes increíbles. Y contemplar de cerca la esbelta silueta del monte más alto del mundo.
Dicen que es imperdonable transitar por este mundo sin visitar, alguna vez en la vida, el Campo Base de Everest. Y contemplar al alcance de la mano la enhiesta figura de la montaña más alta del mundo, de 8.848 metros, en el límite entre Nepal y China. Ese objeto de culto de los amantes de las montañas, de cualquier condición.
No digamos que hay que escalarlo, pues para eso se requiere o ser un deportista de elite, o tener muchísimo dinero. Pero el trekking de aproximación que culmina en el famoso campo base es una alternativa bien convincente y posible.
El alpinista brasileño Moeses Fiamoncini desde hace un tiempo viene formando grupos de interesados en vivir este incomparable trekking. Cumplir el sueño de aproximarse al monte más emblemático del planeta. Y de paso conocer una cultura rica e interesante como la nepalesa, y sus paisajes de inigualable belleza.
Un trekking de sueños
El trekking es accesible, de dificultad media. Es decir que lo puede hacer cualquier persona sana con un nivel medio de condición física.
Serán dos semanas a través de bosques, planicies, trepadas y descensos hasta llegar al propio pie del Everest y su legendario BC. “Presenciar ese silencio, reconocer la belleza y sentir la energía de las montañas son experiencias únicas” define Moeses Fiamoncini, un habitué de Everest en los últimos años.
En total el periplo se divide en caminatas diarias de 5 a 6 horas, con descansos para comer y descansar. Por las noches, el pernocte es en cómodos hostales sherpas, de familias siempre muy receptivas, amables y con alimentos frescos y menú variado.
El proceso de aclimatación para este trekking al CB de Everest es muy cuidadoso, buscando garantizar seguridad, comodidad y bienestar.
El itinerario incluye la contemplación de algunas de las montañas más bellas del mundo como Ama Dablam (6,812), Lhotse (8516), Pomari (7,161) y Nuptse (7,855). Y, además, visitas guiadas a algunos de los legendarios monasterios de la región.
Aproximación y aclimatación
El primer día, luego de la recepción en el Aeropuerto de Katmandú y traslado al hotel, Fiamoncini encabeza una reunión para delinear detalles y actividades diarias. Ese día y esa noche se destinan a explorar la ciudad y recorrer sus calles.
Al día siguiente se vuela a Lukla, puerta de entrada a la región de Everest. Con rumbo Norte, a través del valle de Dudh Kosi, comienza el trekking hacia el pequeño pueblo de Phakding para pasar la noche.
En la jornada posterior el objetivo es Namche-Bazar, ya a 3.440 m. Cruzando colinas y puentes colgantes, ese día será la primera oportunidad de divisar por primera vez el Everest.
El programa dispone de un día de aclimatación en Namche-Bazar, con caminata hacia Syangboche y Everest View Hotel, desde donde hay un impresionante panorama del Everest, Lhotse, Ama Dablam, Konde, Kangtega, Thamserku y Tawoche. Después del regreso a Namche, la tarde queda libre para descansar o explorar la ciudad y alrededores.
Al sexto día se asciende hasta los 3.867 m de Tyangboche, lugar de alojamiento. Y al siguiente, tras pasar por Pangboche, atravesar el bosque, cruzar el río Emja Khola, llegar a Shomare y cruzar nuevamente el río, se arriba al atardecer a Dingboche, a 4.530 m.
Llegada al Campo Base de Everest
Ya el trekking transcurre definitivamente por la alta montaña. El destino en la séptima jornada es el pueblo de Dughla y luego, con una empinada caminata, Lobuche. Desde allí, a casi 5.000 metros, es posible ver el glaciar Khumbu.
El día 9 comienza con dirección Norte siguiendo la impresionante cascada de hielo del Khumbu. Tras la llegada a Gorak Shep (5180 m), el resto de la tarde se destina al descanso y aclimatación.
Al día siguiente el grupo se dirigirá al pico Kala Patar, desde cuya cumbre de 5.555 m se obtiene la clásica postal del Everest. Impresionante y sorprendente.
Finalmente, en el día 11 se llega al Campo Base de Everest, a 5.364 m. El recorrido corre adyacente a la morrena de la cascada de hielo de Khumbu, con columnas de bloques congelados formando un bosque de hielo virtual.
Ya en el famoso campamento, una opción que ofrece Moeses es la experiencia de escalar el hielo en la cascada Khumbu, con un previo entrenamiento. La actividad es muy recomendable. Porque, además, se pueden experimentar algunas de las dificultades que enfrentan los escaladores que intentan ascender el Everest.
Tras pasar una noche en la altura del Campo Base de Everest, comienza el retorno por el mismo camino. Que esta vez demandará sólo 3 días. Y la última jornada es libre en el valle de Katmandú. Para recorrer y celebrar.
Moeses Fiamoncini
El alpinista brasileño Moeses Fiamoncini tiene gran experiencia en trekking, escalada y alpinismo. En 2002, dejó su trabajo como gerente de empresas, armó su mochila y salió a explorar el mundo. Desde entonces, ha recorrido más de 80 países y adquirido un profundo conocimiento cultural y profesional.
Actualmente lleva a cabo el proyecto Himalayas 8000, escalar las 14 montañas más altas del mundo, de más de 8000 metros de altura. Todas en las cadenas de Himalaya y Karakoram, entre Nepal, Pakistán y China. Hasta ahora ha ascendido cuatro, y será un logro sin precedentes para el alpinismo de Brasil.
Moeses fue el primer brasileño en escalar el Manaslu (8.162 metros), la octava montaña más alta del mundo, y luego el Nanga Parbat (8,126 metros) sin la ayuda de oxígeno suplementario.
En 2019, durante un período de 62 días, escaló tres montañas por encima de los 8000 metros. Una hazaña histórica para el alpinismo brasileño. En mayo llegó a la cumbre del Everest. Y en julio a la del K2 (8.611 metros), segunda más alta del mundo, sin O2 suplementario.
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Moeses Fiamoncini
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